Por si no quedó claro, las ferias del libro son
negocios. En primer lugar, para los organizadores que, por ejemplo, cobran
cifras millonarias a los países o ciudades “invitadas de honor”. También a los
expositores y a los concesionarios de los distintos servicios que ofrecen. Los
expositores, por su parte, las utilizan para promocionar sus libros –raramente las
ferias dan verdaderas ganancias– sobre todo ante el público que no va a las
librerías, pero que se acerca a las ferias del libro con la misma lógica que va
a las exposiciones del agro, de la industria, del automóvil, etc. Se trata de
un paseo, generalmente familiar y punto. Pero para disimular su naturaleza
comercial, algunas ferias del libro, apoyándose muchas veces en la necesidad o
la vanidad de quienes escriben, disimulan sus propósitos con actos culturales.
Estos incluyen la presentación de un libro sobre la psicoprofilaxis de la
lactancia materna, la biografía no autorizada de una vedette del espectáculo,
la sesuda investigación de un periodista de televisión, un youtuber, etc.
Entonces, sin demasiada necesidad de explicar nada, la fachada que esconde al
negocio es la suma de libro + acto, como si ambas cosas malamente conectadas
tuvieran que ver con la cultura.
Por supuesto hay matices: la Feria del Libro de
Frankfurt sólo abre dos días al público. El resto del tiempo se trata de
editores y agentes comprando y vendiendo. El papel que cumplen los pocos
escritores invitados en ese marco es más bien patético porque, a decir verdad,
nadie los tiene en cuenta. Prácticamente no hay “actos culturales”, salvo que
se quiera suponer que la firma de contratos tiene algo que ver con la cultura.
Toda esta parrafada viene a cuenta de la nota, firmada
por Daniel Gigena, en el diario La Nación, de Buenos Aires, publicada el
pasado 28 de mayo, con un título optimista, pero de ningún modo comprobado, donde
se anuncia la realización, en octubre próximo, de las ferias del libro de
Frankfurt y de la de Madrid.
Ferias del
Libro de Madrid y Frankfurt:
lo peor de
la pandemia
empieza a quedar atrás
Los
anuncios hechos casi en simultáneo indican que, para los organizadores de
grandes eventos en Europa, lo peor de la pandemia
de coronavirus empieza a quedar atrás. Tanto el director de la Feria del Libro de Madrid ,
Manuel Gil, como el de la Feria
del Libro de Frankfurt, Juergen Boos, anunciaron que ambos
encuentros se realizarán en octubre.
Hoy, en una conferencia de prensa que se
transmitió por YouTube, Boos se mostró confiado en que la 72ª edición de la
Feria del Libro de Frankfurt, la más importante del mundo, se celebrará entre
el 14 y el 18 de octubre. Esas eran las fechas originales previstas. “Todavía
no podemos decir cómo será, pero está claro que será un evento especial –dijo
Boos–. Estamos incorporando las medidas que se debaten a nivel nacional y
estatal en nuestra planificación de forma continua, ya que nuestra máxima
prioridad es la salud de nuestros expositores, visitantes extranjeros y el
público”. Según adelantó, esta “edición especial” combinará el programa clásico
con propuestas digitales. La digitalización del encuentro estaría orientada a
la negociación de derechos, charlas, conferencias y actividades para
profesionales.
Según
comentó, varios agentes y editores se mostraron interesados en asistir a
Frankfurt aun en medio de “estas terribles circunstancias”. No obstante,
advirtió que la presencia de representantes de Estados Unidos, América Latina y
algunos países asiáticos no estaba asegurada. “Es una situación muy cambiante”,
agregó. Se limitará el ingreso de visitantes, habrá cambios en la logística y
en la distribución de stands, y no se descarta la utilización de sedes
alternativas. “Este año, es más importante que nunca que la Feria se celebre –declaró
Boos vía Zoom–. Habrá una programación in situ combinada con una oferta digital orientada al futuro”.
Los detalles del
programa “Future Frankfurt” recién se anunciarán a fines de junio. Los miembros
del comité ejecutivo adelantaron que se tendrán en cuenta todas las medidas de
prevención; una cuestión nada menor es decidir si los visitantes extranjeros
deberán cumplir con un periodo de aislamiento una vez que arriben a Alemania.
Algunos editores esperan que esta edición tenga una escala menor a la habitual;
otros creen que si los grandes expositores internacionales como Penguin Random House,
Harper Collins y Hachette no pueden asistir, la feria no tendría mucho sentido.
El país invitado de honor en 2020 es
Canadá, cuya participación tampoco está asegurada. En Frankfurt se debate la
idea de aplazar por un año la presencia institucional canadiense, con lo cual
España (invitado de honor en 2021) sería homenajeada en 2022.
Madrid agasaja a las escritoras
Por su
parte, a medida
que avanza el desconfinamiento en España, los organizadores de la Feria del Libro de Madrid
compartieron días atrás la imagen de su 79ª edición, que se prevé celebrar
entre el 2 y el 18 de octubre en el Parque de El Retiro. Las fechas originales
de la feria madrileña iban del 29 de mayo al 14 de junio, pero a causa de la pandemia la inauguración debió
postergarse . El país invitado
de honor en esta ocasión es Colombia aunque, debido a que América del Sur será por varias semanas epicentro de
la pandemia de coronavirus , no está
confirmada la participación de la delegación colombiana (con más de cincuenta
escritores de ficción y no ficción invitados, sin contar la comitiva de
editores del país de Gabriel García Márquez).
El diseño y dibujo del
cartel de la edición 2020 de la Feria estuvo a cargo de Nuria Riaza, una
ilustradora que asoció la lectura y la escritura como símbolos de
empoderamiento de las mujeres. Manuel Gil, director de la Feria, señaló que en
la obra de Riaza “prima y brilla la relación emocional que se establece entre
una escritora y un libro”. Por razones sanitarias, la presentación del cartel
de la Feria se hizo en forma virtual con los hashtags #FLMadrid20 y #LaCulturaEnPie .
En palabras del director de la feria
madrileña, en esta edición se rendirá homenaje a las escritoras que, a lo largo
de la historia de la literatura, “han tenido que escribir bajo la condición de
anónimo, debiendo ocultar su nombre, crear bajo seudónimo y es por extensión,
también un homenaje a las mujeres lectoras, hoy mayoritarias en su acercamiento
al libro, la literatura, y la lectura”. El dibujo, pintado con bolígrafo azul y
bordados en hilo de algodón, intenta evocar a creadoras de universos literarios
indelebles como Mary Ann Evans (George Eliot),las hermanas Brontë,
Louisa May Alcott, Violet Paget (Vernon Lee), Karen Blixen (Isak Dinesen),
Colette, Rosalía de Castro, J. K. Rowling y, por
supuesto, Jane Austen.
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