jueves, 26 de marzo de 2020

Una encuesta para traductores de poesía (IV)

Cuarto día de la encuesta para traductores de poesía.

Jorge Aulicino
Traductor de Guido Cavalcanti, Dante Alighieri y una enorme cantida de poetas italianos contemporáneos.

1) ¿Por qué razón traduce poesía?
Soy un aficionado, de manera que traduzco lo que siento afín a mi propio interés. En otras palabras, traduzco poemas, libros, que me gustan, para que se asienten mejor en mi lengua materna. Según como yo la hablo, claro. Digamos que eso es un ejercicio para mis propios fines creativos.

2)  ¿Cómo llega a la traducción? ¿Propone usted mismo al autor? ¿Recibe encargos de parte de la editorial? ¿De quién es la iniciativa?
Pocas veces recibí encargos. Cuando lo hice, siempre fue sobre textos que me interesaban.

3) ¿Qué criterio emplean las editoriales para considerar la paga que usted recibe?
En el caso del único contrato importante que hice en mi vida por una traducción, que fue por la de los tres libros de la Divina Comedia, recibí un adelanto y luego la liquidación de los derechos de autor. Los recibí puntualmente. El porcentaje era menor que el que se considera recomendable, pero como estaba cerca de esa cifra, lo tomé. En resumen, fue un trato que consideré más o menos bueno en el contexto de las formas extravagantes y leoninas que asume el pago a los traductores en este país.

4) ¿Hace usted algo para mejorar esas condiciones?
¿Se puede hacer algo? Creo que los traductores se allanan a lo que se les ofrece o discuten sus derechos individualmente hasta donde pueden. El contexto es horrible, porque cada vez menos obras se traducen al castellano en la Argentina, que fue un país de traductores buenos, pasionales, quizá producto de una industria hoy en decadencia, producto a su vez de la emigración española en gran parte, que eligió este lugar de la costa atlantica porque era aún una región próspera. Con un agregado de tipo cultural: la educación terciaria gratuita, el acceso a la educación. Si se agrega el componente cosmopolita que la inmigración puso en la sangre local, ese territorio era prometedor, y en gran medida cumplió sus promesas: hasta los años 70 éramos realmente una nación culta, que gestionaba su industria cultural y por consiguiente su propia cultura. Desde los 50 los sucesivos golpes militares, que fueron asimismo económicos, especialmente el último, destruyeron casi por completo la economía y la cultura.

5) ¿Conoce las políticas de subsidios a la traducción que tienen muchos países del mundo? ¿Los recibe?
Recibí solo un subsidio del gobierno municipal de Buenos Aires para la primera edición mi versión del Infierno de la Comedia, que salió en un sello independiente. Un subsidio que cubría, creo, solo 70 por ciento del costo de edición. No estoy al tanto de las políticas de subsidios. Me irrita pensar que haya que suplicar subsidios para algo que debería ser un trabajo muy bien remunerado.

Fabio Morábito
Traductor de Eugenio Montale y de Torquato Tasso, entre otros


1)  ¿Por qué razón traduce poesía?
Cuando he traducido poesía por puro gusto, lo he hecho como la manera de apropiación del texto más profunda que estaba a mi alcance, aunque no significa que sea la mejor. De hecho, no lo es.

2)  ¿Cómo llega a la traducción? ¿Propone usted mismo al autor? ¿Recibe encargos de parte de la editorial? ¿De quién es la iniciativa?
Las traducciones más importantes que he hecho han sido encargadas por una editorial.

3)  ¿Qué criterio emplean las editoriales para considerar la paga que usted recibe?
Lo desconozco. Proponen un precio y uno lo acepta o no lo acepta, según le lata a uno.

4)  ¿Hace usted algo para mejorar esas condiciones?
Cuando he negociado con una editorial, no ha sido por dinero, sino por tiempo. He exigido el triple del tiempo de lo que estaba dispuesta a concederme la editorial y lo conseguí.

5)  ¿Conoce las políticas de subsidios a la traducción que tienen muchos países del mundo? ¿Los recibe?
Conozco los apoyos a la traducción que existen en México y son apoyos que solicitan las editoriales, no los traductores, pues una de las condiciones para otorgarlos es que el texto que se va a traducir cuente con un compromiso de publicación. Con esos apoyos, las editoriales pagan la traducción o una parte de ella. Antes, en México, existían becas de traducción, que eran solicitadas, ésas sí, por los traductores, y consistían en una paga fija y en la obligación de entregar la obra traducida dentro de un plazo definido. Entraban a concurso y los ganadores se aseguraban una buena paga durante un año. Luego se vio que se corría el riesgo, al no existir un compromiso editorial de por medio, de que esas traducciones acabaran en el cajón del escritorio del traductor, por eso se comenzó a exigir el aval de un editor, y de ahí en adelante fueron los editores quienes solicitaban directamente el apoyo.

Armando Roa Vial
Traductor de buena parte de la literatura anglosajona medieval y un enorme número de poetas de lengua inglesa.

1) ¿Por qué razón traduce poesía?
Traduzco poesía porque lo veo como un privilegiado ejercicio de reescritura que me ayuda a encontrar mi propia voz y, al mismo tiempo, me transforma en un lector especialmente atento de lo que traduzco. Traducir, para mí, es entonces indisociable de la creación, una apuesta legítima de apropiación, con credenciales propias, y no un ejercicio derivativo o de segunda mano. 

2) ¿Cómo llega a la traducción? ¿Propone usted mismo al autor? ¿Recibe encargos de parte de la editorial? ¿De quién es la iniciativa?
Siempre he propuesto yo a los autores y, como se comprende, se trata de figuras por las que siento complicidad y admiración. Jamás podría traducir a un autor por el que no me una un vínculo afectivo, estético o intelectual. La iniciativa, entonces, ha sido generalmente mía.

3) ¿Qué criterio emplean las editoriales para considerar la paga que usted recibe?
Respecto al pago de honorarios de las traducciones publicadas en Chile, nunca he recibido un peso. Las editoriales me han remunerado con los derechos de autor correspondientes a la venta de ejemplares pero no por la traducción misma. Diferente ha sido el caso de traducciones publicadas fuera de Chile, donde se me ha pagado basándose en la cantidad de versos por página y en la dificultad del autor.

4) ¿Hace usted algo para mejorar esas condiciones?
En los últimos años he discutido bastante con la gente del Fondo del Libro, no sé si con mucho éxito, para cambiar y mejorar las políticas referentes a la traducción. Y es que en Chile, aunque tenemos muy buenos traductores, la conciencia en la importancia de desarrollar esta área es, desgraciadamente, mínima. 

5) ¿Conoce las políticas de subsidios a la traducción que tienen muchos países del mundo? ¿Los recibe?
De algunos países tengo información, más bien general, pero nunca he recibido un subsidio. 

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