viernes, 29 de noviembre de 2013
¿De que "español" hablan? (2)
Segunda parte del trabajo publicado ayer, presentado por Juan Carlos Moreno Cabrera (1956), lingüista español y catedrático de Lingüística General en la Universidad Autónoma de Madrid, durante el I Simposi Internacional sobre Situació i Perspectives del Plurilingüisme a Europa (València 2008).
De la cuna a la cuña.
Brevísima relación del nacionalismo lingüístico español
(Segunda parte)
4. LAS CINCO VOCALES
DEL ESPAÑOL
Otro de los tópicos más conocidos y utilizados del nacionalismo
lingüístico español es la idea de que el sistema pentavocálico del español
(surgido del sistema heptavocálico del castellano antiguo; Penny, 2006: 63)
estándar facilita grandemente el aprendizaje y uso de esta lengua, lo cual es
una característica que puede explicar parte de su extensión y pujanza.
Esta idea procede de Menéndez Pidal y, tal como he mostrado recientemente
(Moreno Cabrera, 2008: 79), es aceptada sin reservas por algunos
filólogos y académicos en la actualidad. Curiosamente, esta característica la
comparte el español con el euskera, compañero de glosas, según la
ideología del nacionalismo lingüístico español. Sin embargo, en el caso de esta
lengua, no parece que este rasgo haya sido esecialmente importante para su
expansión. Al contrario, el euskera ha ido viendo reducido su territorio desde la Edad Media y en la
actualidad va recuperando hablantes paulatina-mente, pero no tan
rápidamente como ocurrió en el caso del español. Es muy revelador que se
mencione este aspecto de las cinco vocales y se omitan otros detalles de la
estructura lingüística del español que deberían parecernos mucho
más decisivos a la hora de juzgar la presunta facilidad de esta
lengua. El español comparte con otras lenguas romances unos paradigmas de
conjugación verbal realmente complejos, con diversos subgrupos diferenciados
cuyos modelos de conjugación siguen los denominados verbos irregulares. En español se
podrían contabilizar, al menos, medio millar de estos verbos irregulares
(muchos menos que los verbos irregulares del inglés o del alemán, por ejemplo).
Comparada con la facilidad de las cinco vocales, esta característica podría ser
considerada como un escollo importante, más que como una ventaja. Por esta
razón, esta propiedad morfológica del español como lengua romance es
oportunamente silenciada en el discurso del nacionalismo lingüístico español.
5. EL ESPAÑOL COMO LENGUA COMÚN
Llegamos ahora al tópico más
importante del nacionalismo lingüístico español. Se trata de que el
español es la lengua común de todos los ciudadanos del Estado español, en el
sentido de que es la única lengua compartida por todos los ciudadanos de ese
estado. Es la idea sobre la que se basa el Manifiesto por la
lengua común presentado en Madrid en junio de 2008, que
tanta polvareda levantó. Las concepciones ideológicas que hay detrás
de este concepto se pueden ver reflejadas de modo cristalino en las
siguientes citas:
“La razón por la que el español es oficialmente el idioma constitucional
–a pesar de que se le denomine «castellano»– es por ser la lengua común de
todo el territorio nacional, la que conocen todos los españoles , y no por razones políticas impositivas de ningún
tipo[…]. El idioma español ha sido aceptado y adoptado en toda España como
lengua común de convivencia desde la época medieval...” (Lamela,2008:
129-130; cursivas de JCMC)
En efecto, el español o castellano, como queramos llamarlo, se habla
en toda España, incluidas las comunidades bilingües, donde además de ser la
lengua oficial del Estado –su aspecto más formal–, es la lengua común de todos
los españoles y la única en
la que todos pueden comunicarse y cuyo
conocimiento por parte de todos los ciudadanos residentes en las comunidades
bilingües les permite, en la actualidad, la posibilidad de competir con grandes
ventajas en el área más extensa de las comunidades castellanohablantes,
precisamente por ser bilingües.” (Herreras, 2006: 376; cursivas de JCMC)
El carácter excluyente del nacionalismo lingüístico español se ve
perfectamente en la expresión del segundo de los pasajes según la cual el
español es la
única [lengua] en la que todos pueden comunicarse. Es posible que
sea verdad que el español es la única lengua en la que todos los ciudadanos
españoles se comunican de hecho, dado que la educación de muchos de estos
ciudadanos, desde hace siglos, ha dado la espalda al reconocimiento de
cualquier realidad lingüística del Estado español distinta de la castellana.
Sin embargo es palmariamente falso que el español sea la única lengua en la que
se pueden comunicar todos los ciudadanos del Estado español. Esto es así porque
todas las lenguas de este Estado español menos una (el euskera) son lenguas
romances y, por consiguiente, están estrechamente emparentadas. Esto
significa que, mediante la vía de una educación adecuada, todo castellano
hablante está capacitado para que pueda entender con
poco esfuerzo el gallego, el asturiano, el catalán o valenciano o el aragonés.
Sabemos que, al menos desde la
Edad Media , los gallegos, los valencianos o los aragoneses,
partiendo de sus lenguas propias, han sido capaces de entender a los
castellano-hablantes; más aún, han sido capaces de hablar castellano.
¿Por qué, entonces, los castellanohablantes no habrían de ser capaces de
al menos entender –voy a dejar de lado el hablar– las demás lenguas romances
peninsulares? ¿Es que acaso el castellano es más fácil de entender que otras
lenguas romances? ¿Es que acaso los castellanos están menos dotados para
entender otras lengua romances que los gallegos, catalanes, valencianos,
asturianos y aragoneses? Las únicas respuestas no racistas a estas preguntas
sólo pueden ser negativas.
Partiendo, entonces, de esa
respuesta negativa a la última pregunta formulada, podemos deducir fácilmente
que, por ejemplo, el gallego puede ser perfectamente una lengua de
comunicación entre todos los ciudadanos españoles en el siguiente sentido. Un
gallego o valenciano podría hablar en gallego o en valenciano en todo el
territorio del Estado español y ser entendido sin dificultad por todos los
castellano-hablantes. Esto es perfectamente posible y factible y hasta
socialmente razonable y, desde luego, aconsejable.
Por consiguiente, es falsa la
idea de que el español sea la única lengua en la que todos los ciudadanos
españoles pueden comunicarse. El gallego, el catalán o valenciano, el
asturiano o
el aragonés, todas lenguas romances, también tienen
esa posibilidad, mal que le pese al nacionalismo lingüístico español, que es,
aunque las apariencias parezcan indicar lo contrario, claramente excluyente.
Con todo, el nacionalismo lingüístico español insiste en los
siguientes puntos:
–El castellano nunca
se ha impuesto y cuando se intentó imponer, ello fue poco
operativo pues ya era la lengua común.
–Toda acción de promoción
y afianzamiento del castellano es legítima y necesaria, porque es la
lengua común, la lengua nacional.
–Ninguna acción a favor
del castellano es impositiva, ni vulnera derecho alguno.
El siguiente pasaje insiste en la
primera de las ideas:
“Lo que sostengo es que los intentos de imponer el castellano, cuando
existieron, llegaron tarde, no fueron ni
continuados ni sistemáticos, y se
vieron obstaculizados por mil avatares. […] La prueba definitiva de la
débil imposición del castellano la dan hoy varios millones de hablantes de
catalán, gallego y vasco.” (Lozano,2005: 101-102; cursivas de JCMC)
Las ideas anteriores son el haz
de un envés muy tenebroso, que incluye ideas como las siguientes:
–Las demás lenguas
de España son menos entendibles que el castellano.
