Magdalena Faillace (foto) , Directora de Cultura (DICUL) de la
Cancillería argentina durante el gobierno anterior, enterada de las
dificultades registradas en el pago a los traductores de obras argentinas,
beneficiados por el Programa Sur correspondiente al año 2015, se tomo el trabajo
de enviar un mail colectivo a escritores, intelectuales y traductores que
formaron parte de las distintas delegaciones argentinas que viajaron a ferias y
foros internacionales durante su gestión para explicar cada uno de los
vericuetos burocráticos por los que pasaron esos subsidios. La parte pertinente
de ese texto es lo que se lee a continuación
“En el último tiempo he escuchado
algunos comentarios acerca de ‘la gestión anterior’, a propósito de deudas que
habrían quedado del 2015. También he leído notas en los diarios acerca de la ‘desmesura
del proyecto’ de mi gestión en referencia a los ‘1500 pasajes de invitación’
otorgados, etc., como si hubiéramos llevado a los escritores, músicos,
artistas plásticos y gente de teatro de vacaciones o, a pasear y no a
participar en mesas redondas a veces numerosas y sin cobrar
honorarios.
Pero quiero ceñirme al Programa SUR,
que les compete en particular a Uds. Sobre mediados de octubre, aunque no
sabíamos quién iba a ganar las elecciones, constatamos que había 205 libros
aprobados con subsidios, correspondientes mayoritariamente a títulos de
excelencia. Pensé que lo ideal era –como final de gestión– conseguir un resto
de alguna otra partida de DICUL que pudiera reasignarse al pago de los 55
títulos que excedían los 150 presupuestados para 2015, y no dejar ese excedente
de libros para 2016.
Pedí la autorización para proceder
así y los recursos necesarios para esos títulos, y en diez días tuve una
respuesta positiva. Se elaboró el expediente para el pago de los 205 subsidios,
que quedó listo a principios de noviembre, con el presupuesto ad hoc. La
única dificultad fue que, por tratarse de un monto superior, el expediente
debía ser firmado por el Canciller y no por la Secretaría de Coordinación.
Luego de presentada mi renuncia al
cargo de Directora la DICUL a partir del 10 de diciembre, me mandaron a casa
(estaba convaleciente de una caída) el expediente en cuestión que había sido
corregido, y se me comunicó que la nueva gestión había decidido pagar sólo los
150 títulos usuales. Yo tuve que reinicialar algunos folios, a pedido del nuevo
Secretario de Coordinación.
En diciembre estuvo el expediente
listo, con el presupuesto correspondiente, para ser firmado y proceder al
pago.
En enero, en una de las oportunidades
en que fui a Cancillería y me entrevisté con el nuevo Vicecanciller y con su
Jefe de Gabinete, les rogué encarecidamente por la continuidad del Programa
SUR, como lo hice con mi sucesor Mauricio Wainrot, cuando nos reunimos por un
ofrecimiento mío, para aportarle a él lo que pudiera servirle de mi
experiencia.
Estoy segura de que, si no hubiera
mediado el esfuerzo realizado por Luisa Valenzuela –a quien todos debemos estar
agradecidos– como titular del PEN Club, y seguramente a algunos de Uds. con acceso
a los medios (que fueron vitales), no se hubiera iniciado el pago de los
subsidios concedidos en 2015.”
Cabe agregar aquí que el Programa Sur
es, posiblemente, una de las mejores políticas de Estado llevadas a cabo en la
Argentina en los últimos años, y que resulta absolutamente indispensable que
autores, traductores y editores, tanto de la Argentina como del exterior, lo
defiendan haciéndoles saber a los gobernantes de turno que trasciende la esfera
del mero partido político que ocupe el gobierno para constituirse en una herramienta
de capital importancia a la hora de presentar el legado cultural argentino al
mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario