Un
interesante artículo de Daniel Gigena
–publicado en el diario La Nación , del 14 de
mayo pasado– que da cuenta del fenómeno editorial que están produciendo las
editoriales universitarias argentinas.
Los sellos
universitarios crecen
en las grietas
de las editoriales comerciales
Hasta
hace pocos años, el libro publicado por las universidades satisfacía sólo
necesidades curriculares, pero desde 2010, con el desarrollo de sellos propios,
las universidades se ocupan –además– de la literatura, la divulgación
científica, las ciencias sociales y las artes visuales con ejemplares que
apenas superan los 200 pesos, en volúmenes de calidad, con notas críticas,
anexos e imágenes.
Más que ganancias, las editoriales universitarias han buscado
hasta ahora construir una marca para sus sellos y darles prestigio con un
catálogo original. En la Feria
del Libro que terminó el fin de semana, stands como el de la Red de Editoriales de las
Universidades Nacionales (REUN) y el de Unsam Edita –que obtuvo el premio al
mejor institucional– convocaron a nuevos lectores con títulos como Ejercicio
plástico, ensayos sobre muralismo compilados por Néstor Barrio y Diana
Wechsler; El
hilo grabado, un clásico de Fina Warschaver, o una antología de textos de
Luis Gudiño Kramer. Oche Califa, director cultural de la Fundación El Libro,
adelantó que en 2016 ocuparán un lugar aún más visible.
Según datos de la Secretaría de Políticas Universitarias, en el
país existen hoy 53 universidades nacionales y 49 privadas. Entre las primeras,
reconocidas por el Consejo Interuniversitario Nacional –del que depende la REUN –, 42 tienen editorial
propia. Y 32 entre las privadas. Estos sellos producen alrededor de 1900
novedades por año, cantidad que representa cerca del 9% de los títulos
registrados en la
Argentina. El 60% de las editoriales está en proceso de
profesionalización; el 20%, como la de la Universidad de
Avellaneda, la de Tierra del Fuego o la de Río Negro, en proceso de creación.
El 20% restante corresponde a las consolidadas: la de la Universidad del
Litoral, la de la Universidad
de La Plata ,
Eduvim (de Villa María), Ediunc (de Cuyo), la editorial de la Universidad de
Quilmes, Unsam Edita (de la Universidad Nacional de San Martín) y Eduner (de
Entre Ríos).
"La principal incidencia es en materia de
bibliodiversidad –opinan Guillermo Mondejar y Gustavo Martínez, de Eduner–. Las
editoriales universitarias publicamos títulos que el sector comercial
difícilmente consideraría para sus catálogos. Muchas universidades asumimos la
edición de obras olvidadas, que suponen un trabajo de largo aliento en cuanto a
la investigación y rescate de autores y textos." Eduner ha sacado obras de
Amaro Villanueva, Juan José Manauta, Juan L. Ortiz y Francisco Madariaga, entre
otros. Paralelamente, la Unsam
prepara el lanzamiento de Letras, colección dirigida por el Nobel J.M. Coetzee,
con títulos de poesía y narrativa de escritores del hemisferio sur para un
público amplio.
Eudeba, en verdad una sociedad mixta, ha actuado como modelo
de las editoriales universitarias. Su stand en la feria, construido por
Corradini & Asociados, obtuvo el primer premio para puestos de más de 100 metros cuadrados .
Allí se destacaba la presentación de Boris, la primera tableta para sus e-books.
"La universidad, cuando decide intervenir en el campo editorial, lo hace
con el objetivo de cumplir su misión principal, que es promover, preservar y
difundir la cultura", dice Gonzalo Álvarez, presidente de Eudeba. Y
agrega: "Si bien las editoriales universitarias comparten características,
también tienen importantes diferencias, ya que en definitiva el proyecto tiene
que ser pertinente con el de la universidad en la que se inserta".
Esas diferencias, opina Flavia Costa, fundadora de la
editorial Unipe (Universidad Pedagógica), se vinculan con el grado de
profesionalización de las editoriales, que hasta hace poco se consideraban
ajenas al circuito de distribución y venta de libros. En los últimos años, el
progreso de estas publicaciones impulsó la capacitación de profesionales –muchos
de ellos docentes– en cuestiones relativas a la rentabilidad. Como el
presupuesto de las editoriales depende del rectorado o de las secretarías
académicas, se deben sortear varios obstáculos, desde la contratación de un
libro hasta su puesta en circulación. Licitaciones, diseños de tapa e
impresión, contratos de personal demandan un tiempo y un esfuerzo que los
sellos comerciales allanan por completo. "En las universidades ganar
dinero con la publicación de libros estaba mal visto hasta hace poco",
comentan. Ese tabú empieza a romperse en beneficio de la construcción de
catálogos. Las menos favorecidas se financian con fondos de programas de
investigación o de ventas de apuntes.
Mónica Aguilar, responsable del equipo editorial de la Universidad de
Quilmes, aporta algunos datos: "La editorial de la Unqui publica entre 25 y 30
títulos por año, y ya posee un catálogo vivo de más de 200 libros". Agrega
que en los últimos años el porcentaje de recursos por ventas aumentó de un 20%
a un 50%.
Libros insignia
"La
edición universitaria en la
Argentina debía aprovechar el proceso de polarización entre
las editoriales multinacionales y las editoriales comerciales de capital
nacional, que tienden cada vez más a dejar de lado libros de fondo, que
necesitan publicar cada vez más best sellers que
compitan contra los tanques de las corporaciones –dice Carlos Gazzera, director
de Eduvim y coordinador de REUN–. La edición universitaria se debe ubicar en
esas grietas, entre esos extremos, y construir desde allí un núcleo de
fortaleza."
De cara al futuro, la
REUN intentará consolidar el Foro Mundial de la Edición Universitaria
en la Feria del
Libro de Fráncfort y construir, junto con la Asociación de
Editoriales Universitarias de América latina y el Caribe (Eulac), políticas
regionales para la promoción del libro. La edición universitaria duplicó su
producción respecto de 2010. Pasó de 1000 a 1903 novedades, con tiradas que van de
los 200 a
los 300 ejemplares. "En los próximos años alcanzaremos el umbral de los
350 o 400 ejemplares de promedio por título. Pasaremos de ser un puñado de
editoriales con presencia en la cadena comercial a ser más de 20 sellos con
distribución", comenta Gazzera.
Editores de universidades públicas y privadas coinciden en
que el paso obligatorio en la tarea de promoción cultural es convertir las
editoriales universitarias en empresas competitivas dentro de un mercado
concentrado, con profesionales capacitados en el cuidado del libro.
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