Avelluto y estudiantes |
Escándalo en la Feria del Libro:
impidieron hablar a funcionarios durante la apertura
Por primera vez en 44 años de historia, la Feria del Libro de Buenos Aires fue inaugurada entre protestas estudiantiles
y con la ausencia en el momento del corte de cintas de representantes de los
gobiernos nacional y porteño. Un grupo de unos cientos de estudiantes
terciarios de la ciudad de Buenos Aires interrumpió el acto, que había comenzado con total
normalidad, con fuertes cánticos y gritos en el momento que fue anunciado el
ministro de Cultura de la ciudad, Enrique Avogadro, en el uso de la palabra.
Expresaban así su rechazo al proyecto de creación
de una universidad para docentes en la ciudad
de Buenos Aires (Unicaba) y en especial reclamaban "que se retire el
proyecto que propone cerrar 29 profesorados".
El pedido del personal de seguridad a los jóvenes de
retirarse de la Sala Jorge Luis Borges , donde se desarrollaba el acto, generó unos breves pero
firmes forcejeos; los llamados al orden del presidente de la Fundación El
Libro, Martín Gremmelspacher, no fueron escuchados. Solo la voz de la escritora Claudia Piñeiro , parada en medio del escenario vestida de verde en favor de
la despenalización del aborto y dispuesta a leer su discurso, logró silenciar a
los jóvenes. "Yo estudié en un profesorado de la ciudad, el de matemáticas,
y también pido que se retire el proyecto", dijo Piñeiro con evidente
intención de buscar empatía con la audiencia en rebeldía. "Estamos todos
en el mismo colectivo", les dijo al explicar por qué considera, como dijo
Graham Greene, que "el lugar del escritor es el lugar del conflicto con la
autoridad".
Con rostros tristes y enojo contenido cumplieron rápidamente
con el ritual de la inauguración por los organizadores Gremmelspacher y el
director de la Feria, Oche Califa, y por Montevideo, ciudad invitada de honor,
el embajador de la República del Uruguay en la Argentina, Héctor Lescano, y el
director de Artes y Letras de Montevideo, Juan Canessa.
El ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto , se había retirado instantes antes, después de haber cedido
el micrófono a uno de los manifestantes y ante la imposibilidad de pronunciar
algunas palabras. "A los fascistas que están en el fondo les pido que
respeten el uso de la palabra", había gritado Avelluto apenas tomó el
micrófono, luego del discurso de Piñeiro, cuando los silbidos y abucheos iban
in crescendo. "No permitir que alguien haga uso de la palabra es un acto
fascista", agregó. En la confusión un joven saltó sobre el escenario y,
luego de hablar con el ministro, Avelluto le cedió el micrófono diciendo:
"Les damos el uso de la palabra; el mismo uso de la palabra que de forma
autoritaria ustedes están impidiendo hacer".
Con una remera blanca del instituto donde es consejero
de graduados, el Lenguas Vivas, Juan Manuel Sánchez pidió comprensión y apoyo a
su reclamo. "No es chiste. Se quiere cambiar el modelo educativo de los
profesorados de la ciudad. Este proyecto miente". Luego, en diálogo con LA NACION, Sánchez dijo que frente a la
interrupción de la inauguración de la Feria, considera que "es mucho más
avasallador que la ministra [Soledad] Acuña no reciba a los rectores y no
responda preguntas".
Sin dudas, la gran vidriera que significa la ocasión de apertura del mayor
encuentro cultural del país sirvió para amplificar un reclamo fogoneado por la
izquierda política.
Gremmelspacher, por su
parte, dijo a La Nación: "Alguna vez hemos tenido algunas discusiones, pero
nunca nos han cortado el acto. Es poco democrático. Hemos permitido que se
expresen con sus gritos y cánticos y que alguien hable, pero no han permitido
que las autoridades hablen. Me parece que no es correcto". ¿Por qué el
personal de seguridad no sacó a los manifestantes de la sala? "Hubiese
generado más violencia -dice el presidente de la Fundación El Libro-. Sacarlos
es lo que buscan. Les dimos el espacio de que gritaran y ellos no nos dieron el
espacio a nosotros. Una pena".
