Primer Ministro francés Édouard Philippe |
La noticia es muy vieja, pero sus ecos nos llegaron asordinados, por lo que vale la pena reiterarla. Se anuncia en un suelto de eldiario.es,
publicado en España el 23 de noviembre de 2017. Allí, en la bajada de la nota,
se lee: “La Academia francesa de la Lengua ya se había posicionado en contra,
calificando el uso del pronombre neutro como una ‘aberración inclusiva’”.
El Gobierno francés prohíbe
el lenguaje inclusivo en sus textos oficiales
El primer ministro francés, Édouard Philippe, ordenó la
prohibición esta semana del llamado “lenguaje inclusivo” en los textos
oficiales, contra el que ya se había alzado la Academia de la Lengua. En la
circular, el jefe del Ejecutivo invita a rechazar ese tipo de escritura, que
incorpora un sufijo femenino en un sustantivo masculino, en favor de una mejor
comprensión del contenido.
“Más allá del respeto del
formalismo propio de las actas de naturaleza jurídica, las administraciones
dependientes del Estado deben adecuarse a las reglas gramaticales y
sintácticas, principalmente por razones de inteligibilidad y de claridad”,
apunta. La única excepción será la relacionada con la publicación de
convocatorias públicas de empleo, donde sí se incluirá el masculino y el
femenino para evitar caer en una preferencia de género.
El lenguaje inclusivo había sido defendido en Francia en círculos
feministas, para quienes el lenguaje masculino no es neutro e implica una “invisibilización”
de las mujeres. La publicación de un manual escolar el pasado marzo en el que
por primera vez se optaba por ese tipo de escritura considerada “no sexista”
puso de nuevo en el foco mediático las reivindicaciones de esos grupos.
La Academia francesa de la Lengua, no
obstante, se posicionó claramente en contra en un comunicado difundido a
finales de octubre. Sus 40 miembros, los llamados inmortales, alertaron de que “ante
esta aberración 'inclusiva', la lengua francesa se encuentra ahora en peligro
mortal y nuestra nación es, desde hoy, responsable ante las generaciones
futuras”.
“Si ya es difícil aprender una lengua, ¿qué
sucederá si en su uso se añaden los sufijos alterados?”, denunció esa
institución, fundada en 1635 por el cardenal Richelieu para velar por el
mantenimiento de la lengua francesa.
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