El breve artículo de La Gaceta de Tucumán, correspondiente al 16 de octubre pasado, lleva la firma de Coriolano Fernández y da cuenta de la aparición de la cuarta traducción de Hernán Zucchi de la Metafísica de Aristóteles, revisada en la oportunidad por Joaquín Meabe.
El libro más célebre de la filosofía
Es el libro más célebre de la historia de la filosofía y uno de los más difíciles de leer. Pero el autor no lo conoció. ¿Cómo es esto? Aristóteles muere en 322 a.C. y, en el siglo I, Andrónico de Rodas, en Roma, ordena los manuscritos del filósofo, pone los títulos y así nacen como libros. Al que nos ocupa Andrónico lo titula Metafísica (ta meta ta physiká), o sea los libros que vienen después de los libros de física.
Se pensó que era una mera ordenación en una biblioteca, pero meta quiere decir después y también “más allá” (en latín trans) y así el título de Andrónico podría indicar lo que trasciende la física, y está más allá de nuestros sentidos, más allá de la experiencia sensible. Por eso Aristóteles en el curso de la obra la va a llamar Filosofía primera, o sea primordial.
A este libro se dedicó Hernán Zucchi, que llegó a Tucumán con 30 años y dos títulos de profesor: uno en filosofía y otro en piano, de la Universidad de La Plata. Fue docente en la UNT, recibió el premio Konex de Platino y el Nacional de Filosofía.
Escribió libros, colaboró en LA GACETA Literaria y se casó con Lucía Piossek, una de las figuras más sobresalientes de la filosofía argentina actual.
La primera edición de la traducción de Zucchi es de 1978, la segunda de 1997 (Zucchi habría de morir un año después) y cada una lleva una extensa y documentada introducción. Hay una tercera de 2.000, las tres en Editorial Sudamericana.
La que ahora nos llega es la cuarta y ha tenido la revisión técnica del investigador Joaquín Meabe (Universidad del Nordeste).
La interpretación que da Zucchi es esta: la Metafísica se puede entender como el proyecto de la razón discursiva (en griego dianoia). Hay en el libro una palabra clave: ousía, que ha sido traducida como esencia y también como sustancia. Zucchi prefiere dejar ousía sin traducir.
Se pensó que era una mera ordenación en una biblioteca, pero meta quiere decir después y también “más allá” (en latín trans) y así el título de Andrónico podría indicar lo que trasciende la física, y está más allá de nuestros sentidos, más allá de la experiencia sensible. Por eso Aristóteles en el curso de la obra la va a llamar Filosofía primera, o sea primordial.
A este libro se dedicó Hernán Zucchi, que llegó a Tucumán con 30 años y dos títulos de profesor: uno en filosofía y otro en piano, de la Universidad de La Plata. Fue docente en la UNT, recibió el premio Konex de Platino y el Nacional de Filosofía.
Escribió libros, colaboró en LA GACETA Literaria y se casó con Lucía Piossek, una de las figuras más sobresalientes de la filosofía argentina actual.
La primera edición de la traducción de Zucchi es de 1978, la segunda de 1997 (Zucchi habría de morir un año después) y cada una lleva una extensa y documentada introducción. Hay una tercera de 2.000, las tres en Editorial Sudamericana.
La que ahora nos llega es la cuarta y ha tenido la revisión técnica del investigador Joaquín Meabe (Universidad del Nordeste).
La interpretación que da Zucchi es esta: la Metafísica se puede entender como el proyecto de la razón discursiva (en griego dianoia). Hay en el libro una palabra clave: ousía, que ha sido traducida como esencia y también como sustancia. Zucchi prefiere dejar ousía sin traducir.
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