Como recordó el
presidente de la FEL, no es la primera vez que el acto de apertura de la Feria
se hace en medio de tensiones. Sacaron chispas varios años los tiroteos
verbales entre el entonces ministro de Educación de la Nación del gobierno
kirchnerista Alberto Sileoni y el entonces ministro de Cultura de la ciudad de
Buenos Aires Hernán Lombardi . También fue bochornosa la reacción de un grupo de
intelectuales kirchneristas en contra del discurso de apertura del premio Nobel
de Literatura Mario Vargas Llosa .
En el discurso del
presidente de la FEL también hubo reclamos al Gobierno y pedidos concretos.
"Hoy, y en ocasión de la apertura de la Feria Internacional del Libro, me
veo en la obligación de hacer una descripción del difícil momento que está
atravesando toda la industria editorial. A la caída de las ventas de 2016 se
suma la de 2017 del 5/10% dependiendo del tipo de editorial. La producción
editorial, a su vez, con una caída del 20% según datos del registro del ISBN.
Lo que acumulado implica una caída de no menos del 30% en los dos últimos
años", dijo. Y continuó: "El aumento de las tarifas, que aún no han
llegado a su techo, complica a muchos de los libreros y sobre todo a la
industria gráfica. La boleta de luz pasó a ser uno de los principales costos,
tornándose en algunos casos impagable".
Sí, la Feria tuvo una primera jornada atravesada por
la polémica, pero puertas afuera la música ayudó para apaciguar los ánimos.
Pasadas las 20, el cantautor uruguayo Jorge Drexler comenzó el concierto de Noche de la
Ciudad.
Sobre la avenida Sarmiento estaba montado el escenario desde donde salían
los primeros sonidos de "Al otro lado del río", tema que si bien no
es una referencia directa a la Argentina y el Uruguay, se pudo tomar anoche
como una licencia poética, ya que Montevideo es la ciudad invitada de honor de
esta edición de la feria y Drexler es un músico muy querido de este lado del
río, y con una audiencia que siempre aumenta.
Escándalo, reclamos y literatura:
cronología de la agitada inauguración de la Feria del Libro 2018
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Con la misma fecha y la firma de Luciano Sáliche, el suplemento cultural
digital de InfoBAE, también realizó la cobertura de la inauguración.
Escándalo, reclamos y literatura:
cronología de la agitada inauguración de la Feria del Libro 2018
La tarde se planchaba sobria hasta
que sucedió todo de golpe. La inauguración de la 44° edición de la Feria
Internacional del Libro de Buenos Aires comenzó cerca de las 18:30 de este
jueves húmedo y nublado. En la Sala Jorge Luis Borges del predio de La Rural había
políticos, editores, periodistas y lectores con las expectativas puestas en los
discursos que, más allá de la creciente convocatoria a la Feria, se
preguntarían sobre el presente del industria editorial, sobre todo en el del
cierre, a cargo de la escritora Claudia Piñeiro. Sin embargo…
"Señor, señora,
no sea indiferente…"
La cronología fue así: comenzó el presidente de la
Fundación El Libro Martín
Gremmelspacher, quien alertó sobre
"los altos índices de piratería", destacó la importancia de "las
políticas públicas para revertir la caída del consumo" —ya que sigue bajando la producción de
libros— y concluyó en que la Feria es "el evento cultural más
importante de Latinoamérica". Continuó el director de Artes y Letras de la
Intendencia de Montevideo Juan Canessa ya
que esa ciudad es la Invitada de Honor. Y cuando la locutada voz de la
presentadora anunció que era el turno de que Enrique
Avogadro, ministro de
Cultura porteño, subiera al escenario, un silbido allá en el fondo de la sala
hizo que todos giren la vista: gritos, papelitos al aire, cánticos y carteles
en alto que decían "No a la UniCABA", "No al 29×1",
"La educación no es un gasto, es un derecho", entre otras consignas.
Faltaban quince
minutos para las siete de la tarde cuando de a poco esa masa de activistas tomó
por asalto la atención de todo el lugar y duró más de media hora. El reclamo de
docentes y estudiantes es contra eso que el macrismo llama la Secundaria
del Futuro e incluye, entre otras cosas, la creación de la Universidad de
Formación Docente (UniCABA). Tal como le anticipó a Infobae el año pasado la ministra de
Educación porteña Soledad
Acuña, se trata de "unificar
los 29 institutos de formación en una sola oferta de grado universitario".
Lo que los manifestantes que irrumpieron esta tarde sostienen es que con el
cierre de esos 29 profesorados se pierden puestos de trabajo atentando contra
la educación pública.
