lunes, 16 de marzo de 2020

Se suspendió la Feria del Libro de Buenos Aires ¿Qué lástima? Bueno, es un decir


El pasado 13 de marzo, Patricia Kolesnicov publicó en Clarín el anuncio de la suspensión de la Feria del Libro de Buenos Aires, que se suma a las suspensiones de otras ferias, como las de París, Londres y Bogotá. La noticia llega tarde gracias a los buenos oficios de Fibertel, compañía de cable que dejó al barrio del Administrador sin servicio de Internet por varios días. Ofrecemos entonces a los lectores las disculpas del caso y hacemos responsable del problema a esa empresa prácticamente monopólica.

Coronavirus en la Argentina:
No habrá Feria del Libro

No habrá pasillos llenos este año, no habrá inauguración de la Feria del Libro​ con reclamos políticos y sectoriales, no habrá colas que den la vuelta a un stand, autores de distintas partes del mundo, adolescentes acampando en La Rural. Aunque no se diga oficialmente, ya es un hecho que no se hará la Feria del Libro de Buenos Aires en 2020.

Quienes se preguntan –hasta indignados, en las redes– por qué la Feria del Libro no se suspende por la epidemia de coronavirus deberían saber que levantar un evento que involucra a tanta gente y tanta plata no es algo que se haga sencillamente.

La decisión ya está tomada –cuentan los que están en directo encuentro literario–, “falta un papel firmado. ¿Qué significa esto? Como informó Clarín este miércoles,  la Feria necesitaba un decreto –de la Ciudad o de la Nación– que avale el cierre. Y desde allí discutir los contrato que ha firmado la Fundación El Libro, organizadora del encuentro literario.  El decreto de Ciudad estuvo este jueves por la tarde, con un plazo de 30 días y la Feria abría después. El de Nación declara la emergencia sanitaria por un año y estuvo publicado más tarde en el Boletín Oficial.

Es que la Fundación El Libro –organizadora de la Feria– tiene ya pagado gran parte del alquiler de La Rural, el lugar donde la feria se hace. A su vez las editoriales ya cumplieron con muchas de las cuotas con que abonan su presencia allí: dos tercios, informaba hace unos días la editora de De La Flor, Kuki Miler. ¿Quién se hará cargo de esto? No es lo mismo negociar con el respaldo de un decreto que sin él.

Clarín intentó este jueves comunicarse con La Rural al respecto. Preguntó si el dinero se devolverá, si quedará para el año que viene –como contaban algunos editores– pero sin actualizarse por inflación, si se repartirán pérdidas. No hubo respuesta por ahora.

La Feria del Libro es un emprendimiento privado. Lo organizan las editoriales, los libreros, la Sociedad Argentina de Escritores y el sector gráfico: la industria. Y la industria editorial en este país está formada sobre todo por PYMES. Los lanzamientos se programan para la Feria y los pagos se estipulan para el final de la Feria. Su suspensión tendrá consecuencias.

Algunos proponían, con buena voluntad, pasar la Feria para el segundo semestre del año. Algo que depende de la disponibilidad de La Rural –¿se podría pensar en otro predio? ¿hay otros predios con el tamaño y la infraestructura necesarios– y, también de cierta organización internacional de las grandes Ferias: en el primer semestre se hacen Buenos Aires y Bogotá –que se aplazó sin fecha– y en el segundo, Frankfurt y Guadalajara.

Mientras tanto, las editoriales ya están pensando en cómo promover sus novedades, cómo mantenerse activas y visibles en este año en que, además de la Feria, no habrá reuniones masivas durante un plazo que por ahora no se conoce.

No hay comentarios:

Publicar un comentario