Sexto día de la encuesta para periodistas, donde se pregunta por la manera en que se trata a los traductores y a los libros traducidos en la prensa escrita.
Una encuesta para periodistas (V)
(El Cultural, El País y otras publicaciones periódicas
– Uruguay)
1) ¿Cuál
es la proporción aproximada de textos traducidos que se comentan en el
medio para el que escribe?
–El
porcentaje de textos traducidos comentados puede ser un 50%, quizá algo
más.
2) ¿Se consigna en la nota el nombre del traductor?
–El
nombre del traductor se consigna siempre en la ficha de la nota al final de la
misma. Eventualmente se menciona al traductor en el cuerpo de la nota, pero
reconozco que no es lo habitual.
3) ¿Se detiene alguna vez a comentar la tarea del
traductor? Si sí, ¿en qué términos?
–Relacionado
con lo anterior, admito que en mi caso casi nunca y esto por varias razones. La
primera y fundamental es que no me siento capacitada para discutir los
criterios de quienes se dedican a traducir profesionalmente, por lo tanto hago
fe en la traducción (a menos que los errores sean garrafales, muy notorios e
importantes. O, en ocasiones, para señalar los excesivos españolismos, etc). La
segunda por una cuestión de tiempo que hace al oficio. Ya es suficiente tener que
leer deprisa, a menudo ir para atrás en la obra del autor, etc., como para
ponerse a verificar o buscar quien verifique la calidad de la traducción.
También en esto, como en otras cosas, uno se guía por los nombres y las
trayectorias.
(Radar
Libros de Página 12, Le Monde
Diplomatique, Revista Acción, Radio FM La Tribu y Radio FM Blue 100.7 -
Argentina).
1)
¿Cuál es la proporción aproximada de textos traducidos que se comentan en el
medio para el que escribe?
–Entre un 75% y un 80%, considerando todos los medios, aunque
cada uno tiene su propia “agenda” a la hora de elegir material para reseñar.
Por ejemplo, en Página 12 desde hace unos años me dedico, sobre todo, a obras
de escritores argentinos o latinoamericanos, en general, o textos de crítica
literaria o filosofía. Por lo tanto, muchas veces estoy con obras que están en
lengua fuente, aunque gran parte de lo que se edita en filosofía está en
castellano como lengua meta, mientras que lo de crítica literaria que se reseña
tiene al castellano como lengua fuente (hay un abanico de autores que suelen
aparecer regularmente con sus trabajos: por ejemplo, ediciones de libros de
David Viñas, o algún que otro trabajo de José Pablo Feinmann, o incluso textos
de críticos como Alberto Giordano, José Fernández Vega, Adolfo Colombres, por
sólo mencionar algunos).
En Le Monde y en Blue, casi
el 100% de lo que se reseña está en castellano como lengua meta. Sobre todo, en
este último medio, radial, se le da prioridad a textos que forman parte de dos
tipos de “acerbos” imaginarios: por un lado, clásicos literarios, obras
relativamente canónicas; por el otro, libros que demandan un conocimiento previo
del posible lector un poco más específicos -por ejemplo, saber que tal o cual
autor pasó por tal o cual experiencia, o está vinculado con algún tipo de
producción musical, considerando que se suele poner como filtro la relación de
la literatura con la música al ser “Todo tiene un límite”, el programa donde
colaboro, uno dedicado, sobre todo, al rock-.
2)
¿Se consigna en la nota el nombre del traductor?
–Depende. Si el trabajo del traductor es una tarea que hace
que el libro se destaque por sobre los demás, sí. Si es apenas un trabajo más,
en el sentido de que ni siquiera para la edición es relevante colocar por
delante el nombre del traductor, suele quedar como algo marginal. La figura del
traductor siempre ocupa ese difícil lugar a la hora de la reseña o del
marketing de cualquier libro en general: si un escritor “encumbrado” realiza
una traducción, la mención de su nombre es muy importante para el comentario y
la ulterior circulación del libro, teniendo hasta la mención específica en la
gacetilla o el comunicado de prensa.
3) ¿Se detiene alguna vez a comentar
la tarea del traductor? Si sí, ¿en qué términos?
–Pocas veces he comentado la tarea del traductor. Siempre que
lo he hecho, fue para mencionar logros y resultados positivos, no para
criticarlo negativamente. Me parece que la tarea del traductor es sumamente
importante, tanto como la del editor, y, como suele pasar, es la que más
invisibilizada queda a la hora de tomar al libro como resultado final. A veces
me pongo a pensar si el hecho de que nota la “mano” del traductor es algo
positivo o negativo para el libro. Algunas editoriales siempre ponen por delante
el nombre del traductor, como Adriana Hidalgo, Eterna Cadencia o la maravillosa
colección de Colihue Clásica. Ese tipo de ediciones son excelentes trabajos que
descansan mucho en la tarea del traductor.
(Perfil – Argentina; Clarín
– España; Letras libres, Pijama surf, Casa del tiempo y Marvin
– México)
1) ¿Cuál es la proporción aproximada de textos traducidos que se comentan
en el medio para el que escribe?
–Desconozco el porcentaje de textos traducidos que
comentamos en el suplemento de cultura del diario, pero de textos traducidos
hay siempre una presencia mayoritaria de autores en inglés y en menor medida
del francés, el alemán y el italiano.
Se cuentan con los dedos de una mano las veces que se comentan textos
traducidos del portugués o alguna otra lengua europea (danés, sueco, etc) y aún
libros escritos en español de otros lugares de América latina. Hay una
peregrina pero constante presencia asiática debido al exotismo de diversas
editoriales medianas y pequeñas.
2) ¿Se consigna en la nota el nombre del traductor?
–Depende del reseñista o del autor del artículo. En mi
caso, casi siempre, puesto que por lo general en los libros que comento la
traducción es uno de los pivotes indispensables para la crítica del contenido.
3) ¿Se
detiene alguna vez a comentar la tarea del traductor? Si sí, ¿en qué términos?
–Generalmente sí; y suelo
hacerlo en los términos correspondientes a la crítica literaria.
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