Ni bien disminuyó el barullo, la
interpelación cantaba: "¡Señor, señora, no sea indiferente, nos cierran
los terciarios en la cara de la gente!", y más tarde "¡Que retiren el
proyecto!, ¡que retiren el proyecto!"
Claudia Piñeiro,
discurso magistral
Estaba previsto que Claudia Piñeiro diera su
discurso inaugural más adelante, cuando ya todos hayan hablado, sin embargo
ella subió, tomó el micrófono del atril y se paró en el borde del escenario con
su manojo de hojas envuelta en un saco de seda verde. Frente al público, dijo
con firmeza: "Yo hice el profesorado. También estoy de acuerdo con que
retiren el proyecto". Aplausos.
Luego leyó el título de su discurso: "¿Qué se espera
de un escritor?" y, tras señalar a los activistas, dijo: "Acá está la
respuesta". Para la autora de Las viudas de los jueves, Las grietas de Jara y —la última, publicada el año pasado— Las
maldiciones, el lugar del
escritor es el del "conflicto con la autoridad, entendiendo por autoridad,
en nuestro caso, el Estado, la industria editorial y los intolerantes que
pretenden imponer cómo debemos vivir"; también "del espíritu
crítico" y "de la disidencia como estado de alerta".
"Los escritores somos parte de la industria editorial.
Reivindico el ejercicio de la literatura como trabajo y nosotros como
trabajadores de la palabra (…) Tenemos plena conciencia
de la crisis que atraviesa el sector; somos parte de la cadena de valor tanto
como lo son todos los otros eslabones: el accionista que invierte en el
negocio, el editor, el imprentero, el librero, el distribuidor, los
correctores, los traductores y cada uno de los que trabajan en la industria.
Nos gusta lo que hacemos y tal vez, si tuviéramos de qué vivir, lo haríamos
gratis. Pero el trabajo se paga. Se nos debe pagar en tiempo y forma lo que
vale".
"Queremos ser
escuchados", dijo y volvió a señalar a los activistas que escuchaban
atentamente sus palabras: "Lo mismo pasa con esta gente, que es lo que
está pidiendo".
De a poco Piñeiro fue tocando
muchos temas, todos urgentes: "En estos días tuve la suerte y la amarga
experiencia de escuchar numerosos ejemplos de discriminación e invisibilización
de mujeres en el campo literario (…) Hoy los medios culturales a nivel mundial
hablan de la literatura argentina nombrando entre otros pero con mucha mayor
frecuencia a Samanta
Schewblin, Ariana Harwicz y Mariana Enriquez. Schewblin y Harwicz viven en
el exterior, pero a Enriquez la tenemos a pocas cuadras. Si quieren oírla no
la busquen en el programa de la Feria porque acá no estará. Van a tener que ir
al Malba cuando converse con Richard Ford. Un afortunado Richard Ford.
Quiero marcar esto no como reproche sino para que se vea. Como el mingitorio de Duchamp cada
invisibilización grosera de una mujer trabajadora de la literatura debe ser
sacada de su lugar y expuesta para que se tome conciencia".
"Así como hoy creo que a nadie se le escapa lo
políticamente incorrecto que resultaría preguntarle a Obama qué siente haber sido presidente de los Estados
Unidos siendo negro, o a Johanna Sigundardottr qué
se siente ser presidente de Islandia y lesbiana, llegará un día en que dará
vergüenza preguntar qué se siente ser mujer y abrir la Feria del Libro",
agregó.
También aseguró que "sin
lectores no hay literatura", por eso "la promoción de la lectura debe
ser una política de Estado" ya que "a democracia necesita ciudadanos
y la lectura forma ciudadanos con pensamiento crítico y diverso". Y sobre
el final, mencionó a Liliana
Bodoc —recientemente
fallecida— como "una ferviente trabajadora de la palabra", a la
grieta política ("¿éramos una grieta o el lenguaje operó sobre nosotros y
nuestras diferencias para que no haya diálogo posible?") y la sentencia de
que "en la buena literatura no encontrarán verdad sino puntos de
vista".
Tras el punto final, estallaron los aplausos de todos los
presentes. Entonces, Claudia
Piñeiro dejó las hojas
ya leídas en el atril, volvió al borde escenario y levantó con las dos manos el pañuelo verde a favor del aborto seguro,
legal y gratuito.