–Las demás lenguas
de España están menos unificadas y están más
dialectalizadas que el castellano. Por ello, dificultan la comunicación de
forma más o menos notable.
–Las demás lenguas de España son
menos útiles
–Las demás lenguas de
España limitan, empobrecen y aíslan a las personas.
–No conocer estas lenguas no
es un déficit importante. En todo caso, es un lujo caprichoso
prescindible aprenderlas y usarlas.
De las que se derivan las
siguientes:
–Las acciones de promoción de las
lenguas diferentes del castellano son siempre impositivas y suponen
un atropello de los derechos individuales y un ataque directo e intolerable a
la lengua común.
–La promoción de
las lenguas diferentes del castellano es ilegítima,
innecesaria, excluyente, particularista y pretende socavar la lengua
común.
–La obligación de
conocer esas lenguas es intrínsecamente reprobable y constituye un
atropello intolerable.
Las siguientes palabras radican
en los anteriores supuestos que consideran que la promoción de las lenguas
distintas del castellano es impositiva y excluyente:
“Aprender y usar la lengua local, considerarla lengua propia en exclusiva implica negar que a lo largo de los
siglos el castellano también ha formado parte de su cultura. Así se cierra la puerta del
bilingüismo […] y se facilita
la exclusión de los otros […]
los que no hablan la lengua propia.”
(Lozano,2005: 167; cursivas de Lozano, negrita de JCMC)
Según otros autores esto pone en
peligro al castellano y crea una situación de extrema gravedad:
“Poner las lenguas comunes en
situación de castigo y persecución es caminar hacia atrás, es pura
regresión. Es un mal para todos. […] Es crear limitaciones regresivas
de grave repercusión.[…] El español tiene problemas en España. Es bien
conocido. Ante una situación que ha sido creada artificialmente, ha llegado el
momento de exigir una solución al problema. Pero nadie se atreve.” (Lamela,
2008: 130-131)
Las dos citas anteriores son de
dos libros escritos por una periodista y un arquitecto, que se tienen aquí en cuenta
para mostrar el hecho de que la ideología del nacionalismo lingüístico español
está implantada en los ámbitos generales de la opinión pública autorizada y de
los medios de comunicación de masas. Sin embargo, podemos encontrar pasajes
similares en obras escritas por profesionales de la lingüística. El libro citado de Herreras es un ejemplo paradigmático de
cómo ha penetrado este discurso corrosivo del nacionalismo lingüístico español
en el ámbito académico moderno. Para mostrarlo voy a citar y
comentar algunos párrafos de la conclusión de esta obra:
“Si es cierto que el aprendizaje
de la lengua autonómica puede favorecer la integración dentro de la sociedad,
no lo es menos que puede ser también un factor de discriminación que dificulte el éxito escolar del alumno en esa
comunidad y, por consiguiente, el éxito social, tanto dentro de
esa comunidad como fuera de ella.” (Herreras,2006: 364-365; cursivas
de JCMC)
Este razonamiento se aplica a
la lengua autonómica pero no a la lengua española. Esta última no parece
ser ni haber sido nunca un factor de discriminación que dificulte el éxito
escolar. ¿No lo ha sido durante los siglos en los que los hablantes
nativos gallego hablantes, euskaldunes y catalanohablantes han sido
escolarizados en español? El nacionalismo español lo tiene muy claro: el
español nunca ha sido lengua de discriminación ni de exclusión, ni ha sido un
estorbo para el éxito escolar. La razón es clara: es una lengua superior a las
demás lenguas con las que ha convivido tanto en el ámbito lingüístico como en
el social. Más adelante dice este autor:
“Por todo ello pensamos que imponer,
en la actualidad, una enseñanza monolingüe en lengua
autonómica en las comunidades bilingües supondría un engaño, además de un
retroceso y una contradicción.” (Herreras, 2006: 374; cursivas de JCMC)
Afirmaciones como ésta se
desprenden del ideario del nacionalismo lingüístico español que he
apuntado en esta sección. La enseñanza monolingüe de una lengua distinta
del español es un engaño, un retroceso y una contradicción. Sin embargo, la
enseñanza monolingüe en español es sincera (no es un engaño), es un avance (no
un retroceso) y es coherente (no es contradictoria). Se podría argumentar que
Herreras se refiere sólo al momento actual. Aun concediendo esto, ¿en qué
época o período habría que conceptuar la enseñanza monolingüe en español como
un engaño, un retroceso y una contradicción? El nacionalismo lingüístico español lo tiene
muy claro: nunca. La lengua española siempre ha sido una lengua sincera,
progresiva y coherente y las demás lenguas han ido asociadas al engaño, al
atraso y a la contradicción. Un último apunte en la misma dirección lo
podemos ver en el siguiente pasaje del libro de Herreras:
“Es cierto que imponer una
enseñanza monolingüe en lengua autonómica
no hará perder a todos los ciudadanos de las comunidades bilingües este instrumento
de comunicación tan importante que es el español. Con toda
seguridad, los más dotados económicamente podrán suplir esta carencia del
sistema de enseñanza en su comunidad de origen, enviando a sus hijos, como ya
se hace, a estudiar a otros lugares de España, pero la inmensa mayoría se
verá condenada por sus escasos recursos económicos, a un monolingüismo
reductor, hipotecando así en gran parte sus posibilidades de futuro.” (Herreras,2006:
377, cursivas de Herreras, negrita de JCMC)
En este pasaje tenemos un
compendio en verdad elocuente de los tópicos principales del nacionalismo
lingüístico español. Primero, el español es un instrumento de comunicación
importante, parece que más o mucho más que el gallego, el euskera o el
valenciano. He aquí el tópico de que el español es una lengua más
comunicativa, más entendible que las otras lenguas de España. No enseñar
español o en español es una carencia grave. No enseñar en catalán o valenciano,
gallego, asturiano o euskera no parece una carencia tan grave,
incluso no parece una carencia en absoluto. El monolingüismo en las lenguas
diferentes del castellano es necesariamente reductor, frente al monolingüismo
en español, que parece ser ampliador. El monolingüismo en español
es una riqueza, frente al monolingüismo en catalán o valenciano, gallego o
vasco, que es una hipoteca.
Queda clara la posición del
nacionalismo lingüístico español. Todo lo que no sea predominio absoluto y
total del castellano sobre las demás lenguas de España es excluyente, limitador,
atentatorio contra los derechos individuales, empobrecedor,
particularizador y regresivo. Todo lo que sea la promoción
de ese dominio del castellano será beneficioso, progresivo,
liberador, enriquecedor, universalizador y protector de los
derechos individuales. Creo que hay razones más que suficientes para
expresar en estos términos tan radicales la ideología del nacionalismo
lingüístico español en sus formas de manifestación actuales: el examen detenido
y crítico de muchos de los discursos públicos informados por esta
ideología, tanto los especializados como los dirigidos
al público en general, no dejan lugar para una caracterización más moderada.
6. CONCLUSIÓN
A lo largo de las páginas
anteriores, he pasado revista a cuatro de los principales tópicos del
nacionalismo lingüístico español tal como se formulan en la actualidad. He
intentado mostrar, de modo breve, que ninguno de esos cuatro tópicos tiene una
base lingüística real, sino que se fundamentan en determinadas manipulaciones
interesadas de diversos aspectos empíricamente verificables. Estas
manipulaciones, algunas de las cuales he intentado hacer evidentes en este
artículo, ponen de manifiesto una ideología profunda-mente nacionalista de
carácter excluyente y retrógrado. Siglos de imposición del castellano en todo
el territorio del Estado español han propiciado que esta lengua sea la más
usada en la actualidad. Este es un hecho objetivo que no se puede negar.
