El pasado
17 de marzo, La Jornada, de México,
publicó una nota de Eirnet Gómez
dedicada a un nuevo cumpleaños del escritor y traductor Sergio Pitol. El periodista, que se limita a refritar notas anteriores, sin ofrecer una sola idea propia, invoca dos veces a Vila Matas, como si su opinión valiera algo. Lástima.
El escritor Sergio Pitol cumple
85 años
Xalapa, Veracruz. El escritor, traductor y premio Cervantes de Literatura 2005, Sergio Pitol, cumple 85 años este domingo. Con ese motivo, amigos y familiares rendirán un homenaje al autor de Domar a la divina garza.
En
Veracruz, donde reside el autor de El arte de la fuga, el
Instituto Veracruzano de Educación y Cultura (IVEC) también prepara un homenaje
al reconocido escritor.
Se
considera que Sergio Pitol no acudirá, pues desde junio de 2010 anunció su
retiro de la vida pública y la literatura, afectado por una enfermedad
neurológica progresiva.
Nacido el
18 de marzo de 1933 en Puebla, la capacidad de Sergio Pitol para crear
historias, dominar siete idiomas y traducir obras de Anton Chéjov o Joseph
Conrad surgió en su niñez, desde la orfandad, una salud precaria y de la mano
cariñosa de su abuela.
El
remedio infantil para sobrellevar la dureza de la vida fueron los libros, sus
compañeros de siempre. Desde niño mi refugio fue la literatura, también el
teatro, narró Pitol por correo a Dpa, cuando la enfermedad asomaba hace 10
años.
Dedicación a las letras, la
docencia y la lingüística
El tañido
de una flauta, obra
escrita en 1972, posicionó a Sergio Pitol como novelista.
Con el
tiempo, los estantes de las librerías se llenaron con sus obras: Juegos
florales, Domar a la divina garza, La vida conyugal, Vals de Mefisto y El
mago de Viena, por citar sólo algunas.
El
narrador gestó muchas de ellas en parques, cafés o en la privacidad de sus
estancias en París, Varsovia, Budapest, Praga y Moscú, ciudades donde también
ejerció la diplomacia, y en su hogar en el estado de Veracruz, donde creció y
reside.
En la
faceta de traductor, sus versiones al español de escritores británicos, checos,
polacos, alemanes y rusos alcanzan medio centenar.
Su estilo
es contarlo todo, pero no resolver el misterio. Su estilo es distorsionar lo
que mira. Su estilo consiste en viajar y perder países y en ellos perder
siempre uno o dos anteojos, perderlos todos, perder los anteojos y perder los
países y los días lluviosos, perderlo todo: no tener nada y ser mexicano y al
mismo tiempo ser extranjero siempre, describió Vila-Matas en la revista Letras
Libres.
Después
de una vida dedicada a las letras, la docencia, la lingüística y la
investigación, varios galardones honran la obra de Sergio Pitol: los premios
Herralde 1984, el Juan Rulfo 1999, el Roger Caillois 2006 y otros. Sin embargo,
el Cervantes fue lo mejor que me ha pasado en la vida, dijo hace unos
años.
Cuando la
afasia, trastorno del lenguaje derivado de un daño neuronal, orilló a Pitol a
retirarse, lo hizo de manera elegante con un anuncio oficial y con la
publicación de Una autobiografía soterrada.
Poco
después, por su deteriorada salud y sin familia directa, el autor quedó en
medio de un pleito legal por su custodia entre las autoridades de Veracruz y
sus parientes maternos, los Demeneghi.
De Pitol,
el escritor Carlos Fuentes (1928-2012) elogiaba su gran capacidad
literaria, muy cercana a los grandes autores centroeuropeos, para mirar el halo
oculto de la Luna con una
sonrisa sarcástica.
Y
Vila-Matas define a Sergio Pitol como el mejor escritor en lengua española
de nuestro tiempo.
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