El escándalo continúa…
Cuando la locutada voz de la presentadora anunció que Pablo Avelluto subiría
a hablar, los silbidos volvieron. Sin embargo el ministro puso sus dos manos en
el atril y, cerca del micrófono, esperó a que bajen los abucheos. Al ver que
eso no sucedía, instó: "A los fascistas… nos costó muchos años y mucho
sufrimiento llegar a esta democracia", y agregó: "Desde una
perspectiva autoritaria, están impidiendo hacer".
Finalmente y de forma consensuada en el momento, dos de los
manifestantes subieron a hablar. Avelluto les dio
el micrófono para que expusieran su reclamo, y pidieron "que respeten a
los 29 profesorados" y "que retiren el proyecto". Pero cuando el
ministro volvió a intentar dar su discurso, no pudo. Entonces, antes los
gritos, éste los volvió a calificar de "fascistas e intolerantes". Ya
sin demasiadas conciliaciones, espetó a uno de los jóvenes manifestantes que le
señalaba en voz alta que la actitud del gobierno no era democrática: "Vos
no me vas a enseñar a mí lo que es la democracia".
El reclamo docente
Los activistas, que seguían
levantando sus carteles, hablaron con Infobae Cultura. "Nos
están impidiendo emitir títulos, siguen sin reconocer a cientos de docentes y a
cientos de estudiantes que no pueden tener su título. Nosotros tenemos que
hacer este tipo de intervenciones porque es la única forma para poder revertir
esta situación, que es la situación de toda la educación pública", comenta Maximiliano Mozota, de la
CEIT y el Bachillerato popular Chilavert.
Otro de los manifestantes, Juan Manuel Santos —quien habló
en el escenario— del Lengüitas, como se conoce popularmente a la Escuela Lenguas
Vivas, comenta: "Ahora este acto termina y todos volvemos a nuestras casas
y seguimos con nuestras vidas, en cambio con la UniCABA, una vez que se
apruebe, no vamos a seguir tranquilos porque muchos de los docentes van a
perder sus trabajos", y apunta en este breve diálogo contra la ministra de
Educación porteña Soledad Acuña,
el subsecretario de Planeamiento e Innovación Educativa Diego Meiriño —ex CEO de
la editorial Norma, cuando todavía era de capitales colombianos, antes de la
venta a Santillana—y la subsecretaria de Coordinación Pedagógica del Ministerio
de Educación Andrea Bruzzo:
"No reciben a los docentes ni a los estudiantes".
Por último, María Alegre, estudiante del nivel
inicial del Normal N°10 en Belgrano, le dijo a Infobae Cultura:
"Queríamos que aparezca Larreta y Larreta no apareció".
Las esquirlas de una
tarde agitada
"Permitimos que cualquiera se puede expresar —le dice Oche Califa a Infobae
Cultura tras la
intervención y la palabra del Ministro— pero el acto debió haber tenido la
palabra de los dos ministros". "Pensamos
que en algún momento se iban a callar, pero no se detenían", agregó.
Ya fuera de La Rural, cuando
regresaba a su casa a pie desde el concierto que dio al aire libre Jorge Drexler —evento gratuito de la inauguración de
la feria—, Avogadro habló con Infobae Cultura: "Paradójicamente en un espacio en el que
se celebra la palabra, no nos dejaron hablar. Ni siquiera cuando Pablo les
cedió la palabra a ellos. Nosotros de todos modos estamos muy contentos y
celebramos tener una feria que convoque alrededor del libro a más de un millón
de personas y de hecho mi discurso tenía que ver con eso, con un espacio de
encuentro". Y concluyó: "Pero lo ocurrido me deja un sabor agridulce,
es la imposibilidad de mantener un espacio de diálogo basado en el respeto más
allá de las diferencias".
Cerca del ministro Avelluto había
mucho enojo, sobre todo con la organización de la Feria del Libro porque no se
hicieron cargo de la situación. Se los veía tensos, incómodos y fastidiados.
Por su parte Claudia Piñeiro, ante los pregunta de todos aquellos que se
acercaron a hablarle después del discurso, fue concreta: "Yo hubiera
querido que se escucharan los discursos, pero soy una escritora y, como dije en
el texto que leí, un escritor siempre está en conflicto con la autoridad. A mí
no me pueden pedir que no me ponga del lado de los reclamos".
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