Si los lectores de este blog consultaran la columna de la derecha, en el índice de temas y entradas hay toda una serie que se llama “Por qué no hay que usar el Diccionario de la Real Academia Española”. Allí, durante meses, a lo largo de 2019, ofrecimos diversos ejemplos de malas definiciones, errores de todo tipo y, por supuesto arrestos de nacionalismo ibérico que francamente dan náuseas. La suerte quiso que hoy nos topáramos con otro.
Buscando la palabra “charro”, hete aquí que dimos con las siguientes definiciones:
1. adj. Aldeano de Salamanca, y especialmente de la región que comprende Alba, Vitigudino, Ciudad Rodrigo y Ledesma. U.t.c.s.
2. adj. Perteneciente o relativo a las aldeas de Salamanca o a los charros. Traje charro. Habla charra.
3. adj. Dicho de una cosa: recagada de adornos, abigarrada.
4. adj. Méx. Propio del charro (jinete).
5. M. y f. Méx. Jinete o caballista que viste traje especial compuesto de chaqueta corta, camisa blanca y sombrero de ala ancha y alta copa cónica, con pantalón ajustado para los hombres y falda larga para las mujeres. U.t.c. adj.
6. f. Hond. Sombrero común, ancho de falda y bajo de copa.
Vale decir: pese a las
promesas y juramentos que Pedro Álvarez de Miranda Gándara, el director del DRAE, hiciera
en el Congreso de la Lengua de Córdoba (Argentina), de 2019, cuando se le
reclamó el papel privilegiado que tienen los significados españoles respecto de los hispanoamericanos, en la edición de 2021, a) se siguen privilegiando los
usos españoles, por insignificantes que sean y b) se indica Mex. (por
mexicanismo) o similares, aun cuando la acepción de la que se habla sea mucho
más común y universal que el limitado uso español, porque, al menos en este
caso, convengamos que la palabra “charro” y su acepción mexicana comprende a
muchos más hablantes que los que simplemente se refieren al gentilicio en
cuestión.
Por estas cosas, entre
muchas otras, no hay que usar el Diccionario de la Real Academia española.
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