viernes, 21 de mayo de 2010

Una encuesta para editores (III) Harari/Espinasa/Pampín

Tercer día de la encuesta para editores. Las preguntas son éstas:

1. ¿Cómo elige a sus traductores? ¿Cuáles son los criterios de selección?

2. ¿En base a qué cálculo se les paga? ¿Le parece que la remuneración que estos reciben es justa?

3. ¿En qué medida la edición posterior considera a los lectores de uno y otro lado del océano?



Ediciones Trilce
Pablo Harari
Cargo: Propietario y director
Experiencia: 24 años

1) Muchas veces los traductores se eligen solos... me refiero a los casos en que ellos traen obras pero, incluso en esos casos casi siempre pasa por un fragmento traducido. Debo decir que hemos publicado poco más de sesenta obras traducidas –todas ellas del francés– y hemos tratado sólo con profesionales, y con muy buenos resultados. De todos modos siempre revisamos la traducción con una lectura en paralelo de ambas versiones por alguien que maneja la lengua con solvencia.

2) El cálculo se hace en razón de la extensión puramente (con lo cual se agrega injusticia a la injusticia).
Y no, la remuneración de ninguna manera es justa en relación con el esfuerzo, conocimientos que requiere y habilidad. El traductor hace un trabajo en alguna medida invaluable, como el de un autor. Pero hay que remunerarlo y valorarlo. Por otro lado hay que tener en cuenta el costo agregado que supone la traducción que las hace inviables –en nuestro pequeño país– al menos que haya apoyos. En alguna medida, en países donde no hay asociaciones de traductores que puedan imponer tarifas, lo que marca lo que se paga son los límites que ponen quienes subvencionan. (Muchas veces los autores tampoco salen bien parados: en más de un caso el traductor –a pesar de lo mal pagado– ha recibido mucho más que el autor.)

3) Nosotros hacemos las traducciones pensando en "nuestros" lectores. Las veces que hemos ofrecido traducciones a editoriales de España las han rechazado sin leerlas, por vicio de origen. (Está el caso de la editorial mexicana Sexto Piso que edita también en España, pensaban utilizar la misma traducción para ambos públicos lectores y no les fue posible.)


Ediciones Sin Nombre
José María Espinasa
Cargo: Director editorial
Experiencia: 15 años

1) Hay tres maneras de elegir a los traductores: la primera, que es la más común, el traductor nos elige a nosotros, se presenta con un trabajo ya hecho que miramos y si nos interesa buscamos la manera de financiarlo. Una variante de esta es que el traductor nos pida apoyo para solicitar financiamiento para realizar una traducción que aún no tiene y que nosotros, cuando la tenga, nos comprometemos a publicar. La segunda es que nos interese algún autor y busquemos un traductor nosotros, entre los que son cercanos a la editorial, cuyo trabajo ya conocemos y según la lengua de la que se trate, y veamos con él qué posibilidad hay de que lo haga. La tercera, cuando se trata de una coedición, es que venga ya con traductor asignado. Se revisa el trabajo del propuesto y se decide si se acepta o no.
De todos modos, para hacer la selección normalmente se considera el conocimiento del trabajo anterior del traductor, su disponibilidad de tiempo y su disposición hacia el texto propuesto.

2) Pagamos dependiendo de los apoyos que podamos conseguir y como la traducción que requerimos es casi siempre literaria, se negocia con el traductor. El trabajo de traductor está muy mal pagado y tratamos de pagarlo bien cuando podemos. No tenemos un tabulador fijo.

3) Prácticamente no se toma en cuenta otro castellano que el que se emplea aquí, nuestra distribución es mínima en otros países y –además– los textos se discuten con el traductor como creación y no necesariamente como eficiencia en la comunicación.


Ediciones Corregidor
María Fernanda Pampín
Cargo: Editora y responsable de derechos

1) En el caso del inglés, francés, alemán, ruso, italiano, etc. se elige por los trabajos anteriores y prestigio del traductor. Diferente fue el caso de la colección Vereda Brasil, en que no existían prácticamente traducciones literarias en el país cuando comenzamos.

2)  Les pagamos cada 1000 palabras. Normalmente, cuando se trata de poesía o de una obra especialmente complicada, se suele agregar un plus. Lo que ganan nos parece justo.

3) Por medio de los ensayos críticos. Todas nuestras traducciones llevan prólogos, ensayos, bibliografías, etc.

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