sábado, 20 de marzo de 2010

"Hay que mantener la distancia"

Un breve comentario de Jorge Aulicino, a propósito de una nueva versión de uno de los más famosos diálogos platónicos, que acaba de ser publicada en la Argentina, en traducción de Claudia Mársico.

No confundir registro cotidiano y rasgos coloquiales

–Apolodoro, precisamente hace un momento te estaba buscando porque quería preguntarte respecto de la reunión de Agatón, Sócrates, Alcibíades y los demás que estuvieron esa vez en la fiesta, sobre cuáles eran los discursos sobre el amor, porque otra persona me contó que había escuchado a Fénice, el hijo de Filipo, y comentó que vos también sabías, pero no pudo decirme nada claro. Contame, entonces, porque lo más justo es que relates los discursos de tu compañero. Pero primero decime –agregó él–: ¿estuviste vos en persona presente en esa reunión o no?

¿Un fragmento de El banquete de Severo Arcángelo, de Leopoldo Marechal (1900-1970)? No, un fragmento de Banquete, de Platón (427-347 a. C), en la versión de Claudia Mársico, que acaba de publicar la Editorial Miluno en Buenos Aires.

La explicación, firmada por Mársico y por Lucas Soares, responsable del prólogo, acerca de por qué la traductora eligió el voseo y cierta sintaxis argentina para la versión de un texto de más de 2000 años, escrito en griego, se basa en una generalidad inconsistente: "Las versiones previas, en su propósito panhispánico, han tendido a debilitar los rasgos coloquiales ligados con lo regional, cuando no a privilegiar el registro estrictamente europeo, con el consecuente efecto de distancia para el lector local". ¿Todas las versiones previas (en castellano, se entiende) han tendido a debilitar el registro coloquial? ¿Todas han tenido un propósito panhispánico? ¿Qué significa "registro europeo"? ¿Y cuál es el problema de que se produzca un "efecto de distancia en el lector local? ¿Es inadecuado que un lector sienta el efecto de distancia en un texto que supera los dos mil años de antigüedad y que fue escrito en una lengua extraña, además de antigua? Siguen los autores: "...estaba pendiente una traducción que reflejara el registro cotidiano en el que los personajes del grupo socrático recreados por Platón se comunican y que es fundamental para capturar los rasgos del formato discursivo con el que la filosofía se instaura como disciplina independiente".

La confusión entre registro cotidiano y rasgos coloquiales es de graves consecuencias aquí. El registro cotidiano no necesariamente es coloquial. Platón pudo haber situado a sus personajes a la vuelta de la esquina, pero deberíamos saber si lo cotidiano del registro que en tales circunstancias se produce, o probablemente eligen los personajes, coincide con el nivel coloquial. Es difícil saberlo para mí, que no conozco el griego. Pero lo que me dicen los autores de esta edición del Banquete, no me convence. Por otra parte, en el resultado, el registro es argentino, no coloquial ni necesariamente cotidiano. El voseo se utiliza en todos los niveles sociales de la Argentina, en todos los estratos culturales y en todas las circunstancias de la vida, desde una charla entre académicos hasta una conversación casual en el subte entre personas jóvenes o que se otorgan cierta familiaridad o pie de igualdad, y no impone per se un registro cotidiano o coloquial. Por ejemplo: los académicos podrían mantener una discusión en términos estrictamente técnicos, y hasta ininteligibles para el común, tratándose de vos. De hecho, los personajes del Banquete de Platón habrían hablado de vos, si hubiesen sido argentinos de mediados del siglo XX (a comienzos del mismo siglo, tal vez hubiesen utilizado el usted). Pero no por eso habrían usado el registro cotidiano. En ese sentido, tal vez el voseo pudiese corresponder a alguna forma propia del griego en Atenas, tres siglos antes de nuestra era. Pero no lo sabemos. El texto, en cambio, nos produce la sensación de que estos personajes hablan en Buenos Aires, y no en Atenas. Y no dos milenios atrás, sino ahora. No creo que esto sea una ventaja, ni en esta traducción ni en ninguna. En otras entradas, defendí el uso de una lengua promedio, no de una lengua panhispánica. Creo que esta versión del Banquete me afirma en la opinión de que el rasgo propio del castellano de cada país de lengua castellana, o de zonas de uso de esa lengua, no se logra con la inclusión de un léxico regional ni de fenómenos lingüísticos marcadamente regionales, como el voseo. Con esto se debilita el efecto de lectura, que, sí, debe mantener, a mi juicio, la distancia, pues hay distancias idiomáticas y geográficas siempre, y temporales muchas veces, entre el texto original y los lectores locales.

