martes, 1 de abril de 2014

Van marchando dos latinoamericanos al mandarín

En un artículo sin firma, publicado el 23 de marzo pasado por el diario Excelsior, de México, se comentan sendas traducciones al mandarín de los autores latinoamericanos Santiago Roncagliolo y Bernardo Fernández. Según la bajada de la nota, “La presencia de los escritores latinoamericanos en Pekín es una muestra, aseguran, de que la literatura en español tiene cada vez más fuerza entre el público lector de la nación asiática”.

Publican obras de Bernardo Fernández
y Santiago Roncagliolo en mandarín

Santiago Roncagliolo
PEKÍN, 15 e marzo.— Los escritores Santiago Roncagliolo (Perú) y Bernardo Fernández BEF (México), compartieron en Pekín sus experiencias como creadores literarios, con la certeza de que tanto la narrativa hispánica y china, como sus respectivos públicos, están mucho más cerca de lo que geográficamente muestra el mapa.

“Cuanto más tiempo paso aquí, más me convenzo de que es donde está el futuro de la humanidad”, dijo durante un coloquio en el Instituto Cervantes de Pekín el dibujante y novelista mexicano BEF.

Bernardo Fernández
Frente a una sala abarrotada y moderados por el académico y traductor chino Wei Ran, Roncagliolo y Fernández departieron acerca de sus vivencias como escritores, muestra de que la literatura en español tiene cada vez más fuerza entre el público chino, representada por clásicos pero también por jóvenes promesas.

Tanto la obra Ojos de Lagarto (2009), de Bernardo Fernández como Abril rojo(2006), de Santiago Roncagliolo, han sido recientemente traducidas al mandarín, lo que a buen seguro les acercará aún más al heterogéneo lector chino.

“Solo espero que se diviertan mucho... El libro está lleno de pequeñas sorpresas. Los lectores muy agudos descubrirán que hay una referencia directa a Batman y Spiderman”, dice durante la mesa redonda BEF.

Por su parte, Roncagliolo considera que venir a China a compartir su obra, y más aún tener un libro traducido al mandarín (un mercado hasta hace no mucho prácticamente impenetrable), es “una oportunidad de acercarme un poco a un lugar fascinante, y también de sacar nuevas historias para escribir”.

“Algo escribiré sobre esto, seguro”, asegura en entrevista tras el coloquio.

Su novela Abril rojo (premio Alfaguara 2006), que se desarrolla durante un proceso de elecciones y de Semana Santa del año 2000, pero que refleja las secuelas de los enfrentamientos civiles que se vivieron en Perú entre los años 80 y los 90, llevó a Roncagliolo a pensar que pudiese haber algún problema con la censura china, pero no fue así.

Habla el narrador, en concreto, de las referencias a la organización terrorista peruana Sendero Luminoso, cuya tendencia ideológica es marxista, leninista y maoísta, pero que “al no haber sido apoyada por China, nadie se ofende”.

El escritor insiste en que venir a China “es increíble, porque, además, brinda la oportunidad de venir a lugares que no conocerías de otra manera, y en este caso a un sitio en el que se está decidiendo nuestra historia mundial”.

“Son maneras de conocernos, sentarnos en una mesa e ir hablando con la gente. Se van tejiendo redes culturales que resultan en cosas muy interesantes”, agrega Roncagliolo, y añade que, además, uno se puede acercar más a China, “que es complicada y sus coexistencias son difíciles de desentrañar”.

El escritor peruano reitera su orgullo sobre que una de sus novelas haya sido traducida al mandarín. “Es impactante, muy poca gente está traducida al chino, pero creo que cada vez serán más”, asegura.
“Asia es muy importante y muy joven”, apunta, a la espera aún de una semana de eventos y firmas de libros, como su colega BEF, en el país asiático.



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