Ahora bien, la ideología del nacionalismo lingüístico español lo aprovecha para
asignar a la lengua castellana una serie de bondades que, en
realidad, se derivan de una convergencia de circunstancias socio históricas
contingentes y no de ninguna supuesta superioridad de esa lengua sobre las
demás lenguas del Estado español. Esa supuesta superioridad se utiliza
para presentar la lengua castellana como fácilmente asimilable y con un alto
valor comunicativo (para explicar su supuesta expansión natural), como
especialmente progresiva (permite el progreso y el avance social), como
especialmente moderna y útil en la sociedad actual (permite la comunicación en
todos los ámbitos de la sociedad moderna), como lengua de entendimiento y concordia
(permite el entendimiento entre todos y evita los malos entendidos) o
como lengua global (permite la comunicación con otros países más allá del
Atlántico). Pero esta ideología tiene un reverso extremadamente oscuro, ya que
esa caracterización del castellano es inseparable de una concepción de las
demás lenguas que va justamente en sentido opuesto. Esas otras lenguas de
España son menos fáciles de asimilar y tienen un bajo valor comunicativo (se
explica así su ámbito local), son regresivas (no permiten el progreso y el
avance social, sino que nos sumen en el localismo y el retroceso
cultural), están anticuadas y son poco útiles en la sociedad actual (no
permiten la comunicación eficiente en todos los ámbitos de la sociedad
moderna), son lenguas de incomprensión y discordia (impiden el entendimiento
entre todos y producen malos entendidos) y son lenguas estrictamente locales
(no permiten ir más allá de un pequeño territorio). Las
inquietudes, desazones y desvelos, que hemos visto reflejados en las citas
que he ido aportando a lo largo de este artículo, ponen de manifiesto este lado
oscuro de una ideología que, lejos de luchar en favor de la promoción de las
lenguas que se han visto limitadas y reducidas por la imposición contingente
del castellano, intenta justificar y contribuir al mantenimiento de esa
situación de desequilibrio mediante las supuestas esencias lingüísticas de
esa lengua tan privilegiada. La alabanza de la lengua propia, en este
caso, sigue sirviendo de coartada para la justificación de un etnocidio
lingüístico que, por fortuna, en muchos casos todavía no se ha podido
llevar a cabo hasta sus últimas consecuencias.
Que, contra lo que se suele
afirmar, este tipo de nacionalismo lingüístico español existe, creo que se
puede deducir fácilmente del contenido de muchos discursos de personalidades e
instituciones representantes de instancias culturales de gran relevancia
en el Estado español actual (Moreno Cabrera, 2008).
En este breve trabajo me he limitado a esbozar algunas pistas para su correcta
caracterización y valoración.
7.
BIBLIOGRAFÍA
BINOTTI,
L. (1995): La teoría
del “Castellano Primitivo”. Nacionalismo y reflexión
lingüística en el Renacimiento español.Münster:
Nodus Publicationen.
HERRERAS , J. C. (2006): Lenguas y normalización en España. Madrid: Gredos
LAMELA, A.(2008): El idioma español y su futuro. Madrid: Espasa.
LOZANO, I. (2005): Lenguas en guerra . Madrid: Espasa.
MORENO CABRERA, J.
C. (2008): El Nacionalismo lingüístico. Una ideología destructiva. Barcelona: Península.
NIETO VIGUERA ,
J. A. (2007): Glosas Emilianenses. Cuna de la Lengua Castellana . León: Edilesa.
PENNY, R. (2004): Variación y cambio en español. Madrid: Gredos.
– –(2006): Gramática histórica del español. Barcelona: Ariel.
VV.AA.(1999): Agenda para el año 2000. La lengua castellana y la escritura. La Rioja :
Edición y Diseño D&B.
jueves, 28 de noviembre de 2013
¿De qué "español" hablan? (1)
El siguiente trabajo, que se
ofrece en este blog en dos días consecutivos, fue presentado por Juan Carlos Moreno Cabrera (1956), lingüista
español y catedrático de Lingüística General en la Universidad Autóma
de Madrid, durante el I Simposi Internacional sobre Situació i Perspectives del
Plurilingüisme a Europa (València 2008).
De la cuna a la cuña.
Brevísima relación del nacionalismo lingüístico español
(Primera parte)
1. INTRODUCCIÓN
Las ideologías lingüísticas
centradas en la promoción de una lengua determinada crean un discurso de
carácter mitológico que intenta presentar la lengua en cuestión como superior a
los demás idiomas con los que convive y justificar suposición dominante o
ventajosa sobre ellos. En este artículo me voy a ocupar de algunos de los
tópicos principales del nacionalismo lingüístico español, que, lejos de
constituir una postura marginal o residual, propia de grupos o personas
exaltados, conforma un corpus muy bien articulado y desarrollado de conceptos
promovidos por las instituciones del Estado español y presentados como
características inherentes, naturales e indiscutibles de la lengua española
supuestamente basadas en el sentido común. Voy a mostrar que esos tópicos se
apoyan en presupuestos falsos, para lo cual basta echar mano de la ciencia
lingüística moderna.
Hay que advertir que, en general,
estas ideologías se suelen fundamentar en una serie de hechos empíricos
indiscutibles para, sobre su base verificable, construir todo un conjunto de
ideas propagandísticas que presentan esos hechos empíricos constatables como
naturales e inevitables. El caso más frecuente consiste en que, después de que
una lengua, mediante la imposición, ha ampliado su territorio de forma muy
importante (como ha ocurrido con el inglés, el francés, el español o el
portugués), se toma el hecho objetivamente verificable de que esa lengua goza
de un número de hablantes enorme y de un uso muy notable, como patente de corso
para asociar esa lengua con una serie de cualidades inherentes, que la hacen
intrínsecamente superior a las demás lenguas con las que convive en ese
territorio ampliado. De esta manera, las valoraciones ideológicas de la lengua
queda aparentemente justificadas y son presentadas como propiedades necesarias
e inevitables de ella.
En este artículo voy a examinar
cuatro de los tópicos típicos del nacionalismo lingüístico español. En primer
lugar, hablaré sobre la idea del nacimiento de la lengua española materializada
a través de la metáfora de la cuna. En segundo lugar, examinaré el tópico de la
presunta conversión del castellano en español a través de su extensión
geográfica, ilustrada mediante la imagen de la cuña. En terce lugar, voy a
comentar otro de los tópicos preferidos del nacionalismo lingüístico español:
el que hace referencia a las cinco vocales, como garantes de su facilidad de
aprendizaje y manejabilidad práctica. En cuarto lugar, trataré lo que es, sin
duda, el tópico más importante de la versión moderna del nacionalismo
lingüístico español. Se trata del concepto de español como lengua común, en el
que se explota de forma más clara el mecanismo de justificación de una
ideología lingüística a través de una determinada base empírica, que acabo de
esbozar.
