lunes, 16 de noviembre de 2015

"Cuba forma parte del Caribe: integra el vecindario con muchísimo orgullo y tiene conciencia de ese hecho, con fuerza, a partir de 1959"

En julio de 2015 la traductora cubana Lourdes Beatriz Arencibia Rodriguez, publicó en la sección que Cuba Literaria le dedica a las traducciones el siguiente artículo, donde se recoge lo publicado en el volumen 3 de la TUSAAJI, Translation Review, sobre los traductores de su país, con opiniones de Nancy Morejón e Ileana Sanz.

Traductores literarios cubanos por el mundo:
Vectores del intercambio

A finales del pasado año 2014, la profesora María Constanza Guzmán, de Glendon College, Toronto, Canadá, decidió dedicar un importante espacio en su prestigioso seriado  virtual TUSAAJI, Translation Review, a la labor que desempeñan los traductores literarios cubanos en pro de la divulgación y universalización de la literatura caribeña a través de una sostenida y dedicada labor de mediación. Para ello, eligió a tres traductoras de reconocido prestigio y extenso desempeño que pertenecen, sin embargo, a  generaciones distintas y utilizan en su trabajo lenguas de partidas también diferentes: Ileana Sanz, Nancy Morejón y Lourdes Arencibia. 

El volumen 3, (2014) de TUSAAJI tiene como título: Vectores del Intercambio y en las páginas 88-100 aparecen bajo la rúbrica «Foro: Cuba traduce el Caribe», las opiniones de las traductoras antes mencionadas. Seleccionamos algunas opiniones de dos de ellas, –con la debida autorización– para incluirlas en nuestra Sección.

Nancy Morejón, Premio Nacional de Literatura, señala:

“Mi experiencia como traductora es, relativamente, amplia pues, desde mi juventud, he realizado traducciones en eventos, coloquios, seminarios y encuentros internacionales. Por otra parte, traduje textos literarios de ensayistas y poetas de lengua francesa, inglesa y portuguesa. De esta afirmación se desprende que el oficio de la traducción fue un modus vivendi que he respetado siempre y que amo entrañablemente no solo porque me dio de comer sino porque ensanchó mi horizonte intelectual. Saludo muy sinceramente la iniciativa de los editores de la revista Tusaaji, dedicada íntegramente al estudio, difusión y análisis de este oficio, tan antiguo como la literatura.

Cuba forma parte del Caribe; integra el vecindario con muchísimo orgullo y tiene conciencia de ese hecho, con fuerza, a partir de 1959. El Che Guevara iluminó ese sendero cuando abrió las ideas revolucionarias de la época al llamado balcón afroasiático. Desde entonces, salimos de un estereotipo construido según el hecho lingüístico que nos marca. Somos hispanos pero no españoles. Nuestra cultura es mestiza pero se produce en lengua española y, aunque el léxico de la Isla se ha nutrido de vocablos de origen africano, amerindio y asiático, lo cierto es que la lengua que hablamos en su dimensión escrita u oral es un código bien entramado que no ha dejado espacio para la existencia de algún creol.

El aporte cubano en el ámbito de la traducción y difusión de la literatura caribeña se concentra, ante todo, en la labor de una institución como Casa de las Américas que, desde hace un poco más de medio siglo, ha creado caminos muy fértiles para el conocimiento de la creación literaria del Caribe, región multilingüe, como sabemos. El Caribe es una suerte de Torre de Babel. Por eso prefiero hablar de las literaturas del Caribe y no de una literatura del Caribe. Escritores como Jean Price-Mars, Aimé Césaire, René Depestre, Édouard Glissant, Kamau Brathwaite, Rupert Lewis, Patrick Chamoiseau, Ernest Pépin, Maryse Condé, Simone Schwarz-Bart y Daniel Maximin, entre otros, aparecen en el catálogo de la Casa desde hace tiempo. 

Todo comenzó a inicios de los años sesenta. (...) Entre los intelectuales que han desempeñado un papel central en la difusión de la literatura caribeña en Cuba encontramos a Nicolás Guillén, Alejo Carpentier, Ambrosio Fornet, Rogelio Martínez Furé, Roberto Fernández Retamar, Lourdes Arencibia, Emilio Jorge Rodríguez, Silvia García Sierra, Ileana Sanz así como Lisandro Otero y Nara Araújo, fallecidos ambos desafortunadamente. El nombre de Lourdes Arencibia descuella en este dominio por su contribución a la traducción como manifestación literaria y a la conformación de una red caribeña de la que hoy disfrutamos. La colección El sinsonte en el patio vecino de la editorial Fundación Sinsonte, de Zamora, España, aparece a fines de la primera década del siglo XXI e incluye un reconocido catálogo, muy interesante, de su labor traductora. El jamaicano canadiense Keith Ellis, ha contribuido también, enormemente, a esta riqueza. Furé acaba de publicar un diccionario de poetas africanos llamado Pequeño Tarikh, aparecido en el catálogo de la editorial Arte y Literatura, en 2015. Hubiera sido importantísimo recopilar otra antología para la poesía del Caribe de la que fue pionera Mapa de la poesía negra americana, de Emilio Ballagas, en fecha tan temprana como 1946. Sería difícil acometer una descripción, propiamente dicha, del diálogo cultural del Caribe que se inició desde la Casa de las Américas, sobre todo en el plano literario. (...). Creo que en Cuba, en el plano histórico, el proyecto que más a contribuído al diálogo con el Caribe anglófono y francófono—y que no se me tome por chovinista—ha sido la existencia de la Revolución Cubana y, en el cenit de sus ideas, las del Che Guevara quien, como dije anteriormente, abrió nuestro horizonte hacia el llamado Balcón afroasiático, cuando hizo traducir y publicar en una pequeña editorial habanera Los condenados de la tierra y Piel negra, máscaras blancas, ambos de Frantz Fanon, a principios de los años sesenta. Esa lectura me marcó para siempre y solo entonces decidí dedicar el tema de mi tesis de grado a Aimé Césaire, sobre todo a través de su teatro y de su imprescindible Cuaderno de un retorno al país natal que, a fines de los años cuarenta, tradujo aquí Lydia Cabrera, en una primorosa edición que ilustrara otro gran caribeño, cubano, el artista Wifredo Lam.”

