Una encuesta para periodistas (VII)
Beatriz Vignoli
(Rosario 12 – Argentina)
1) ¿Cuál es la proporción
aproximada de textos traducidos que se comentan en el medio para el
que escribe?
–El medio es Rosario/12
y la proporción es ínfima considerando que como se trata de un suplemento
local, la política editorial de la sección Cultura (que comparto y apoyo)
consiste en centrarse en autores, editoriales o presentaciones locales, que en
su mayoría están en idioma castellano. Pero afortunadamente para la visibilidad
de la tarea de traducir, a veces aterrizan en la redacción ediciones bilingües,
que me ocupo de reseñar. Los otros idiomas fueron, en un libro (Lenguaje,
de Liliana Ancalao, Mario Castells, Juan Chico, y Lecko Zamora, editado por el
Festival de Poesía de Córdoba en 2015), los idiomas americanos mapuzungun,
guaraní, qom y wichí; en otros cinco, lenguas europeas (en tres, el italiano;
en uno, el francés y en otro, el inglés).
2) ¿Se consigna en la
nota el nombre del traductor?
–Siempre. Y también en el raro caso de que el autor se
traduzca a sí mismo. Y siempre pongo especial cuidado en consignar en qué
dirección y sentido se hizo la traducción, es decir, de qué idioma a qué
idioma. A veces el castellano no es el idioma de llegada sino el de partida,
como cuando un autor aborigen escribe en castellano y este original es
traducido a su lengua originaria (americana u otra). A veces escribir un texto
original en un idioma extranjero le sirve al poeta hispanohablante para
investigar esa otra lengua por alguna razón (es la lengua olvidada de la
infancia, como el italiano y el ripalimosano en dos libros de María Lanese, o
la adquirida en un viaje, como el francés en un libro de Ariana Daniele); en
estos casos suelen mezclarse la ¿alotraducción? y la autotraducción, o los
sentidos de ida y vuelta en un mismo libro, y nada de esto es un detalle
menor.
3) ¿Se detiene alguna vez
a comentar la tarea del traductor? Si sí, ¿en qué términos?
–Sí, y en un caso lo hice en términos muy elogiosos; se
trataba de versiones de poesía italiana contemporánea (Milo de Angelis y otros)
por dos traductoras rosarinas, Elena Tardonato y María Cecilia Micetich. De
Elena Tardonato también comenté su versión de un cuento de Samuel Beckett,
"Dante y la langosta", que ella tradujo del inglés e incluyó en su
libro de ensayos El canon dantesco en la
literatura inglesa. Cuando no dispongo del original o éste está en un
idioma que desconozco, me guío por criterios prosódicos (fluidez, musicalidad)
o idiomáticos (i.e., que nada "suene a traducción"). He aprendido que
siempre y en lo posible lo mejor es no sólo leer los textos sino además hablar
con el traductor, entrevistarlo y escuchar su experiencia de trabajo. Sobre
todo porque en estas ocasiones (de Angelis et al y Beckett)
las traductoras fueron las protagonistas de mi reseña.
También quiero aclarar que el objetivo de mis reseñas actualmente no es
tanto la lectura crítica (que es un poco esto, pero no cuento con todos los
factores necesarios para darle un nivel académico) sino informar sobre lo que
se hace en mi provincia y acercarle más lectores, en lo posible dando espacio a
la voz de autores, editores o traductores: mucho más que mencionarlos.
Ioran Melcer
(Alaxon, Israel)
1) ¿Cuál es la proporción aproximada de textos traducidos que se
comentan en el medio
–En el contexto de ALAXON (http://www.alaxon.co.il),
la revista online que dirijo, diría que se trata del 50-60%.
2) ¿Se consigna en la nota el nombre del traductor?
–Desde que asumí el cargo de editor,
sí, pero antes no se acostumbraba.
3) ¿Se detiene alguna vez a comentar la tarea del
traductor? Si sí, ¿en qué términos?
–Sí, hemos
publicado varios textos cortos sobre la tarea del traductor, incluso por
nuestro traductor del inglés, así como algunos que escribí yo. Es un tema
recurrente, que nos seguirá ocupando.
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