2. LA CUNA DEL ESPAÑOL: EL ACTA
DE NACIMIENTO DE LA
LENGUA CASTELLANA
Es un tópico muy extendido dentro
de la opinión pública española que los primeros testimonios escritos del castellano
–y, por tanto, del español– están en las Glosas
Emilianenses. He aquí tres muestras entre muchas otras que sepodrían
aportar:
“El castellano, cuyos primeros
balbuceos aparecen en las Glosas
Emilianenses, en torno a los siglos X y XI, es el idioma común de una veintena de naciones. Forma nuestro patrimonio
cultural másextenso y constituye nuestra auténtica patria espiritual.” (VV.AA.,1999:9;
cursivas de JCMC)
“Su trabajo [el del glosador] le
ha valido una sonora recompensa, pues los siglos quisieron conservarlo hasta
llegar a nosotros como el primer
testimonio escrito en lengua castellana: las Glosas Emilianenses” (Lozano,2005: 78; cursiva de Lozano, negrita
de JCMC)
“Nuestra lengua escrita se alumbró en San Millán de la Cogolla.[ …] Los inicios del ‘castellano’surgen del valle de San
Millán.” (Lamela, 2008: 48; cursivas de JCMC)
En estas breves citas podemos ver
una expresión quintaesenciada de la ideología nacionalista del español que, partiendo
del dato falso de que en las Glosas
Emilianenses encontramos los primeros testimonios del castellano, asocia esta
acta de nacimiento con el concepto de lengua común, tal como podemos comprobar
en la primera de las citas, que es otro de los principales tópicos de este
nacionalismo, que examinaré en la sección quinta del presente artículo.
Además, estas humildes y breves
glosas son ensalzadas de forma desproporcionada para dar la máxima importancia
a estos supuestos inicios del castellano:
“Pocos casos hay en la historia
de la humanidad en que un grupo tan reducido de palabras haya producido
semejante torrente de saber y de cultura. Y esto ha sucedido en
San Millán de la
Cogolla.” (Nieto Viguera, 2007: 87)
No voy a hacer referencia ahora a
la falsedad del dato de que las Glosas
Emilianenses son el primer testimonio escrito de castellano, porque ya lo
he comentado en otro lugar (Moreno Cabrera, 2008: 165-167). Lo
importante es constatar que la ideología del nacionalismo español intenta
asociar esta lengua con el nacimiento de una nación y, por ello, es fundamental
que esa nación sea anterior a cualesquiera de las otras naciones situadas en
el Estado español o, si no es anterior, al menos, es
lo suficientemente pujante culturalmente para que su lengua sea la
primera en aparecer en un escrito. Un pequeño inconveniente, en este
caso, es que en estas glosas aparecen también frases en euskera, aunque esto
podría ser una ventaja para la ideología del nacionalismo lingüístico español,
ya que, dado que el euskera no es una lengua romance, el hecho de que
los supuestos primeros testimonios del castellano aparezcan junto a los de
una lengua no romance, ni siquiera indoeuropea, son un claro indicio de
antigüedad y precocidad sobre otras lenguas romances. En esa dirección parece
apuntar el siguiente comentario:
“Pero la gloria de San Millán no
acaba ahí. En ese mismo monasterio donde tanto se confiaba en Dios para
alcanzar la vida eterna, otro hombre, o tal vez el mismo, copió dos glosas en
otra de las lenguas habladas en la zona, el vasco, dejando así de
forma imperecedera la huella de su pluma también en los escritos más
antiguos, no epigráficos, conservados en esa lengua.” (Lozano, 2005: 78-79)
Ese supuesto carácter de mayor
antigüedad y abolengo en la lengua escrita del romance castellano sobre los demás
romances de la Península
es un resto ideológico de la teoría del castellano primitivo característica
de la etapa renacentista del nacionalismo lingüístico español
(Binotti,1995),según la cual el castellano era incluso anterior al latín,
supuesto manifiestamente incompatible con nuestros conocimientos lingüísticos
actuales. Sin embargo, como acabamos de comprobar, la ideología nacionalista no
tiene inconveniente en manipular la interpretación de los primeros testimonios
escritos en lengua romance para dar a la lengua española una preeminencia sobre
las demás lenguas romances desde los primeros testimonios escritos. Que se
trata de una operación puramente propagandística se ve de forma clara en el
libro de Nieto Viguera (2007) titulado Glosas Emilianenses. Cuna de la lengua castellana y en el que se
afirma lo siguiente:
“Mas las glosas, en su mayoría,
ya no son latín, se trata de otras formas, de otros modos de comunicarse, de
otra nueva lengua, aunque todavía no sea el ‘castellano’ o el español, como
prefieran otros.” (Nieto Viguera, 2007: 75; las comillas son de Nieto
Viguera)
Si este autor afirma que las
glosas no son todavía castellano o español, el subtítulo
del libro en el que se encuentra esta afirmación no tiene más
que –suele ocurrir habitualmente con los títulos de los libros– una
función puramente propagandístico-educativa que se contradice con lo
afirmado en la obra que presenta y que el propio autor caracteriza de
forma clarividente al principio del libro:
“Para que usted no se vaya
defraudado hemos escrito estas páginas sobre las Glosas. Y al redactarlas hemos pensado en el visitante
normal, que no tiene especiales inquietudes lingüísticas
o históricas, que ha oído hablar de ‘San Millán, cuna de la
lengua’, de las ‘Glosas Emilianenses’
o de la Rioja ,
como lugar del nacimiento del castellano, y que desea una información cumplida
sobre el significado de esta especie de eslogan
publicitario que le ha traído hasta San Milán.” (Nieto Viguera, 2007:
4; cursivas de JCMC)
Es una pena que el lector tenga
que esperar hasta la página 75 (de las 95 de que consta el libro) para hacerle
saber la falsedad de ese eslogan publicitario. Resulta curioso y revelador que, a partir de la
página 81 hasta el final del libro, en donde se pondera la importancia de
estas Glosas Emilianenses, se habla
de nuestra lengua al referirse a esas
glosas y se afirma:
“Partamos de una realidad
perfectamente verificable: entre nosotros ha sido una constante histórica que
nuestra lengua, en momentos críticos de maduración, ha sentido la
necesidad de reafirmarse y dejar constancia de su capacidad como
medio adecuado de expresión en su forma escrita o gráfica, no
hablada.” (Nieto Viguera, 2007: 81)
Es decir, al hablar sobre la
importancia de las Glosas Emilianenses
se reafirma precisamente uno de los tópicos principales del nacionalismo
lingüístico español: el español tiene una capacidad perfectamente verificable para ser un
medio adecuado de expresión escrita desde los primeros testimonios escritos:
da igual que las Glosas Emilianenses no
estén escritas en esta lengua, tal como había afirmado el autor unas pocas
páginas antes.
3. LA CUÑA Y
LA SUPUESTA
CONVERSIÓN DEL CASTELLANO EN ESPAÑOL
Otro de los tópicos esenciales
del nacionalismo lingüístico español es la supuesta conversión de la variedad
lingüística castellana en una lengua completa y desarrollada denominada español. Esta idea lleva a decir a algún
autor que el castellano ya no existe porque sus hablantes decidieron abandonarlo
para usar sólo la lengua española común:
“Por supuesto, el «castellano»
también es una lengua española, tristemente ya desaparecida al haber sido
sustituida, a lo largo de los tiempos, de manera total y absoluta, por el
idioma nacional, el «español» […]. Ha sido una renuncia que no se ha sabido
valorar y agradecer todavía a los castellanohablantes y a sus respectivos territorios”
(Lamela, 2008: 69-70)
Esta conversión va asociada a
la expansión del castellano por toda la Península , a su
adopción por poblaciones de habla no castellana y a los procesos de koineización
y mezcla que acabaron por convertir el castellano en una nueva entidad
lingüística de calidad superior. No voy a aducir aquí las formas concretas
que adopta esta visión del español, que abarca desde la metáfora de la cuña de
Menéndez Pidal, o ladel abanico de Amado Alonso, hasta el cambio de forma
interior del castellano en su presunta transformación lingüística, porque
ya lo he hecho en otro lugar (Moreno Cabrera, 2008:87 y siguientes).
