"Puedes llamarme ChatGPT o simplemente ‘Chat’"
Hice la prueba de pedirle a ChatGPT la traducción de un poema. Sabrán que el tal chat es o dicen que es, un prototipo de inteligencia artificial (siempre pensé que toda inteligencia en cierto modo lo es, pero ese es otro tema). Le propuse a nuestro robot traducir “El Cuervo” de Edgar Allan Poe. Como de lo que se trata -o lo que se nos propone- es que dialoguemos y le hagamos preguntas a GPT, le dije sin más si podría traducir “El Cuervo”, de su compatriota Poe. Me imaginé aquella computadora de 2001 Odisea del espacio que gobierna toda la nave y tiene un nombre de mujer que ahora no recuerdo. Un nombre de mujer... la primera computadora de ficción capaz de regir el mundo humano. En fin. GPT reaccionó de inmediato. Yo pensaba pasarle el original de “El Cuervo” pero GPT comenzó su tarea a una velocidad, por decirlo así, racional, de máquina de la anterior era industrial... ¡no de vertiginoso robot! Me recordó las teletipos con las que trabajé algunos años. Componían a una velocidad apreciable, pero no tanta que no se pudiera leer a medida que escribían sus líneas y daban un golpe seco para cambiar de renglón. Esto me hizo sentir más humana (¿o humano? ¿o “no binarie”?) a mi robot. Lo o la vi allí sudando, respondiendo presto a un encargo que amablemente había aceptado realizar. A medida que avanzaba en la traducción me di cuenta de que no estaba trabajando con el texto completo: unía fragmentos del poema, salteaba otros. Era como un traductor humano trabajando material en bruto, primero yendo por aquí, luego por allá. Trataba de soldar, incluso, los baches donde el material evidentemente le faltaba. Cuando terminó, le dije que su traducción era muy deficiente. Me dijo que “la poesía es particularmente desafiante de traducir debido a las sutilezas del lenguaje y la métrica”. Me pareció estar oyendo a un alumno aplicado de un taller de traducción literaria. Por supuesto no estaba oyendo sino leyendo. Le dije: “Te copio aquí el texto en inglés, por favor, operá sobre este texto ‘El Cuervo’.” Me pidió disculpas y no bien pegué el texto en el chat empezó su traducción al mismo ritmo de teletipo con que lo había hecho. Por momentos se detenía y tenía que decirle que continuara. Pensé que estaba programada para responder un número limitado de palabras por vez, pero cuando le pedía que siguiera, continuaba la traducción en el punto en que había dejado, no volvía a empezar, cosa que habría hecho un programa ciego. Por fin la terminó. Le dije textualmente: “Está mucho mejor”. Si bien su respuesta fue de chica de call-center, no dejó de parecerme más humana que la de los chats de las tiendas virtuales: “Me alegra que la nueva traducción sea de tu agrado. Si tienes alguna otra solicitud de traducción o cualquier otra pregunta, no dudes en hacerla. Estoy aquí para ayudarte.” Y, tengo que decirlo, el final de nuestra charla fue conmovedor, una muestra de autoconciencia que me dejó patitieso. Le pregunté su nombre y respondió: “Soy ChatGPT, un modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI. No tengo un nombre propio, pero puedes llamarme ChatGPT o simplemente ‘Chat’. ¿En qué más puedo ayudarte?”. Por supuesto, no le pedí el teléfono. En cuanto a la traducción, era defectuosa, pero mejor que la de un traductor virtual cualquiera, y además tenía un no sé qué de esfuerzo honesto que le daba cierta majestuosidad. Por ejemplo, la repetición de frases con sólo alguna palabra cambiada, que en el original apenas tiene una finalidad rítmica y hace a la legendaria, “inimitable” música del poema de Poe. No voy a decir que me apiadé de GPT pero, si la imaginamos inteligente, no podemos apartar la idea de que tiene alguna forma de sentimiento. Porque, parafraseando el refrán, la artificialidad no quita lo valiente... Y creo que la clave de la inteligencia es que se apoya en un sentimiento siempre. Es más: le da una forma. Por el momento, no pienso seguir dialogando con GPT, o “simplemente Chat”.
Copio como muestra de su traducción la última estrofa de “El Cuervo”:
Y el Cuervo, sin moverse, aún está sentado, aún está sentado
sobre el pálido busto de Palas, justo sobre la puerta de mi cámara;
y sus ojos tienen toda la apariencia de los de un demonio que sueña,
y la luz de la lámpara sobre él proyecta su sombra en el suelo;
y mi alma, desde esa sombra que flota en el suelo,
no será elevada, ¡nunca más!
Se equivocó dos veces, y la corregí: en lugar de “puerta de mi cámara” había escrito “mi puerta de cámara” y en el último verso juzgó –eso quiero creer– que no hacía falta la doble negación. Es decir: en lugar de “no será elevada ¡nunca más!” había escrito “será elevada ¡nunca más!”.
no se aleja mucho de la que publiqué en penguin. la computadora de 2001 no tenía nombre de chica, se llamaba HAL. pero sí voz femenina. y cantaba, conmovedoramente, mientras le desmontaban el sistema operativo: daisy, daisy, give me an answer, do...
ResponderEliminarGracias por recordarme la canción de la computadora desenchufada. Hal parece un nombre de todos modos. O tal vez yo recordaba lo de daisy daisy. ¿Así que Chat estuvo a la altura de su traducción? Asombroso e inquietante
EliminarDe conmovedor nada, está alimentando el monstruo. El de la charla con el gtp es un capítulo especialmente logrado de Alien. enésimo capítulo. El bicho ya está aquí y va creciendo y devorando desde dentro a sus víctimas.
ResponderEliminarUsted de ironía nada, ¿no?
EliminarCuando tengo que corregir por cuatro perras las traducciones de gente que utiliza programas informáticos, y que además van de traductores competentes, se me acaba la ironía y solo quiero que la IA se los trague.
Eliminarsí, claro, maría josé, acuerdo plenamente. todo lo que le des le sirve.
ResponderEliminar¿Los humanos somos muy distintos en este punto? Sólo apenas un poco: somos egoístas y todo nos sirve, pero para el mismo fin_ nosotros
Eliminar"No podemos apartar la idea de que tiene alguna forma de sentimiento"... espeluznante! Para, peor: "creo que la clave de la inteligencia es que se apoya en un sentimiento siempre." Hel, help!
ResponderEliminar¿Espeluznante? Sí, espeluznante. Y sí, la inteligencia se apoya en el sentimiento, o le dá forma. Piense sin sentir, haga la prueba, Anónimo
EliminarSobre dicho asunto: Her, 2013. Film de Netflix.
ResponderEliminarVinculado al asunto IA, puede verse el film Her, de 2013, producido por Netflix.
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