miércoles, 10 de marzo de 2010

Otro americanismo para el diccionario


Luego de seguir durante varios días las últimas entradas, la traductora uruguaya Adriana Pérez  (Montevideo, 1946), envió un mail al Administrador donde se presenta ("Vivo y trabajo en Andalucía, pero estudié en Londres y en Berlín. Me especialicé en la traducción de textos científicos porque donde vivía no podía hacer traducciones literarias. Modestamente, escribo poesía. Apoyé a José Mujica y, como a todos los uruguayos, me gustan la libertad y los fines de semanas largos. Me encantaría volver a vivir a Montevideo") y donde de manera bastante directa señala que lo que se está discutiendo acá es dinero. "El panhispanismo –dice– es una pamplina, una palabra que se usa para distraer de lo que realmente importa". Para refrendar sus dichos y para demostrar qué hay detrás de "la política de Estado" española respecto de la lengua, aporta una serie de links, francamente escandalosos e irrefutables, que permiten ver hasta qué punto por la plata baila el mono.

Una de terror

“Se calcula que en el año 2050 hablará español una de cada diez personas en el mundo, y Estados Unidos pasaría a ser el primer país con más hispanohablantes desbancando (sic) a México.”

Creo que desde que vi La mosca (la versión de 1958) no había tenido tanto miedo como cuando, ahora mismo, empecé a leer que volvían los festejos por el descubrimiento de América y la gloria del español. Otra vez no, me dije, recordando 1992. Entendería que España festejara el final del sistema colonial a partir de la independencia de Guinea de 1968 o el final del negocio esclavista a partir de la tardía ley de 1886 o el fin de cualquier ignominia. ¿Pero el comienzo? La llegada de Colón a América es un mero hecho histórico y no hay ningún estudio serio y documentado que revele que haya algo que festejar.

Sin embargo, después de leer un poco ciertos materiales que nos ofrece la realidad (ver al final del texto) empecé a sentir nostalgia de aquellos fastos ejemplares. Finalmente, hablar del pobre Colón (y lo de pobre no es una metáfora) es un relato ameno comparado con que se celebre ahora la expansión de la lengua castellana por el mundo. Porque,¿cuál es el tema de la presente ovación? ¿Los chicanos y la humillante venta de su territorio a Estados Unidos? ¿Los espaldas mojadas? ¿El coyotaje? ¿La triste emigración de profesionales y trabajadores a otras latitudes? ¿El trabajo en negro? ¿Los desplazamientos de mujeres solas (por primera vez en la historia de la inmigración) que dejan a sus hijos o a sus ancianos para cuidar de los hijos o de los ancianos de los ricos?¿Los uniformes de variada servidumbre que se pueden ver en plazas, mercados y supermercados de la Madre Patria ilustrando con sus rayitas y sus canesús un inesperado retorno de las colonias? ¿La paradoja de que el nivel de estudios de los inmigrantes latinoamericanos supere la media de estudios de los españoles? ¿La segunda paradoja de que esa muchacha que lleva la bolsa con las lechugas tratando de no arrugar el delantal de sirvienta pueda ser licenciada en matemática o abogada o arquitecta?

Soy mitad española y mitad latinoamericana, y mi mitad de América no quiere festejar la melancolía, el sufrimiento o incluso la muerte de los que emigraron y siguen emigrando llevando con ellos, como único equipaje, la lengua.

El idioma, se ha repetido muchas veces, es la patria de un escritor. También es la patria de las personas sencillas que, a menudo, pueden encontrar en esos sonidos, cuando la realidad se vuelve silencio y bruma, el mutuo gesto salvador. Esas palabras, en el más allá de cada uno, tienden a ser lacónicas. Uno no se va al extranjero a hacer escándalo. Sobre todo porque la ilegalidad, los papeles prohibidos y el trabajo subterráneo no fomentaron nunca los bochinches.

¿Esto es lo que alegra y festeja? ¿La ilegalidad original de los casi cincuenta millones de hablantes de castellano que ahora hay en Estados Unidos? ¿El fanatismo religioso que condena a las mujeres latinoamericanas a multiplicarse o morir? ¿La riqueza verbal que promueve este tráfico y que ya nos ha dado mojados, coyote, alambristas, latin, latino, hispano y sudaca?

Esa tristeza tan perceptible, tan históricamente palpable, tan larga, ¿puede ser convertida en un negocio? ¿Qué se va a vender? ¿libros en cuotas?, ¿enciclopedias para los hijos?, ¿el nuevo Diccionario de americanismos?

La operación saldría redonda. A 75 euros cada ejemplar resultarían unos 37.500 millones de euros o unos 50.000 millones de dólares. ¿Qué no podrían hacer los hijos fugitivos y transplantados de América con este dinero? Porque, después de todo, de lo que se está hablando aquí cuando se habla de “una de cada diez personas en el mundo” es de América.

