En su columna del diario Excelsior,
de México, del 25 de junio de este año, Rafael
Miranda Bello se ocupa de Michael
Kohlhaas, novela breve de Heinrich
von Kleist, que comenta el escritor colombiano Juan Cárdenas. Existen numerosas versiones de ese texto; entre
otras, las de Andrea Pagni (Buenos
Aires, Ediciones Corregidor, 1977), Elena
Herrero Álvarez (Barcelona, Caralt, 1977), Felipe González (Madrid, La Gaya Ciencia, 1978), Javier Orduña (Madrid, Nórdica, 2006), María Isabel Hernández González (Madrid, Alba, 2007), Ariel Magnus (Buenos Aires, El Hilo de Ariadna, 2013), etc.
Una justicia aterrorizante
CIUDAD DE MÉXICO. En junio de 1808, el narrador
Heinrich von Kleist (Fráncfort del Óder, 1777-Wannsee, 1811) publicó en la
revista Phöbus —que había fundado pocos meses antes con
el crítico Adam Müller— algunos fragmentos de Michael Kohlhaas,
novela corta que para el escritor Juan Cárdenas (Popayán, 1978) es una obra
“increíblemente moderna. No se me ocurre ninguna cosa escrita en los últimos
30, 40 años que pueda compararse al Kohlhaas en
audacia narrativa”, dice Cárdenas, y menciona cómo llegó a sus páginas:
“Acababa de leer Sobre el teatro de marionetas,
un ensayo al que siempre vuelvo y que trato de parafrasear y sacudir (como se
sacude un guayabo a ver si caen frutas) en muchas cosas que escribo. Entonces
pasé al Kohlhaas y me voló la cabeza.
Ambos textos comparten un montón de conexiones que he ido descubriendo con los
años”.
Basándose en un episodio histórico del siglo XVI,
Kleist narra en Michael Kohlhaasla
historia de un comerciante de caballos que, luego de ser víctima de una sarta
de atropellos, busca hacer justicia por su propia mano y enciende una rebelión
que aterroriza y arrasa con todo lo que se opone a su paso, convirtiéndose en
un criminal que tras su captura es condenado a muerte y ejecutado (aunque
antes, en las negociaciones intercede a su favor Martín Lutero). “La primera
vez que leí el libro no puede evitar entenderlo como un texto latinoamericano”,
anota Cárdenas. “Ahí están todas las tensiones románticas e ilustradas que
atraviesan los relatos latinoamericanos sobre la tierra, la dominación feudal,
la ley y la teología política. De hecho, pensé en la historia fundacional de
las FARC, con Manuel Marulanda, alias Tirofijo, yéndose
al monte a fundar su insurrección después de que le mataran a unos
cerdos”.
Publicada en su
versión original en el primer volumen de Relatos (1810) de Kleist, y con un par de
adaptaciones cinematográficas dirigidas por Volker Schlöndorff en 1969, y
Arnaud des Pallières en 2013, Michael Kohlhaas ha escurrido de cierto modo su
influencia en novelas como Ragtime, de E. L. Doctorow, y Vida y época de Michael K, de J. M. Coetzee, pero además,
Cárdenas cuenta que junto a los escritores Edmundo Paz Soldán y Yuri Herrera
está empezando a poner en marcha “una antología de remakes latinoamericanos
del Kohlhaas”. Una iniciativa literaria que parte de la
idea de que la novela de Kleist “es un texto profundamente sudaca y el proyecto
quiere explorar esa afinidad”.
Por otro lado, Cárdenas
opina que “Kleist es un inventor de formas. Y el efecto más sorprendente de las
formas nuevas es la capacidad que tienen para desplazar y resignificar
conceptos, campos enteros de discusión alrededor de ideas que parecen muertas
hasta la aparición de la forma nueva”. En ese sentido, el autor de la novela
corta Zumbido (2010) —quien había apuntado: “hay algo
muy potente en ese efecto de brevedad, de intensidad de la novela corta. La
duración restringida es una de las claves de la belleza del género. Se acaba
justo a tiempo, pero a la vez uno siente que le quedó faltando algo. Que esa
perfección es a la vez la formulación de una carencia, de un vacío. Ese vacío
es el vórtice político y estético de la novela corta—, así como de las novelas
más extensas Los estratos (2013) y Ornamento (2015), considera que Kohlhaas “es
uno de los momentos fundacionales de la novela corta moderna y a la vez
funciona como un ensayito, o sea, borrador de ideas, revelación de pentimentos,
de brochazos fallidos o abandonados, alrededor de la insurrección y de la ley.
No por nada era uno de los libros favoritos de Kafka”.
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