jueves, 31 de mayo de 2018

¿Quiénes son más imbéciles? ¿Los tipos de la RAE o nosotros que todavía les prestamos atención?


Según Linkedin (https://www.linkedin.com/company/grey-group-spain) , “GREY España, presidido por Javier Suso, es el tercer grupo de comunicación español. Con oficinas en Madrid y Barcelona y 200 empleados, GREY ofrece servicios de creatividad, desarrollo digital, desarrollo de marca, planificación estratégica y nuevos medios, healthcare, producción, mobile marketing, analytics, social media, RRPP, marketing promocional, Shopper marketing, entre otros”.

El rojo que destaca las palabras procedentes del inglés en la presentación institucional de GREY España es del Administrador de este blog, y sirve como curioso contraste con la campaña que esta empresa realizó conjuntamente con la Real Academia Española, de acuerdo con la información presentada en el sitio http://grey.com/spain

Allí, en una entrada correspondiente al 17 de mayo pasado, se lee: “La Real Academia Española y la Academia de la Publicidad se unen para luchar contra los anglicismos en la Publicidad”. (La mayúscula no es nuestra.) Y luego: “La Real Academia Española, RAE, y la Academia de Publicidad, AP, presentan una campaña rompedora con dos anuncios que ponen de manifiesto el abuso de los anglicismos en publicidad”.

Por si hiciera falta, después se aclara: “Una campaña de concienciación que tiene como objetivo fomentar el uso del idioma español no sólo en los spots sino en la sociedad en general. Enric Nel.lo, Director General Creativo de Grey España, agencia encargada de la campaña,  explica cómo se está desarrollando: ‘Luchamos contra los anglicismos con sus propias armas: lanzamos dos productos, un perfume para mujeres y unas gafas de sol para hombres, a través de una campaña de publicidad cuyo objetivo es demostrar los grandes malentendidos que el uso desmedido del inglés en la publicidad provoca en el consumidor’, y añade: ‘Desde la RAE y la Academia de la Publicidad creen que el español está amenazado seriamente por la invasión del inglés en todos los ámbitos, sobre todo en el lenguaje comercial y profesional. La publicidad es uno de los principales sectores implicados, ya que el uso excesivo de los anglicismos en los anuncios que se emiten en España no sólo afecta a las marcas, sino directamente a la población general y a cómo perciben los mensajes comerciales’.”

Como si todo esto no fuera ya bastante triste, Grey España explica en qué consistió su campaña: http://grey.com/spain/work/key/rae/id/12528/

Lo hace en estos términos:

El entorno
La publicidad genera cambios de comportamiento, para bien y para mal. En su afán por diferenciar los productos y hacer que sean percibidos como superiores, más apetecibles, tecnológicos y novedosos, la publicidad ha empezado a hacer un uso indiscriminado del inglés, reemplazando palabras que existen en nuestro idioma por anglicismos que, muchas veces, no todo el mundo conoce.

Esta campaña nace para concienciar respecto de problema, hacer ver el sinsentido de utilizar términos en inglés y dejarnos persuadir por ellos.  En definitiva, para luchar contra la invasión de los anglicismos.

El reto
Lanzamos dos productos (un perfume llamado Swine y unas gafas con blind effect) con un spot un tanto absurdo, plagado de términos en inglés, en el que anunciaba que se podía pedir el perfume a través de la web.

La gente, confundida con los términos, recibió en su casa una muestra del maloliente perfume Swine (que significa CERDO) y y unas inútiles gafas de sol Sunset Style with Blind Effect (que significa efecto ciego)

La estrategia
Resolvíamos la campaña explicando el significado del nombre de los productos del por qué de la campaña. Todo ello para generar debate mediático y social, y calentar el ambiente antes de una jornada organizada por la Real Academia Española para tratar los anglicismos en la publicidad, que tuvo lugar el 18 de mayo en la RAE.

Hay dos melancólicas conclusiones.

La primera es de Borges: ¿para qué hacerle caso a la publicidad, cuando quien la hace es el que promociona el producto que se vende, ya sea porque lo fabrica o porque le pagan para que lo promocione?

La segunda es nuestra: ¿cómo es posible que con ejemplos tan flagrantes de imbecilidad –para no hablar del siempre plagiario Pérez Reverte–, en América todavía se le preste atención a la Real Academia del Orto? ¿Cómo hay aún editoriales o periódicos y revistas en Latinoamérica que, en sus oficinas y redacciones, se guíen por las normas que dictan estos alcornoques? ¿Quién carajo puede tomar como principio de autoridad las sesudas decisiones a las que llega esta cáfila de desquiciados?

3 comentarios:

  1. Déjese claro que una campaña contra el abuso del anglicismo bobalicón no está mal.

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  2. Estamos de acuerdo, pero encargársela a quienes ya desde su publicidad institucional hacen uso y abuso de los anglicismos no es el mejor ejemplo. Think about it.

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