14 comentarios:

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  2. Este blog no publica comentarios anónimos por muy bienintencionados que sean. Se ruega entonces acompañar las opiniones con nombre y apellido, como corresponde. Es una cortesía para quienes sí se exponen diciendo quiénes son.

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  3. hablando de resistros y rasgos coloquiales, cuánto más vivo sonaría este fragmento si empezase: "Che, Apolodoro, precisamente a vos te andaba buscando..."!

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  4. Es cierto, Andrés. También podría haber sido "Che, boludo, sí, a vos te hablo, Apolodoro, me dejaste de garpe y justo te andaba buscando, chabón".

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  5. Bueno, traducido a castellano peninsular coloquial, debería decir: ¡Apolodoro, hombre! Venga, que quería preguntarte por la reunión con Agatón...
    Y en Chile: Apolodoro, culeao, te andavai escapando, güevón...
    en fin

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  6. jorge, me quedé pensando y tampoco hay que desagerar. creo que sócrates y compañía no se tratarían de boludo, forro o jopende. sí me cabe, en cambio, un che o un viste. o sea, que yo lo decía denserio: ya puestos, el registro amical podría haber ido más allá, no al punto del chascarrillo sino al del nivel preciso de flotación coloquial que el planteo de partida (tan válido como cualquier otro) parece propiciar. si de lo que se trata es de despojar a los diálogos de la capa de almidón y brillantina que la tradición traductora les viene endilgando desde siempre, por qué no usar todos los recursos del lenguaje y dotar al texto de frescura y agilidad? de lo contrario, sólo estaríamos argentinizando lo que otros españolizaron o europeizaron antes.

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  7. Yo creo, Andrés, que si hablás en serio, una cosa es quitar el almidón y otra cambiar el escenario. A mí me parece que el "che" excede el "nivel preciso de flotación coloquial" y sitúa a los personajes en Villa Crespo o el Centro de Buenos Aires. La regionalización de ese "che" es también una tranposición temporal. Como no existen equivalentes entre los lenguajes coloquiales, sólo nos queda la traducción literal o aproximada. ¿Tendría sentido que aún en casos como los chilenismos yo tradujera: "Apolodoro, boludo, ¿qué hacés? ¿te estabas escapando, gil?" en el supuesto de que quisiera traducir de un lenguaje coloquial a otro? Vamos a suponer que la frase fuese de un cuento chileno contemporáneo y yo quisiese hacerlo inteligible para un argentino. Vamos a suponer que fuese de un cuento de Skarmeta. Yo no justificaría esa traducción porque inmediatamente los personajes de Skarmeta pasarían a habitar en Buenos Aires o Mendoza. Esto es que, con el simple expediente de traducir culeao por boludo habrían pasado la Cordillera. Creo que esto es "intervenir" como se dice ahora, un texto, no tratar de que se entienda en los términos promedio del lenguaje de la tribu. Hay un límite, Andrés. Sócrates no puede convertirse en un porteño del siglo Veintiuno. Hasta aquí, hasta precisamente este límite, quitemos toda la gomina que podamos. Traduciendo precisamente fijador por gomina.
    Cariños
    Jorge

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  8. Una vez, el abogado, jurista, ensayista y poeta Rodolgo Mattarollo escribió que en el cuento Reunión, de Julio Cortázar, se desarrollaba una metáfora "indocil al asunto". Creo que se refería a la música de Mozart que el protagonista del relato, Luis (Ernesto Guevara), recuerda mientras se produce el desembarco de Playa Girón, que resultó en una masacre pero abrió el camino a la sierra a un reducido grupo de revolucionarios que a la larga reunió las fuerzas necesarias para derrocar al régimen de Fulgencio Batista. Indócil al asunto me han parecido desde entonces miles de metáforas; sin exagerar, cientos. Indócil al asunto: la cuestión debería ser tenida en cuenta cada vez que se emprende una traducción, porque se me ocurre que la trauducción es metáfora en sí misma, y que, como tal, debe tener muy claro de qué índole es el asunto, es decir, el texto original. Si se ha entendido, si se tiene al menos una hipótesis sobre el asunto, es posible que la metáfora no se note. Esto es, que la traducción parezca un texto original.