Ante ello conviene decir que
el castellano medieval no se ha transformado en otra lengua
superior, sencillamente porque sigue existiendo en la forma de castellano
moderno que, sin duda alguna, procede de ese castellano medieval. Lo que
aprovecha aquí la ideología nacionalista española es el hecho de que la lengua
estándar española, tal como es adoptada por el Estado español y por sus
instituciones educativas y culturales, es una versión cultivada
y elaborada del castellano vulgar moderno. Ello hace que la variedad
castellana moderna esté muy próxima, si es que no es casi idéntica, a esa lengua
española estándar. Pero esto es así, no porque el castellano se haya convertido
en español, sino porque la lengua estándar fundamentalmente escrita que
denominamos mediante la expresión español
estándar o normativo
peninsular no es más que una variedad o registro culto elaborado del
castellano vulgar moderno. De aquí podemos deducir que
no es cierto, como dicen los apóstoles del nacionalismo lingüístico
español, que el castellano vulgar moderno es un dialecto del español,
sino que ocurre exactamente todo lo contrario: el español estándar normativo no
es más que una variedad culta del castellano moderno:
“No tiene sentido, por tanto,
decir que las variedades orales empleadas en, pongamos por caso, Soria o
La Mancha son «dialectos del español», ya que esto implica una falsa
relación histórica entre cada una de esas variedades y el español (esto es, la
lengua estándar que tuvo su origen en el dialecto de Burgos, transferido
más tarde[con modificaciones] a Toledo durante la Reconquista y
finalmente codificado después como la lengua de Castilla y posteriormente del
Estado español).” (Penny, 2004: 38)
Tampoco es cierto que el
castellano moderno haya desaparecido ni que los castellano hablantes hayan
renunciado a su lengua para pasar a ser hablantes del español, como se afirma
en la cita que inicia esta sección. Esta absurda idea sólo puede tener un
propósito: la indicación de que los hablantes de lenguas distintas del
castellano deben también renunciar ausar su lengua propia para adoptar
la lengua común, como hicieron supuestamente los castellanos con el español.
(continúa mañana)
miércoles, 27 de noviembre de 2013
Una de diccionarios
Traductora española de ensayo y humanidades en lengua
francesa, además de profesora de traducción en la
Universidad Pontificia Comillas
de Madrid y traductora e intérprete jurada, Alicia Martorell publicó hoy,
en El Trujamán, la siguiente columna sobre a un tema que a todos los
traductores interesa. Nos regocija saber que no se menciona al DRAE, que, como
Borges solía decir, es “un cementerio de palabras”
El orden alfabético
He pasado la mayor parte de mi
vida profesional coleccionando diccionarios: las visitas a las secciones
especializadas de las librerías y a los libreros de viejo han constituido
durante años seña de identidad y signo de reconocimiento entre colegas.
Los tengo de los
temas más variados: textiles, arquitectura, matemáticas, cine, meteorología,
informática… Llenan más de dos metros lineales de librería.
Sin embargo,
tengo que reconocer que ya casi no uso la mayoría de ellos.
Los veo en los estantes
acumulando polvo y me duelen las horas pasadas acaparando, descubriendo en
rincones ignotos, transportando y clasificando esos sacos cargados de palabras,
pero mis hábitos de trabajo han cambiado.
Los bilingües,
salvo excepciones (que casi siempre son glosarios normativos o algunos pocos de
estructura y calidad excepcional), se quedaron hace mucho en la cuneta. ¿Cómo
va a ser posible casar dos términos en dos idiomas sin contexto y sin
definiciones, sin fuentes y sin referencias? En otros tiempos, no había otra
cosa, así que no me horrorizaba como ahora aceptar que dos términos
significaban lo mismo sin saber ni siquiera qué significaban.
Otros simplemente
se han quedado obsoletos, pero eso ya es más normal: las técnicas evolucionan o
simplemente desaparecen y son sustituidas por otras.
Otros, que quizá
fueron mi única guía para un tema determinado, demostraron con el tiempo su
carácter cojitranco. Ahora los miro y me pregunto cómo no vi que no valían un
pimiento. Quizá por eso: porque no tenía otra cosa.
Algunos los sigo
usando tanto como antes: son los diccionarios enciclopédicos, los que son
autoridad en un tema determinado, los más especializados. Todos son monolingües
sin excepción y tratan de botánica, filosofía, historia, conceptos jurídicos,
mitología… Hace mucho que les hice el honor de sacarlos del estante de los
diccionarios y colocarlos en el estante de su especialidad, que es donde deben
estar.
También conservo
y sigo usando todos los días los diccionarios de la lengua pero, salvo el María
Moliner, que prefiero en la edición previa al innecesario lavado de cara, todos
se pueden consultar en línea. Los de carácter lingüístico: etimológicos, de
sinónimos, de anglicismos, de términos griegos o latinos, de topónimos… también
son herramientas cotidianas.
Y el más querido,
el de todos los días, el que me ayuda a escribir mejor, a ampliar mi
vocabulario, a despegarme del original: el Corripio. Ya lo he comprado tres
veces porque el uso constante lo desloma, pero si tuviera que llevarme un
diccionario a una isla desierta es sin duda el que elegiría.
Quizá es que ya
no busco por orden alfabético las palabras que necesito para trabajar: las trato
de capturar allí donde están pastando con sus semejantes, en los manuales, en
los croquis, en los libros de consulta: en su contexto.
martes, 26 de noviembre de 2013
Cómo se ordena una biblioteca/discoteca (VII)
Al cabo de un ciclo que contó con la presencia de Eduardo Stupía, Luis Chitarroni, Diego Fischerman, Sergio Renán, Diana Maffía y Luis Borrero, para la última reunión del año fueron convocados cuatro grandes coleccionistas de discos de jazz, todos clientes de Minton's, la mayor y más antigua disquería especializada en el género. Se trata de Horacio Barreriro, Martín Carrizo, Sergio Choren y Marcos Hadida, todos ellos poseedores de importantes discotecas. Con ellos, se intentará discutir en forma colectiva sobre órdenes y practicidades, sin perder de vista los discos y su significado en las vidas de sus poseedores.
Jueves 28 de noviembre. 19 hs.
CCEBA - Florida 943 (C.A.B.A.).
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Cómo se ordena una biblioteca/discoteca
lunes, 25 de noviembre de 2013
Un poco de justicia para los andaluces
Acaba de publicarse en España el libro que se anuncia en esta página. Próximamente, más sobre el tema.
Tomás Gutier (Tomás Gutiérrez Forero), nace
en Andalucía, en el ecuador del siglo pasado, de padre cántabro y madre
andaluza. Durante sus estudios toma conciencia de la marginación a la que
Andalucía ha sido sometida y no se resigna a ello. Un grito de rebeldía
interior le hace bucear en los orígenes de la identidad andaluza. A partir de
ahí, abrazó la causa andalucista y la defensa de la nación andaluza.
