miércoles, 2 de mayo de 2018

La ausencia de diputados en una reunión convocada por el presidente de la comisión de cultura de diputados con referentes del mundo editorial demuestra el interés de los legisladores por el libro y sus alrededores



El pasado 24 de abril, Daniel Gigena publicó el siguiente artículo en el diario La Nación, de Buenos Aires. Allí se detalla la naturaleza del debate sobre el libro que tuvo lugar en el Congreso argentino. Obsérvese que, más allá de los participantes del mundo editorial, hubo apenas “una sola diputada, del Partido Justicialista de Santa Fe, y asesores del diputado Facundo Suárez Lastra”. Es posible que los demás estuvieran completando su alfabetización en alguna otra parte.

 

Un debate en el Congreso por el libro

y diez propuestas para fortalecer la industria editorial


En el marco del Día Internacional del Libro y el Derecho de Autor, que se celebró ayer, el presidente de la comisión de Cultura, el diputado nacional Daniel Filmus, convocó a varios representantes del sector editorial para debatir las asignaturas pendientes del Congreso para fortalecer una de las industrias creativas que más trabajo crea en el país: la industria editorial. "La ley del libro es una asignatura pendiente del Congreso", reconoció Filmus. Del debate con escritores y representantes del sector, participó una sola diputada, Alejadra Rodenas, del Partido Justicialista de Santa Fe, y asesores del diputado Facundo Suárez Lastra.

Con el lema "Presente y futuro del libro argentino", el encuentro en el edificio anexo de la Cámara de Diputados del Congreso Nacional contó con la participación de los escritores Claudia Piñeiro, Mempo Giardinelli e Ivana Romero, el presidente de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) Leandro de Sagastizábal, los editores Leonora Djament y Daniel Divinsky y el librero Ecequiel Leder Kremer. El moderador fue el investigador del Conicet Alejandro Dujovne.

La actividad se realizó con el propósito de intercambiar ideas, recoger propuestas, escuchar demandas y avanzar en proyectos que contribuyan a dinamizar el sector editorial argentino. Ante la audiencia, integrada por editores, imprenteros, traductores, correctores y otros integrantes de la cadena de producción del libro, Djament se refirió a la "la reactivación del consumo interno". En ese sentido, dos de sus propuestas fueron que se otorgaran bonos a estudiantes y docentes, canjeables en librerías, y que se ayudara a las editoriales a bajar el costo de los libros. "Los libros en la Argentina son caros", admitió. El costo del papel para editoriales chicas y medianas aumentó en 2017 un 33%, mucho más que la inflación estimada por el Indec para ese año.

La responsabilidad del Estado nacional (y, en particular, del Ministerio de Educación de la Nación), fue el leitmotiv de casi todas las exposiciones. "El Estado bajó las compras de un 14 a un 1% en el último año", dijo la editora de Eterna Cadencia. Actualmente, el Estado solo compra libros de textos, lo que en gran parte beneficia a grupos editoriales de capital extranjero. A su turno los escritores Mempo Giardinelli e Ivana Romero lamentaron que el Estado hubiera dejado de comprar libros de literatura para las escuelas y bibliotecas de zonas periféricas del país. Giardinelli criticó que el Ministerio de Educación de la Nación hubiera cancelado el Plan Nacional de Lectura. "También liquidaron el Programa Conectar Igualdad, que brindaba la posibilidad del libro digital", dijo.

Ecequiel Leder Kremer, de la librería Hernández, señaló que en las librerías porteñas los costos suben y las ventas bajas. "Varias librerías están en una situación agónica", anunció. Claudia Piñeiro, recién llegada de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, se refirió a la precariedad de la situación de los escritores, que pocas veces cobran derechos de autor. Piñeiro recordó la solicitada de la Unión de Escritoras y Escritores dada a conocer en 2017 en la que se denunciaba esa práctica por parte de editoriales independientes. Damián Ríos, del sello Blatt & Ríos, presente en la audiencia, respondió que en ese tipo de denuncias había que indicar el nombre de las editoriales responsables de esas prácticas.

De Sagastizábal, igual que Djament, recordó la fortaleza que el sector editorial argentino había alcanzado a mediados del siglo XX. Luego, el presidente de la Conabip apeló a una sinergia entre todos los actores de la industria, a la profesionalización de los editores y a la promoción de la lectura. "Antes, iban cien personas por día a una biblioteca; ahora van cien en un mes", dijo. Reconoció que las compras de libros por parte del Estado habían caído. "Debemos incorporar a toda la sociedad en un proyecto de cultura", indicó.

Diez propuestas para fortalecer el sector editorial

A continuación, se indican algunas de las propuestas más viables que se realizaron ayer durante la convocatoria del diputado Filmus para dinamizar la industria editorial y promover el libro argentino en el país y el exterior.

·         Eliminar el IVA de la compra de papel para libros para bajar el costo de los ejemplares.
·         Campañas públicas y efectivas de promoción de la lectura por parte del Estado.
·         Desarrollar políticas culturales que dependan del Estado y no del gobierno de turno.
·         Capacitar a los docentes y a otros mediadores de lectura para fortalecer el hábito lector desde la infancia.
·         Reformular el esquema tributario para las editoriales y librerías pequeñas.
·         Facilitar la exportación de bienes culturales.
·         Ayudar a las editoriales pequeñas y medianas a difundir sus catálogos en el mercado hispanoamericano.
·         Involucrar al Estado en el proceso de profesionalización de los editores.
·         Valorizar el papel de las editoriales universitarias nacionales.
·         Impulsar la creación del Instituto del Libro.

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