Considero que el futuro de la traducción del Caribe en Cuba, y la imagen del Caribe que de ella se desprende, es y seguirá siendo algo espléndido. (...) Aceptemos que hablamos y escribimos en un mundo plural, globalizado, violentado por presupuestos irreconocibles ante las disciplinas de humanidades que forjaron nuestros patriotas, en especial, José Martí. Como decía Glissant: hablamos y escribimos en el contexto de todas las lenguas del mundo, no solo la nuestra. Esa observación es la raíz más auténtica del Caribe» 

Por su parte, Ileana Sanz subraya que:

“El aporte esencial del Caribe a través de la traducción ha sido visibilizar la caribeñidad de la cultura y la literatura cubanas. Parte de la premisa de la existencia de un corpus literario caribeño no obstante expresarse en diferentes lenguas. Históricamente, el proceso literario cubano estuvo más vinculado al Caribe hispano y América Latina que al espacio Caribe en su conjunto. La diversidad de metrópolis y su consecuencia lingüística contribuyeron a la fragmentación del Caribe insular y, de hecho, a ver sus procesos literarios como un apéndice de las literaturas de los países que lo colonizaron, sobre todo en los que mantuvieron su estatus colonial hasta entrado el siglo XX o que aún mantienen un estatus dependiente sea como departamentos de ultramar o asociados.

Las traducciones de las obras del Caribe han contribuido grandemente a entender y percibir la literatura caribeña como un corpus diferenciado del metropolitano con cosas en común más allá de la diversidad de la lenguas en que se expresan. Aparte de la Casa de las Américas, otras instituciones han desempeñado un papel importante en la difusión de la literatura caribeña. En los últimos años las editoriales Arte y Literatura y Oriente han publicado obras del Caribe no hispano al español. La tradicional Feria del libro de Cuba, organizada por el Instituto del Libro, dedicó su edición del 2011 al Caribe, lo que representó un gran impulso a la difusión de la literatura caribeña por la publicación de obras traducidas al español, la presencia de escritores del área, así como organización de foros para la discusión de los problemas de la traducción literaria en el Caribe.”

Finalmente, Sanz estima que:

“La imagen que se construye a partir de la traducción, en Cuba y en el Caribe en general, es la de un Caribe interrelacionado dado por un sustrato común compartido histórico, económico, cultural de raíces comunes que no obstante expresarse en lenguas disímiles, tienen una esencia común, una unidad que se expresa en la diversidad. La creciente integración del Caribe materializada en organismos que facilitan la ejecución de proyectos comunes ha implicado una mayor conciencia de la necesidad de comunicación y la determinación de eliminar las barreras lingüísticas. La prioridad de la enseñanza de las lenguas habladas en el Caribe en el sistema de educación de los países caribeños, el intercambio de estudiantes, la implementación de proyectos conjuntos, entre otros, auguran un futuro promisorio de unidad e integración.

No he considerado necesario incluir en este artículo el acápite de Tusaaji asignado a mis propias reflexiones autorales, toda vez que en esta propia sección de "Traduttore/Traditore" las he ido entregando en las muchas colaboraciones que a lo largo de los años han dado sustancia y contenido a mis trabajos sobre el Caribe. En cambio, sí quisiera terminar dedicando unas palabras a la revista canadiense  y destacar la importante labor de divulgación de la cultura caribeña que su editora, la profesora María Constanza Guzmán, está llevando a cabo en Canadá.

La publicación virtual en inglés es el órgano del Grupo de Investigación sobre Traducción y contactos Transculturales de la Universidad de Glendon, York, radicada en Toronto. Propugna que la traducción es una intersección entre tradiciones, lenguajes, esferas del conocimiento y discursos; y aspira en suma, a convertirse en un amplio referente cultural de la  mediación con particular acento en las lenguas y autores de las Américas, tanto de raíz exógena como aborigen. En el número que aquí se detalla, por ejemplo, figura también un artículo de Ian Craig titulado «The outsider Inside: Retracing Carpentier’s Lost Steps in the Eastern Caribbean.»

Puesto que entiende la traducción como un complejo proceso de negociación entre significados, conocimientos y subjetividades, no por azar la revista ha elegido llamarse TUSAAJI, que en la lengua esquimal denota a aquel que traduce o interpreta, y posee una capacidad excepcional para escuchar a los demás...  

Editado por: Patricia M. Peña


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