Colaborador en distintas publicaciones. Promotor, desde la Bahía de Cádiz, de medios
alternativos de comunicación. Participante activo en cuantas iniciativas se
crean a favor del pueblo andaluz, le gusta definirse como un andaluz de
conciencia. Compagina su trabajo en empresas de tecnología con su actividad de
escritor. Es miembro del Centro de Estudios Históricos de Andalucía. Ha
publicado los libros, Sin ánimo de ofender y
con Almuzara,Con permiso ¡Viva Andalucía libre!
¿Es el andaluz un castellano mal hablado?
¿Es el andaluz un castellano mal hablado? Desde luego, así
se considera por muchos que ridiculizan la particular forma de expresarse de
los andaluces. Nos decían que el buen español era el hablado en Valladolid y a
los locutores de los diversos medios de comunicación se les pedía que
renunciaran a su acento. Este libro le sorprenderá y le hará reflexionar.
¿Había pensado alguna vez que el actual español puede derivarse de la lengua
romance que se hablaba en Al Ándalus y que es conocida como aljamía? ¿Será Andalucía
la cuna del actual español? El autor mantiene que las hablas andaluzas —por que
son múltiples, pero todas ellas con elementos comunes que las hacen
diferenciables— tienen una identidad originaria y una forma especial de
pronunciar y construir sus frases. La
Bética fue la región más culta y romanizada de la Península. También
la más poblada. Es lógico que en ella tuviera lugar la más influyente evolución
del latín, hasta convertirse en romance, enriquecido posteriormente por
expresiones árabes hasta dar nacimiento a la aljamía que los llamados mozárabes
llevarían al norte de la península. ¿Por qué, si no, el actual español contiene
miles de palabras de origen árabe? Tomás Gutier se muestra muy crítico con las
autoridades que han perseguido la lengua andaluza y que han condenado al pueblo
andaluz a un retraso crónico, a la dependencia y a la permanente humillación.

viernes, 22 de noviembre de 2013
Ahora que se acercan las Navidades, Vladimir Ehrenhaus, desde los Urales, se pone sentimental
Desde una cabaña en los Urales nos llega esta larga columna del camarada Andrés Ehrenhaus, escrita mientras untaba unos blinis con los correspondientes huevos de esturión.
Por el libre
acceso a la cultura: ¡abajo la propiedad (intelectual)!
Ahora que
estamos nuevamente inmersos en la cuestión de los derechos de autor de los
traductores y se proyecta detrás la siempre controvertida sombra de la
propiedad intelectual de las obras, cobra renovada vigencia el transitado tema
del acceso libre a la cultura y la socialización de esa propiedad que algunos
defendemos aparentemente como gato panza arriba ante el inevitable y arrollador
empuje de los modelos modernos de circulación de contenidos. Resulta sin duda
atractiva la posibilidad de tener todo lo que otros han creado al alcance del dedo
índice y poder disfrutar de las innúmeras delicias de la inteligencia humana
sin necesidad de pagar por ello. Es una perspectiva tan halagüeña y
emancipadora que uno se siente más libre con sólo imaginarla. De hecho, tampoco
hay que imaginar mucho: hoy en día se accede con enorme facilidad a un enorme
abanico de contenidos. Y sin pagar ni un sope, real, mango, duro, bolívar o
sol.
Abajo la
propiedad privada, entonces. Cultura para todos. No más barreras de clase. Los
traductores, en tanto autores de obras que se inscriben en el campo de la
cultura, deberían acogerse alegre y solidariamente a esta corriente liberadora
y dejar de poner trabas neoliberales a quienes necesitan y gozan del fruto de
su, por otra parte, loable y a menudo desapercibida labor. ¿No comprenden acaso
que le están haciendo el juego a sus verdugos, que se empeñan en defender
intereses ajenos? ¡Los traductores están del lado del público! ¿O negarán acaso
que el acceso libre a infinidad de contenidos beneficia y facilita enormemente
su desempeño? Les ahorra tiempo y les ofrece un vasto campo virtual de
informaciones, documentos y memoria, la cual cosa redunda evidentemente en la
calidad de sus traducciones. Pretender otra cosa es como afirmar que la luna es
de queso o la tierra plana. Estamos en otra era, señores, ¡por favor! ¿Y qué
posibilita esta panacea? La creciente liberación y socialización de contenidos.
Bien. Es
cierto que quedarían por resolver algunos detalles mínimos. Detalles, diríase,
antipáticos, fastidiosos, de una índole demasiado prosaica frente a la diáfana
espiritualidad de lo que se avecina y en muchos casos ya es una realidad
incontestable. La cultura es de todos, caramba. De todos sin excepción. Al
menos, de todos aquellos que posean un aparatejo capaz de conectarse a las
redes virtuales de información y hayan pagado para acceder a ellas a través de
un operador o administrador de frecuencias. Pero, eso sí, de todos ellos sin
excepción. Lo cual no deja de ser una nimiedad, porque ¿quién no posee hoy en
día un aparatejo y no tiene los escasos céntimos o centavitos que cuesta una
conexión? ¡Hay que pagar tan poco por tener tanto que hasta casi parece que nos
lo estuvieran regalando! ¿Cómo no pagar con una sonrisa en los labios? ¿Cómo no
estar dispuestos a abonar los periódicos aumentos insustanciales, a aceptar las
condiciones maravillosas, a entender, compartir y estimular la necesidad de
mejorar constantemente la calidad y virtudes de los aparatejos en virtud de una
constante mejora de la libertad de acceso? ¿Cómo negarse a adquirir nuevos
modelos de artefactos, si son progresiva y alucinantemente más baratos e
indescriptiblemente más perfectos? Es increíble que quienes aún defienden los
vetustos principios de la propiedad intelectual sean refractarios a argumentos
tan poderosos y se opongan tozudamente (¡y pensar que se consideran
intelectuales!) al avance emancipador de la historia.
¿Qué decíamos
de los detalles sin resolver? Nada de eso. Ante tamaña promesa de bienestar
espiritual no hay detallito que valga. Abajo, digámoslo una vez más, las leyes
de propiedad intelectual. ¿Qué es eso de poseer un bien del ingenio? ¡Ni
hablar! El verdadero creador, el creador pleno, generoso, comprometido con su
tiempo, su obra y su don, debe poner lo que produce al abasto de todos sus semejantes
y no retenerlo mezquinamente hasta tanto no se le abone a cambio vaya a saber
qué ridícula suma. El arte no se negocia. Y la cultura, menos. Es inconcebible,
qué digo, es vergonzoso e incluso repugnante ver a un creador convertido en
mercachifle de su creatividad, corrompido por el dinero y la vil naturaleza de
los intereses más terrenales. ¡Qué asco, señores, qué asco! Creadores
supuestamente elevados haciéndole el caldo gordo a los terratenientes de la
cultura, a los oligarcas del arte, a los burócratas del espíritu. Qué asco y
que gran decepción. Pero esto no es todo. Hay algo más triste aún. Hay algo aún
más degradante: los sofismas con los que estos esclavos del capital, estas
marionetas al servicio del sistema opresor y deshumanizado pretenden justificar
lo injustificable. Argumentos enfermizos que darían risa si no dieran tanta
pena. Qué caminos tan retorcidos adopta la miseria humana…
Porque esta
gente pretende igualar la propiedad intelectual a la propiedad privada.
Pretende comparar la libertad en la cultura al libertinaje de las cosas y los
bienes personales. Argumenta que sus creaciones les pertenecen como a uno le
pertenecen los artículos que adquiere libremente con su propio dinero. ¡Ja!
