martes, 1 de junio de 2010

Lo que vale la pena traducir

Allá por la prehistoria –vale decir, el 25 de junio de 1999–, Juan Gabriel López Guix publicó un brevísimo texto en El Trujamán, que ahora, gracias a la nueva ordenación en items temáticos a la que la publicación virtual ha sido sometida, resulta más fácil localizar. Como de costumbre, muy pocas palabras le han sido suficientes al administrador del sitio dedicado a Saki (http://sakipedia.blogspot.com/) para decir lo suyo y lo bueno, como de costumbre, es que sus ideas nos ayudan a pensar más allá de los lugares comunes sobre la traducción.

El loco y el lápiz

Fue el poeta Robert Frost (foto) quien dijo aquello de que poesía es todo aquello que se pierde en la traducción. Como frase no está mal. Con ella Frost se une a quienes consideran la traducción como un proyecto inherentemente fallido. No se trata de una imposibilidad absoluta o filosófica, al estilo de Ortega o Schleiermacher, quienes hablan de la traducción como una empresa «utópica» o «descabellada» en el sentido de considerar como tal toda empresa humana; sino de una afirmación literal: la poesía es intraducible.

No obstante, es mucho menos arriesgado sostener que la poesía es intraducible... para casi todos. (Del mismo modo que es imposible para casi todos hacer los cien metros en menos de diez o doce segundos; lo cual no excluye que el entrenamiento pueda servirnos para mejorar nuestras marcas.) Lo cierto es que siempre habrá un loco con un lápiz capaz de lograr cosas asombrosas. Y, en el camino, hacer que su solución parezca sencilla.

Quizá resulte más acertado afirmar que poesía es todo aquello que merece ser traducido. Y como frase tampoco está mal.

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