Décimo primer día de la encuesta
Los traductores y la inteligencia artificial (11)
LAURA FÓLICA (Argentina - residente en España)
1) ¿Qué tan familiarizada está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en lo que a traducciones literarias se refiere?
No estoy muy familiarizada con el tema IA, tal y como se la conoce ahora. Sí que conozco herramientas de traducción automática, como las memorias de traducción que ya llevan buenas décadas en uso, los diccionarios electrónicos, los traductores que usan deep learning. Dado que estas “herramientas” ya están hace tiempo en el entorno de trabajo de los traductores, creo que tenemos algo de ventaja en pensar posibles usos, sesgos y perversiones. Por ejemplo, irrita que las memorias de traducción, tipo Trados, sean promovidas como “agilizadores de tiempo” para traductores, cuando, a nivel empresarial, loque se busca es un control más preciso del proceso de traducción (y no sólo del producto) y, por tanto, un pago diferencial (y menor) entre palabra nueva y palabra ya usada en la propia memoria que los propios usuarios han ido armando. Es decir, cuanto más se traduce con la memoria de traducción, menos se cobra.
2) ¿Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?
Depende, de qué depende…Es útil porque, como decía, acorta tiempos debúsqueda, se integra al espacio real, móvil y actual de los traductores. Ahora puedo traducir desde un tren (cosa que me toca hacer en estos días). También las fuentes de consulta se diversifican y se extienden casi infinitamente. Esto vuelve urgente que tomemos conciencia de nuestros usos, de nuestras tomas de partido, de los sesgos de las herramientas. Estaría bueno entender qué hacemos como usuarios, cuándo acudimos a las referencias en papel, cuándo y qué fuentes digitales buscamos. Así, evitamos seguir pensando que reproducimos una práctica laboral e intelectual que ha cambiado. Ahora bien, uno de los riesgos es creer, desde un tecnoptimismo hegemónico, que la aceleración de tiempos de ese “entorno-más” de medios electrónicos como extensión del hombre (como diría MacLuhan traído por Woody Allen) redunda en beneficios liberadores para sus usuarios. Por el contrario, el acortar procesos de búsqueda, por ejemplo, no necesariamente repercute en mejores más calmosas condiciones de trabajo. Si nos ponemos apocalípticos, ¿las editoriales podrán seguir dando plazos asumibles por un traductor con cuerpo? ¿O esto ya será un lujo para unos pocos traductores con nombre?
3) ¿Cree que la IA supone un riesgo para la profesión? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?
No sé si es un riesgo, pero si implica repensar la práctica. En ese sentido, es una oportunidad para ver qué espacios se negocian y cuáles no. A nivel docente, por ejemplo, no se puede dejar de asumir que estas herramientas se usan, por lo tanto, hay que pensar honestamente cómo enseñar a traducir, qué ejercicios son los que permiten aprender el proceso de un modo actualizado. Es decir, hay que enseñar a establecer criterios de búsqueda en materiales de referencia, entender las fuentes, el modo de documentarse, sus limitaciones. Ahora bien, ¿importan para enseñar a traducir? ¿O hay que dar clases de postraducción o posedición? ¿La posedición ha de entrar en los programas de formación o esto ya significa tirar la toalla? También, obviamente, reflexionar sobre la IA asociada a la traducción implica pensar cómo entendemos (ella y nosotros) el lenguaje, la literatura, el aprendizaje, la traducción.
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CARLOS GAMERRO (Argentina)
1) ¿Qué tan familiarizado está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en lo que a traducciones literarias se refiere?
No demasiado. He hecho algunos experimentos con poesía medida y rimada, los resultados fueron bastante decepcionantes. Puede ayudar a salir del paso en algunas cuestiones muy puntuales: hace poco, traduciendo el Acto II.ii de Antonio y Cleopatra, buscaba el equivalente español de "snaffle" (un tipo de brida de caballo) y a pesar de mis búsquedas en Google no terminaba de encontrarlo; así que le pregunté a Chat GPT y me contestó que la palabra buscada era "filete", fundamentándolo además con explicaciones muy completas; con esa indicación volví a Google y pude comprobar que era la opción correcta. El problema es que si pongo "filete" en la traducción todos van a pensar que Octavio manejaba Roma a los bifes. Como propone el experto en IA Stuart Russell, lo fundamental es que el operador humano siempre tenga la última palabra.
2)¿ Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?
Sí, es útil, aunque por ahora la vengo utilizando más para escribir ficción que para traducir. No para escribir ficción en general, pero como estoy escribiendo una novela de ciencia ficción donde hay un programa de IA que escribe historias, exploro lo que hacen estos chatbots para ver 'como piensa la máquina'.
3) ¿Cree que la IA supone un riesgo para la profesión? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?
En mi caso, traduzco por gusto y desafío, como otros hacen crucigramas o sudoku, y para mantener afinadas mis facultades verbales, asi que seguiría haciéndolo aunque me demuestren que ChatGPT lo hace mucho mejor. Como dijo el campeón mundial de go Lee Sedol tras ser derrotado por el AlphaGo: "La equitación no acabó con el atletismo. Corremos por placer". Imagino que pueda ser un riesgo para otras formas de traducción mas formuláicas como las legales, comerciales y científicas, ya que estos programas lo hacen bastante bien y por un tema de costos podrían 'reemplazar' al traductor humano. Imagino también que puede ayudar a los traductores literarios a avanzar más rápido con primeras versiones, y a ofrecer opciones tal vez inesperadas a cada paso. Aunque en mi experiencia las traducciones de estos programas son bastante convencionales, además de moralistas. Una vuelta le pedí a ChatGPT una escena de zoofilia y se negó de plano. Habría que probar qué pasa si lo alimentamos con unas páginas de Sade.
SILVANA FRANZETTI (Argentina)
1) ¿Qué tan familiarizada está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en lo que a traducciones literarias se refiere?
La IA está presente desde hace décadas en varias herramientas digitales que uso para traducir poesía, desde navegadores, traductores hasta distintos tipos de diccionarios, aunque por ahora no usé chatbots de IA generativa.
2) ¿Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por
qué no?
Para la consulta de datos, como léxico, etimología o información, e incluso ciertos usos de la lengua en contexto, la IA reduce el tiempo de búsqueda, no es poco pero es solo una de las dimensiones de la práctica de traducción. En cambio, no me resulta una herramienta útil en las demás dimensiones —desde las estrategias de lectura hasta la interpretación—, donde se ponen en juego facultades, habilidades y competencias que hacen que el texto trascienda la traducción lineal y se transforme en un poema traducido.
3) ¿Cree que la IA supone un riesgo para la profesión? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué
no?
Ejerzo la traducción de poesía no como profesión, sino como oficio; sin embargo en ambos casos siempre es necesario reflexionar acerca de las herramientas que manejamos, en esta esfera alcanzaría con una reflexión crítica y responsable acerca de la práctica. Sin duda, los riesgos se sitúan en la industria, en otras dos esferas, la del mercado laboral, con la pérdida o reconversión de puestos de trabajo, y la de la fabricación del hardware de estas herramientas, que implica la extracción indiscriminada de minerales de existencia finita, la contaminación de agua, y demás.
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