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  9. jorge (aulicino), vayamos por partes, como decían jack el destripador y un amigo mío que se llama javier.
    en primer lugar, el nivel preciso de flotación coloquial al que me refería es el que los prologuistas de la traducción planteaban como hipótesis de trabajo; no estoy necesariamente de acuerdo con esa declaración de intenciones pero entiendo que es lo que es y que, si se hace, conviene ser coherente con ella. de ahí el che vocativo.
    lo que pretenden es "naturalizar" la obra original, que equivale a lo que decís en tu entrada: convertir un cuento de skármeta en un otro de, pongamos por caso, dalmiro sáenz.
    hasta ahí, estamos de acuerdo.
    ahora bien, si el texto traducido es una metáfora cuidadosa del texto original, y aún a pesar de no ser indócil al asunto, nunca parecerá un texto original sino, siempre, un texto traducido. el misterio de la traducción ocurre cuando ese texto transformado se lee "como si" fuera el original y, a la vez, como lo que es, una obra nueva.
    la traducción implica una doble suspensión de la incredulidad, le propone al lector un pacto doble. si pretende hacerlo a través de la naturalización, le está vendiendo un buzón al lector en vez de proponerle un pacto, está vistiendo a la mona de seda, cobrando una metonimia a precio de metáfora.
    por eso la naturalización, además de tener un efecto inflacionario del lenguaje (las palabras cada vez significan menos y, por tanto, hay que estarlas remarcando constantemente), convierte a la traducción en un objeto kitsch, repetido, banal.

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  10. Bueno, Andrés, me parece que ahora te entiendo. Tal vez no te había entendido bien antes. Me parece que estás proponiendo algo con lo que estoy de acuerdo. Quisiera aclarate que expuse siempre un punto de vista como lector. Es una cuestión de gustos. No me gustan, por ejemplo, las obras de Shakespeare ambientadas en la era contemporánea. Vi una vez una versión de Hamlet en que los actores vestían ropas negras, los decorados eran neutros, pero los guardias cargaban ametralladoras, y encima eran ametralladoras Thompson, totalmente identificadas, por el cine, con la mafia de los tiempos de Al Capone. Eso no me gusta, aunque entiendo que en épocas de Shakespeare los actores quizá vestían con las ropas de su tiempo, aunque estaban representando historias de otros tiempos, como la del propio Hamlet. Muchos pintores renacentistas y barrocos pintaban escenas bíblicas con personajes vestidos con ropas de la época del renacimiento o del barroco. Esto no debía ser grave -ahora el peso significativo de ese vestuario se diluye un poco- porque los pintores estaban realizando no una representación aggiornada, sino pintando un cuadro, con una escena determinada, que sólo cobraba su sentido final, bíblico, con su título, algo -el título- por completo exterior al texto de la pintura, y, creo yo, al menos en los casos en que apareciera una cruz o situaciones muy reconocibles, sólo usados para satisfacer a su cliente, a la Iglesia. Caravaggio pintó su tiempo, por ejemplo, no la Biblia. Sus cuadros eran un original, no la traducción de una escena bíblica.

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  11. Juan Raul Diezdedos23 de julio de 2011, 5:21

    "Platón pudo haber situado a sus personajes a la vuelta de la esquina, pero deberíamos saber si lo cotidiano del registro que en tales circunstancias se produce, o probablemente eligen los personajes, coincide con el nivel coloquial. Es difícil saberlo para mí, que no conozco el griego."

    Es por la última oración de la sección que recupero que toda la nota no tiene ningún sentido. ¿Cómo hacer una crítica a una traducción sin saber leer el original?
    El Banquete de Platón es, como bien está dicho, una fiesta, una reunión, una "joda" -para mantener la tónica de la traducción-: lo coloquial es lo cotidiano. Sí, lo coloquial puede ser académico, puede ser solemne, puede estar lejos del registro cotidiano diario, liviano. No es este el caso, donde se retrata una situación de esparcimiento, donde amigos discuten sobre varios temas mientras toman vino.