Sin embargo, no se habla de América ni de Colón. Aquí se habla de "la mosca" (= "la pasta"). Y, en cierto modo, viendo las cifras que se manejan, también da bastante miedo.


http://www.fundacionlengua.com/es/valor-economico-espanol-genera-35-millones-empleos/art/1599/

http://tecnologia.universia.es/experto/valoreconomico.htm

http://www.elcastellano.org/noticia.php?id=918

http://www.elpais.com/articulo/cultura/potencia/440/millones/hablantes/elpporcul/20061105elpepicul_1/Tes

http://www.lukor.com/not-esp/locales/portada/06021622.htm

http://www.fundacion.telefonica.com/debateyconocimiento/media/publicaciones/economia_espanol.pdf

http://plurilinguisme.europe-avenir.com/index.php?option=com_content&task=view&id=328&Itemid=54&limit=1&limitstart=2

http://www.fundacion.telefonica.com/debateyconocimiento/valor_economico_espanol/index.htm

http://www.americanismo.es/proyecto-de-investigacion-El_valor_economico_del_espanol_una_empresa_multinacional-96.html

2 comentarios:

  1. Ueno, en principio, creo que casi ni es necesario aclarar que esto viene de lejos, pero, por las deudas, aclaremos. Cuando Antonio de Nebrija le presenta a la reina Isabel la primera Gramática de la lengua castellana, en el infausto año de 1492, dícele: "Cuando bien comigo pienso, mui esclarecida Reina, i pongo delante los ojos el antigüedad de todas las cosas, que para nuestra recordación y memoria quedaron escriptas, una cosa hallo y: saco por conclusión mui cierta: que siempre la lengua fue compañera del imperio...”. Desde entonces, y quizá desde antes, y hasta ahora, y vaya uno a saber hasta cuándo, la lengua no ha dejado de ser compañera del imperio. Pero el imperio, claro, en este medio milenio, se desmembró, y los súbditos coloniales nos empecinamos en querer ser libres y todas esas pavadas (¿o debería decir “zarandajas”?), incluso en lo cultural. Y creo que aquí entra muy bien la idea de idioma, que es, desde hace rato, el “lenguaje propio de una nación”. Claro que hay un pequeño problemiglia, y ejque España y las colonias hace rato ya que dejaron de constituir una nación, así que la definición (que no es mía, sino del tal Corominas) no parece cuadrar, pero la Academia se las ha arreglado bien pa resolver la cuestión, y ahora dice, en su desopilante DRAE, que “idioma” es la lengua de una nación… ¡o que es común a varias! Claro, así meten a todos los gatos en la misma bolsa… y después nos los venden: gramáticas, ortografías, diccionarios y bulas varias. Pero pa eso necesitan que la lengua sea una y única. Predican, como dice Adriana Pérez, el verso del “panhispanismo”, y lo acompañan con un poema más largo, el de la “unidad en la diversidad”, pero lo cierto es que la Armada Imperial avanza desde varios frentes, públicos y privados (que el negocio ha de ser pa muchos, che, y no solo pa’l rey): la RAE (con el apoyo logístico de las cacademias americanas), el Instituto Cervantes y la Fundeu (que, surgida del medio periodístico, e’cir, de la agencia Efe, promueve formas únicas, “correctas” o “preferidas” de la lengua, con el inefable apoyo del BBVA, que, dichoseadepaso, ¿cómo se pronuncia?). En todas esas instituciones pueden verse siempre los mismos nombres rectores, desde el de don Juan Carlos y el jefe de gobierno español hasta los venerables académicos de costumbre, desde el señor de la Concha hasta… bueh, los de siempre. A propósito, uno de ellos, don Valentín García Yebra, autoridá notable de la RAE y la Fundeu, decía en su “Teoría y práctica de la traducción”: “Lamentablemente, en muchas de las confrontaciones de Wandruszka, aparece la trad. española como la más defectuosa. ¿No se deberá esto a lo poco que se han cultivado entre nosotros los estudios relacionados con la traducción? Quizá también influya el hecho de que la gran mayoría de las obras confrontadas se hayan publicado en Buenos Aires, traducidas por personas de apellidos extraños a nuestra lengua, que probablemente conservan atavismos lingüísticos de sus antepasados (…)”. Es obvio, entonces, que para evitar esos “atavismos lingüísticos” y todas esas cosas defectuosas que se hacen de este lado del charco grande, se hace necesaria una labor de lustrado y pulido que solo puede estar a cargo de figuras impolutas, y que estas solo pueden seguir el preclaro mando de don Juan Carlos de Borbón, cuya autoridad lingüística es indiscutible, ya que emana de Dios, ¿no?
    Ya lo decía mi abuelo, con sus atavismos lingüísticos centroeuropeos: “Oy oy oy”.

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  2. A pesar de que una parte considerable de las consultas diarias a este blog viene de España (unas 1583 contra las 1428 de Argentina, 220 de México, 116 de Colombia, etc.), resulta por lo menos curioso que muy pocos lectores españoles –más allá de las excepciones de rigor– se hayan detenido a opinar sobre tan importantes informaciones que, en última instancia, nos competen a todos. Sería de mucha utilidad que pudiéramos pensar juntos. Entre otras cosas, para eso existe el blog.

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