por saltarse sus reglas.
Teresa de
Cepeda y Ahumada, Santa Teresa de Jesús, es una de las escritoras más aclamadas
y reputadas de la lengua española. Sus poemas son objeto de estudio en
colegios, institutos y universidades dentro de las asignaturas de Lengua y
Literatura en castellano. Su valor cultural y literario, considerada el culmen
de la mística experimental cristiana, junto a San Juan de la Cruz, es
incuestionable, al margen de la apropiación que el franquismo quiso hacer de su
figura y obra. Sin embargo, la autora (1515-1582) escribía en “una lengua
extranjera”, según se infiere de una decisión oficial del Ministerio de
Cultura.
Eso es, al menos, lo que se deduce de la nota de prensa enviada en la
tarde del jueves por el departamento que dirige —y lo sigue haciendo en el
nuevo Gobierno anunciado ayer mismo— Íñigo Méndez de Vigo, en la que se
anunciaba que el premio nacional a la Mejor Traducción 2016 había recaído en el
fraile carmelita y académico vasco Luis Baraiazarra, de 76 años, por su
traducción al euskera de las obras completas de Santa Teresa. Idazlan
guztiak Santa Teresa Jesusena es el título del volumen galardonado.
“Es la primera ocasión que una obra traducida del castellano al vasco es
distinguida con el Premio Nacional a la Mejor Traducción”, incidía la
comunicación oficial.
El fallo
de jurado, sin embargo, tuvo que ser anulado deprisa y corriendo la noche del
jueves. El error era mayúsculo y nadie se había percatado.
La nota
que remitió el ministerio por la tarde decía textualmente lo siguiente en uno
de sus párrafos: “El Premio Nacional a la Mejor Traducción tiene por objeto
distinguir la traducción de una obra escrita originalmente en lengua extranjera
a cualquiera de las lenguas españolas, y que haya sido publicada por primera
vez en España en 2015”.
Ante la
evidencia del error —o de la posible errata—, EL PAÍS se dirigió al ministerio
para pedir una aclaración. En un primer momento, el departamento aludió al
contenido de la resolución de la Dirección General de Política e Industrias
Culturales y del Libro que convocaba el concurso y que fue publicada el pasado
19 de febrero en el Boletín Oficial del Estado.
La orden
establece claramente la normativa: “Al Premio Nacional a la Mejor Traducción
optarán las obras literarias traducidas de cualquier lengua extranjera a
cualquiera de las lenguas españolas por traductores españoles, editadas en
España en su primera edición entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2015,
que hayan cumplido los requisitos legales para su difusión”. O Santa Teresa
escribía también en otros idiomas sus famosos versos “Vivo sin vivir en mí, / y
tan alta vida espero, / que muero porque no muero”, o bien se había producido
un desliz garrafal.
Consternación
Confirmado
el grave error, Cultura tomó la determinación una hora después de anular el
fallo del jurado y volver a convocar al galardón para seleccionar a otro
premiado este mismo año, pero que esta vez cumpla las bases de su propia
convocatoria. Fuentes del ministerio, que mostraron su consternación por lo
sucedido, señalaron que no se anula el premio, sino el fallo del jurado, ya que
ayer no se llegó a producir el acto administrativo de su concesión.
El jurado
estaba presidido por José Pascual Marco, director general de Política e
Industrias Culturales y del Libro, con Mónica Fernández, subdirectora general de
Promoción del Libro como vicepresidenta. Lo completaban 10 personas más:
representantes de las academias de las diversas lenguas de España, de otras
instituciones y dos premiados de la edición anterior.
Cultura
atribuyó el error al comité de selección de obras por dejar pasar en el primer
corte un volumen que no cumplía las normas. Y después nadie cayó en el error
hasta pasado el anuncio. Dos lectoras de EL PAÍS también se percataron y
mostraron su extrañeza en los comentarios en la web del diario.
En años
precedentes, el mismo premio, dotado con 20.000 euros, recayó en traducciones
de autores como el inglés William Shakespeare, el italiano Dante Alighieri o el
portugués António Lobo Antunes.
Cerca de las diez de la noche, el
carmelita Luis Baraiazarra reconoció a este diario, desde el convento vizcaíno
de Markina, donde reside, la frustración que había sentido cuando el director
general de Política e Industrias Culturales y del Libro le llamó para
transmitirle el error: “Me siento frustrado tras tantas entrevistas y una tarde
de felicidad. El presidente me ha dicho que estaba avergonzado y que en ningún
momento del proceso se habían dado cuenta [de que contravenían las bases del
concurso]”. Con tono compungido, aseguró: “Por lo menos, ha servido para darle
algo de propaganda a la obra de santa Teresa de Jesús. Me conformo con que al
menos hayan valorado el esfuerzo que he hecho” con su Idazlan guztiak
Santa Teresa Jesusena.
Horas antes, al recibir el
anuncio, Baraiazarra había declarado a Europa Press: “Puede ser que hasta ahora
no se hubiera premiado a una traducción en vasco por un escaso recorrido de la
lengua, pero yo creo que esta obra ha sido galardonada por el gancho en toda
España de santa Teresa”. Con ese espíritu reivindicativo hablaba horas más
tarde, eso sí, ya sin premio.
¿El País de Madrid? ¿El País de Montevideo? ¿Dónde sucedió esto?, disculpe mi ignorancia
ResponderEliminarTiene usted razón, Aulicino. Es El País de Madrid. Debí haberlo aclarado.
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