    "El texto, en cambio, nos produce la sensación de que estos personajes hablan en Buenos Aires, y no en Atenas. Y no dos milenios atrás, sino ahora"

    Precisamente, ese es el objetivo de la traducción: mostrar como la lengua griega se encuentra, tanto gramaticalmente como semanticamente habilitada para tener un completo acercamiento al tiempo actual. Lo cierto es que no solo las temáticas discutidas en el Banquete son de terrible actualidad, sino que también el registro, las bromas, los juegos de palabras, son muy propios de lo cotidiano, y usualmente están perdidos en una falsa solemnidad que no se ven en el texto griego.

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  12. Coincido con usted Diezdedos en que la única forma de hacer una crítica a una traducción es por el resultado. El texto en castellano, en este caso. Un castellano que no as aviene -en este caso- a una escena griega de hace mas de dos mil años. La vitalidad del griego y de Platón no se demuestra con la supuesta habilidad del traductor para traducir banquete como joda. Porque incluso en el caso que nos pareciera verosímil una escena griega narrada en slang porteño, que como podrá apreciar es una capa del coloquialismo porteño, aun en ese caso, digo, un banquete, una reunión para comer y divertirse, no es una joda, en buen castellano de este margen del Plata. Entiendo que la 'joda' implica algo más. Una traducción completamente anacrónica no es la solución para manener la vitalidad de ningún texto, pues evidentemente no funciona.

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  13. Juan Raul Diezdedos2 de agosto de 2011, 15:50

    Al contrario, a mi ver la única forma de hacer una crítica a una traducción es teniendo en cuenta el texto griego, el texto original. Cualquier crítica seria (solo resta abrir una revista académica en buscar de reseñas a traducciones) tiene que revisar las fuentes codicológicas y filológicas a fin de lograr un correcto examen. Usted habla de anacronismo, pero ¿como puede evaluarlo si no tiene acceso a la lengua griega? Si no tiene acceso al registro original en que se escribió el texto,¿ como sabe cual es, a fin de evaluar la correcta traducción del original?
    Según su criterio, sin tener la menor idea de inglés antiguo, uno podría criticar una traducción de Shakespeare, comprar dos traducciones, elegir la mejor, sin tener absolutamente ningún fundamento para ello. Justamente, el fundamento para la critica de traducción es el texto original.
    Como traductor, realmente encuentro preocupante que exista la concepción de que no importa el conocimiento de la lengua del autor a fin de opinar sobre una traducción.
    Independientemente del criterio cientista para opinar sobre el trabajo realizado y apuntando solo al Banquete, es claro que la obra de Platón apunta a una joda: una fiesta en donde, cuando están todos borrachos, llega un personaje con dos acompañantes y más vino califica de joda. Una fiesta en donde terminan todos tirados en el piso durmiendo por la borrachera excepto uno de los amigos, es una joda. Flor de joda.

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  14. Pobre idea la suya sobre la joda. En Buenos Aires joda joda es cuando hay otros componentes además de la bebida, y ese componente ese el sexo
    En cuanto a conocer el original: usted sabe de qué hablo. El efecto de cualquier idioma traducido al cotidiano de cualquier país o región se puede juzgar sin tener en presente el original, basta el contexto. Los griegos puede que hayan hablando el lunfardo griego, pero la mecánica transposición al lunfardo argentino produce, para mi gusto, un efecto de proximidad casi grotesco. Lo mismo si se trata de slang moderno volcado al slang digamos español, cosa que actualmente sucede con frecuencia. No sólo no puedo seguir leyendo a un Platón que habla de gilipollas, sino tampoco a un -por ejemplo. Naipul diciendo 'qué coño se cree'. Disculpeme, esa lectura no es para mí. Y con eso no creo que se deba solemnizar la frescura del original, sino buscar el modo convincente de que permanezca fresca. La solución me la debe dar usted que leyó el original y sabe de estudios filológicos. Por mi parte, cuando traduje a Alighieri, donde decía culo no tuve dificultad en poner culo, pero jamás hubiese puesto orto,
    no le hubiese hecho decir a Virgilio "che Dante, no seas tan cagón". Es sencillamente inverosímil

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