Habráse visto argumento más infantil. ¡Equiparar un electrodoméstico, por
ejemplo, a una obra de creación, un tesoro sin precio que es patrimonio de la
humanidad! No, no es casualidad que use este ejemplo, porque en alguna ocasión
algún creador engañado ha llegado a decir que si le permitían el libre acceso a
los contenidos de las heladeras de los usuarios de su obra, estaría más que
dispuesto a permitir el libre acceso a los contenidos de esa obra; he incluso
iba más allá, atreviéndose a pedir que le permitieran usar los vehículos, las
viviendas, la ropa, ¡las tarjetas de crédito! de quienes aspiraban a acceder
gratuitamente a su obra. Qué necedad tan ignominiosa. ¿Qué tendrán que ver los
bienes del espíritu con los de la vil materia? Y todo por arañar unos
mendrugos… Parece mentira que personas dotadas con la capacidad de generar
auténticas obras de arte tengan tan atrofiada la capacidad para entender cuál
es su función en la sociedad y actuar en consecuencia. Parece mentira que el
destino los haya dotado tanto para una cosa y tan poco para la otra.
Tamaña falta
de criterio no hace sino confirmar que no están en condiciones de gestionar esa
propiedad que les confieren unas leyes completamente desactualizadas y que lo
más sano para todos es que renuncien a poseer aquello que, a pesar de haberlo
creado, no alcanzan a saber compartir equitativa y desinteresadamente. ¡Que no
esgriman el chantaje emocional de que los artistas, los creadores, los
artífices de la cultura también tienen que comer! El verdadero artista es un
ser superior, especial, atravesado por un estro divino, que no puede ni debe
someterse a los sordos designios y bajos mandatos de la fisiología. Menos aún
si es un traductor, cuya tarea es tan delicada, impersonal, etérea y, en la
medida de los posible inconsútil si no invisible que cualquier distracción
mundana podría desviarlo de la tenue huella del texto original y apartarlo del
universo creativo del autor. ¿Qué podemos esperar de un traductor que se
preocupa más por el valor monetario de cada palabra que por su valor abstracto?
¿Con qué independencia ética, con qué rigor intelectual, con qué fidelidad
puede traducir alguien más preocupado por las papas fritas a caballo que por
las ideas? ¿Qué quieren estos tipejos en mi heladera? ¿Con qué derecho se
atreven a pedirme el coche? Ciegos ante el paso implacable del progreso,
insensibles ante el ejercicio de democracia real que permiten los avances
tecnológicos, sordos a los sensatos reclamos de las mayorías, estos altivos
personajes prefieren refugiarse cómodamente en sus torres de marfil y vivir a
costa de los demás que contribuir como corresponde a la difusión libre y justa
de los contenidos culturales. ¡La tarjeta de crédito! ¡Ja! Lo único que
faltaba. ¿Con qué pagaríamos entonces los artefactos y las cuotas de conexión
con que accederemos gratuitamente a todos
los contenidos. Porque ese momento glorioso llegará, créanme. El momento en que
todo esté al alcance del consumidor.
Vaya si llegará.
Pensar que
cuando empecé a escribir esto no las tenía todas conmigo… Pero como ahora sí
las tengo, he decidido purgar mis errores anteriores cediendo todos los
derechos de este texto original al mundo, a mis congéneres, al porvenir. No hay
nada mejor que predicar con el ejemplo. ¡Yo sí regalo mis palabras! Lo que no
regalo ni regalaré nunca es mi computadora, mi casa, mi ropa, mi contrato de
banda ancha y, mucho menos, el contenido de mi heladera. Muertos de hambre.
jueves, 21 de noviembre de 2013
El SPET también se despide hasta el año que viene
En
su última reunión del año, que
excepcionalmente tendrá lugar el martes 26 de noviembre a las 18:30 en el Salón
de Conferencias del IES en Lenguas Vivas (Carlos Pellegrini 1515), el SPET recibe a la Dra. Andrea Pagni (foto), quien disertará sobre “Estrategias de importación cultural en revistas del modernismo
rioplatense”
Andrea Pagni es profesora de literatura latinoamericana
en la Universidad
de Erlangen-Nürnberg, Alemania. Sus áreas de investigación son la literatura de
viajes y la historia de la traducción literaria. Ha publicado, entre otros, una
monografía sobre viajeros argentinos a Francia y franceses a Argentina en el
siglo XIX (Post/koloniale Reisen, Tübingen 1999), y editado los
volúmenes colectivos América Latina,
espacio de traducciones (Caracas
2004 y 2005), El exilio republicano
español en México y Argentina (Madrid/Frankfurt
a.M. 2011), y junto con Gertrudis Payàs y Patricia Willson Traductores y traducciones en la historia
cultural de América Latina (México
D.F. 2012 [verSPET 071]);
es además autora de numerosos artículos sobre la la traducción literaria en
América Latina y ha traducido a Kleist, Kafka, Hoffmann y Rilke al castellano.
Integra el consejo editorial de la revista Iberoamericana y es miembro fundador de la Asociación
Latinoamericana de Estudios de Traducción e Interpretación
(ALAETI).
Lecturas
sugeridas
--Wilfert-Portal, Blaise: “Cosmopolis et l’homme invisible. Les
importateurs de littérature étrangère en France, 1885-1914” , en Actes de la Recherche en Sciences Sociales, Le Seuil, núm. 144, 4/2002, pp. 33-46
(disponible en versión
online). (En castellano : “Cosmópolis y el hombre
invisible. Los importadores de literatura extranjera en Francia, 1885-1914” . Trad. de Gabriela Villalba).
--Bourdieu, Pierre: “Les conditions sociales de la circulation
internationale des idées”. En: Actes de
la recherche en sciences sociales. Vol. 145, diciembre 2002, La
circulation internationale des idées, pp. 3-8 (versión online disponible en la página persee). (Traducción al castellano en Bourdieu,
Pierre: Intelectuales, política
y poder. Trad. de Alicia Gutiérrez.
Buenos Aires: Eudeba, 2009, pp. 159-170.)
Quienes confirmen su asistencia
recibirán por correo electrónico el material de lectura sugerida para este
encuentro (en castellano). A partir del 13 de noviembre también estará disponible
en la fotocopiadora del Lenguas Vivas (en el subsuelo, junto a la Biblioteca central).
Etiquetas:
Andrea Pagni,
Historia de la traducción,
SPET
miércoles, 20 de noviembre de 2013
Última actividad del año
El miércoles 20 de noviembre, a
las 17 hs., en la Sala
“Leopoldo Lugones”, de la Academia Argentina
de Letras (Sánchez de Bustamante 2663, casi llegando a la Av. Libertador, C .A.B.A.), con entrada libre y gratuita, y
el auspicio del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires, tendrá lugar
una mesa redonda con la presencia de Andrés Ehrenhaus y Marietta Gargatagli a
propósito de “Traductores en la
Argentina y España”.
martes, 19 de noviembre de 2013
Cierre del año en el CCEBA con Julia Benseñor
Ayer, luego de cinco años de insistentes pedidos, se logró
que Julia Benseñor, co-fundadora del Club de Traductores Literarios de Buenos
Aires, se decidiera subirse a la tarima y hablar de su experiencia como “Una
traductora de dos mundos”. La espera valió la pena: lo hizo con talento e inteligencia como puede verse
y oírse en http://www.ustream.tv/recorded/40895126 . El público y su socio, agradecidos.
