El pasado 24 de abril, Daniel Gigena publicó el
siguiente artículo en el diario La Nación,
de Buenos Aires. Allí se detalla la naturaleza del debate sobre el libro que
tuvo lugar en el Congreso argentino. Obsérvese que, más allá de los
participantes del mundo editorial, hubo apenas “una sola diputada, del Partido Justicialista de
Santa Fe, y asesores del diputado Facundo Suárez Lastra”. Es posible que los
demás estuvieran completando su alfabetización en alguna otra parte.
Un debate en el Congreso por
el libro
y diez propuestas para
fortalecer la industria editorial
En el marco del Día Internacional del
Libro y el Derecho de Autor, que se celebró ayer, el presidente de la comisión
de Cultura, el diputado nacional Daniel Filmus, convocó a varios representantes
del sector editorial para debatir las asignaturas pendientes del Congreso para
fortalecer una de las industrias creativas que más trabajo crea en el país: la
industria editorial. "La ley del libro es una asignatura pendiente del
Congreso", reconoció Filmus. Del debate con escritores y representantes
del sector, participó una sola diputada, Alejadra Rodenas, del Partido
Justicialista de Santa Fe, y asesores del diputado Facundo Suárez Lastra.
Con el lema "Presente y futuro del libro argentino", el
encuentro en el edificio anexo de la Cámara de Diputados del Congreso Nacional
contó con la participación de los escritores Claudia
Piñeiro, Mempo Giardinelli e Ivana Romero, el presidente de la
Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) Leandro de Sagastizábal,
los editores Leonora
Djament y Daniel Divinsky y el librero Ecequiel Leder Kremer.
El moderador fue el investigador del Conicet Alejandro Dujovne.
La actividad se realizó con el propósito de intercambiar ideas, recoger
propuestas, escuchar demandas y avanzar en proyectos que contribuyan a
dinamizar el sector editorial argentino. Ante la audiencia, integrada por
editores, imprenteros, traductores, correctores y otros integrantes de la
cadena de producción del libro, Djament se refirió a la "la reactivación
del consumo interno". En ese sentido, dos de sus propuestas fueron que se
otorgaran bonos a estudiantes y docentes, canjeables en librerías, y que se
ayudara a las editoriales a bajar el costo de los libros. "Los libros en
la Argentina son caros", admitió. El costo del papel para editoriales
chicas y medianas aumentó en 2017 un 33%, mucho más que la inflación estimada
por el Indec para ese año.
La responsabilidad del Estado nacional (y, en
particular, del Ministerio de Educación de la Nación), fue el leitmotiv de casi todas las
exposiciones. "El Estado bajó las compras de un 14 a un 1% en el último
año", dijo la editora de Eterna Cadencia. Actualmente, el Estado solo
compra libros de textos, lo que en gran parte beneficia a grupos editoriales de
capital extranjero. A su turno los escritores Mempo
Giardinelli e Ivana Romero lamentaron que el Estado hubiera
dejado de comprar libros de literatura para las escuelas y bibliotecas de zonas
periféricas del país. Giardinelli criticó que el Ministerio de Educación de la
Nación hubiera cancelado el Plan Nacional de Lectura. "También liquidaron
el Programa Conectar Igualdad, que brindaba la posibilidad del libro
digital", dijo.
Ecequiel Leder Kremer, de la librería Hernández, señaló que en las
librerías porteñas los costos suben y las ventas bajas. "Varias librerías
están en una situación agónica", anunció. Claudia Piñeiro, recién
llegada de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, se refirió a
la precariedad de la situación de los escritores, que pocas veces cobran
derechos de autor. Piñeiro recordó la solicitada de la Unión
de Escritoras y Escritores dada a conocer en 2017 en la que se
denunciaba esa práctica por parte de editoriales independientes. Damián Ríos,
del sello Blatt & Ríos, presente en la audiencia, respondió que en ese tipo
de denuncias había que indicar el nombre de las editoriales responsables de
esas prácticas.
De Sagastizábal, igual que Djament, recordó la fortaleza que el sector
editorial argentino había alcanzado a mediados del siglo XX. Luego, el
presidente de la Conabip apeló a
una sinergia entre todos los actores de la industria, a la profesionalización
de los editores y a la promoción de la lectura. "Antes, iban cien personas
por día a una biblioteca; ahora van cien en un mes", dijo. Reconoció que
las compras de libros por parte del Estado habían caído. "Debemos
incorporar a toda la sociedad en un proyecto de cultura", indicó.
Diez propuestas para fortalecer el sector editorial
A continuación, se indican algunas de las propuestas más viables que se
realizaron ayer durante la convocatoria del diputado Filmus para dinamizar la
industria editorial y promover el libro argentino en el país y el exterior.
·
Eliminar
el IVA de la compra de papel para libros para bajar el costo de los ejemplares.
·
Campañas
públicas y efectivas de promoción de la lectura por parte del Estado.
·
Desarrollar
políticas culturales que dependan del Estado y no del gobierno de turno.
·
Capacitar
a los docentes y a otros mediadores de lectura para fortalecer el hábito lector
desde la infancia.
·
Reformular
el esquema tributario para las editoriales y librerías pequeñas.
·
Facilitar
la exportación de bienes culturales.
·
Ayudar
a las editoriales pequeñas y medianas a difundir sus catálogos en el mercado
hispanoamericano.
·
Involucrar
al Estado en el proceso de profesionalización de los editores.
·
Valorizar
el papel de las editoriales universitarias nacionales.
·
Impulsar
la creación del Instituto del Libro.
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