Argentina, esposa y madre de familia, Julia Benseñor es traductora
literaria y técnico-científica, recibida en el Instituto de Enseñanza Superior
en Lenguas Vivas “Juan Ramón Fernández”. Además es traductora pública en
inglés, por la
Universidad del Museo Social Argentino. Por su trabajo,
ha recibido el Tercer Premio a la Traducción Científico-Técnica del
Conosur 2001-2002 organizado por Unión Latina. Ex docente del Traductorado
Literario y Técnico Científico, INES Lenguas Vivas es co-fundadora del Club de Traductores Literarios de Buenos
Aires (2009). Se desempeña como traductora freelance para distintas
organizaciones internacionales y nacionales. Entre los autores que ha traducido
se menciona a Charles Chaplin, Ray Bradbury, Saul Bellow y Ring Lardner.
lunes, 18 de noviembre de 2013
Los checos pagan su deuda
![]() |
Anežka Charvátová |
Hace casi un año, en el sitio de Radio
Praha, se publicaba la siguiente información referida a la publicación de un clásico
de Guillermo Cabrera Infante: “El
glorioso boom de la literatura
hispanoamericana cumple medio siglo de vida estos días mientras algunos de los
títulos indiscutidos de ese período recién empiezan a ser traducidos al checo.
Es el caso de Tres Tristes Tigres,
novela que convirtió el habla más coloquial de La Habana en lenguaje literario
y que en diciembre publica la editorial Fra, con traducción de Anežka Charvátová”.
República Checa paga su deuda
con Guillermo Cabrera Infante
“Yo creo que Cabrera
Infante es un clásico y habría sido mucho mejor traducirlo al checo en los años
60, por supuesto, cuando se publicó el libro en español, en el año 1967. Pero
en aquella época estaba prohibido en Cuba y tampoco se pudo publicar en Checoslovaquia,
por supuesto. Después del 89 llegó el tiempo político bueno, pero tampoco
dinero ni nada y fue un proyecto largo y difícil. Cuando por fin una editorial
decidió publicarlo, la editorial FRA, que lo va a publicar ahora, me dio la
traducción, pero yo estaba llena de otras cosas porque trabajaba en Bolaño.”
Resulta que antes de que Anežka
Charvátová comenzara a trabajar en Tres
Tristes Tigres, apareció en checo la novela póstuma de Cabrera Infante, La
Ninfa Inconstante.
“La tradujo
Petr Zavadil y es una traducción muy buena. Pero tuvimos una pequeña discusión:
si acaso es bueno publicar primero la obra póstuma y solo después la obra
clásica. Yo pensaba que habría sido mejor empezar con Tres Tristes Tigres, pero ya no, creo que fue mucho mejor publicar
primero La Ninfa Inconstante ,
porque es más fácil de ser leída, es más abordable para un lector cualquiera
para conocer a Cabrera Infante. Porque ahora, leyendo y releyendo Tres Tristes Tigres, me doy cuenta de
que es una obra muy difícil y muy moderna en su época de creación, pero no
estoy segura si ahora ya muchos no la van a tomar como algo superado o
envejecido, que no lo creo que sea así, pero la literatura ha evolucionado
mucho mientras tanto.”
De esta manera, enfatiza la
traductora, la
República Checa empieza a pagar la deuda que tiene con
algunos clásicos de la literatura latinoamericana.
“Creo yo que tenemos muchas deudas con los clásicos latinoamericanos.
Entre los cubanos la deuda más grande que teníamos era con este libro de
Cabrera Infante y con Paradiso, de José Lezama
Lima, que es una deuda que no sé si se va a saldar algún día, porque es mucho
más difícil todavía que Tres Tristes Tigres.”
Y a pesar
de su dificultad, ya que muchos críticos la comparan con el Ulises, de James Joyce, cree que hay
lectores en la
República Checa para una novela como Tres Tristes Tigres.
“Sí, espero que los haya, porque no lo traduzco para mí ni para cinco
amigos. Quiero que lo lean los lectores. Hay muchos chistes, mucho juego de
idioma, creo que el lector checo entiende bien este tipo de humor. También
tenemos escritores que utilizan el mismo tipo de humor.”
La traductora de Tres Tristes Tigres comenta que en la República Checa
hay escritores similares a Cabrera Infante, lo que puede facilitar su
aceptación por parte del público. Y da un ejemplo.
“Siempre que quiero comparar a Cabrera Infante con algún escritor checo
pienso en Josef Škvorecký, que en sus novelas ambientadas en los EE.UU. también
trabaja con un checo inglés, chinglés, si se puede llamar
así. Sus personajes hablan un checo muy deformado, muy influido por el inglés,
y también hace muchos chistes fonéticos con el lenguaje. Es más o menos el
mismo tipo de juegos que hace Cabrera Infante entre el español y el inglés, el spanglish. Y además el trabajo con el idioma hablado que hace Cabrera Infante
también lo utiliza Škvorecký en muchas novelas suyas ambientadas en la República Checa.
Y el amor que tienen ambos por el jazz. O sea, hay muchos elementos que los
unen y creo que los lectores de Škvorecký pueden apreciar mucho esta novela de
Cabrera Infante.”
Traducir Tres Tristes Tigres era un desafío demasiado suculento para dejarlo
pasar, ya que los traductores aman los desafíos, agrega.
“Está lo de la deuda, no solo de las editoriales checas, sino también
mía, porque este proyecto de traducción ya lo tengo desde hace mucho tiempo.
Era ahora o nunca. Y está lo del desafío, porque traducir algo que es
intraducible es para un traductor un desafío que es necesario tratar de
hacerlo”.
En ese sentido, no cree que
exista alguna obra que no se pueda traducir.
“Todo se puede traducir, todo. Creo que no hay cosas intraducibles. Hay
que encontrar la manera de cómo traducirlo. Hay cosas que no se pueden traducir
tal cual y hay que rehacerlo un poco. Incluso se tradujo Alicia en el País de las Maravillas, que es un libro que
se parece mucho a Cabrera Infante ya que él es un gran lector de Lewis Caroll.
Y la cita que encabeza Tres Tristes Tigres es de Alicia en el País de las Maravillas.”
Comparado
con el trabajo que le dio Bolaño en las traducciones de 2666 y Los Detectives
Salvajes, Anežka Charvátová sostiene que Tres Tristes Tigres fue mucho más difícil.
“Tres Tristes Tigres es más difícil por los juegos de idioma, por todo, por los
trabalenguas, que no basta con traducir, hay que recrear, hay que reinventar.
Eso es como traducir poesía, que te toma mucho más tiempo. Una cosa es
entenderlo y otra cosa es recrearlo, para que tenga el mismo significado, el
mismo estilo y los chistes. Por eso esta es la novela que más me ha costado
traducir y la sensación, tras terminar la traducción, es de alivio.”
Anežka
Charvátová, que también trabaja en Fra como editora, cree que la novela no
estará lista para salir a competir en el mercado prenavideño, porque falta
afinar algunos detalles, antes de entrar en el proceso de corrección. Pero
tiene que publicarse antes de que termine el año sí o sí, por razones de
contrato.
De esta
manera, la República
Checa empieza a pagar la deuda que tiene con algunos
escritores clásicos de Latinoamérica, empezando con este cubano universal, que
fue perseguido primero por la dictadura de Batista y después por el régimen
castrista y que murió en el exilio en Londres, en febrero de 2005.
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