miércoles, 28 de agosto de 2019

Mario Merlino (Coronel Pringles, 1948-Madrid, 28 de agosto de 2009)



A diez años de la muerte del poeta y traductor argentino Mario Merlino, su amigo Andrés Ehrenhaus lo recuerda en estos términos.




in memoriam marito, que fue/no fue (igual que heráclito) bufón del tiempo

Chéspir –lo sabemos todos menos él– es lo que los patafísicos llaman un patacesor, un avanguardista avanlaletre; él quería ser todo lo contrario, pero no se le dio. Esa suerte que tenemos. Tal fue su precursionismo en todas las áreas de la prosodia y la violencia de texto que logró rendir homenaje en dos poemas contrapuestos a una misma persona que aún no había nacido allá por 1948, cuya madre fuera profesora de castellano y señora directora de la Escuela Nº 1 de Coronel Pringles, provincia de Buenos Aires. Esos poemas que digo son los sonetos 116 y 124 y no importan tanto como el hecho de que Mario era mi amigo y murió cabezonamente en vacaciones hace justo diez años y que hoy, pero no sólo hoy, me acuerdo de él, como muchos otros y otras muchas.

No sé qué pensaría Marito del lenguaje inclusivo que nos interpela últimamente. Es decir, no sé cómo se reiría/no se reiría de eso, ese, esi, esx. No sé si lloraría o se iría ad hoc de pura farra nocturna a festejar la tirantez del eufemismo. Sí sé en cambio que ya entonces no le hurtaba el cuerpo. Mario era persona de cariño y brazo poético de la traducción. Que escribía con la tripa política. Que aborrecía el connivio. Imposible no extrañarlo en su pícaro extrañamiento.

Vean si no este tremendo texto de 2007, de la serie de editoriales de combate que Merlino escribía para Vasos Comunicantes, la revista que dirigió hasta su óbito, palabra bufona donde las haya:

tautologías por una batalla sin muertos

está la violencia la virulencia el espasmo la humillación contra los seres humanos que mueren en los barrancos a orillas de los ríos en los arcenes en las zanjas en los bordillos de las aceras de las veredas de las calzadas

está la furia confundida con la pasión como en los crímenes ejemplares de max aub (dice: “la maté porque era mía”/debería decir: “la maté porque no era mía”) que es una forma de la propiedad privada el robo organizado léase otra vez a engels que es un clásico en el origen de la familia la propiedad el estado léase y realice la fantasia contraria es decir destierre a los señores feudales a los dictadores a los sargentos a los obispos que le atragantan el alma 

y también (aunque el masculino genérico lo dice toda) a las damas feudales a las mamás fálicas a las reverendas sargentas a las abadesas de las neuronas cruzadas 

está el hambre están las ganas de comer la soledad forzosa el aislamiento a pan y agua donde también la sed se esconde las deformidades los esqueletos los cuerpos destrozados el humo de las bombas los ojos embobados el desastre el desastre 

el afán de morir en vacaciones 

los esputos de la muerte cuando el coche traquetea 

la sinrazón de los domingos (yo soy la verdad, bendito tú eres, cómeme y haz de mí 10 que quieras)

la estulticia de las frases hechas te quiero cielito muñeca no hables callate la boca cierra el pico 

y cuando el ave cierra el pico se desata la violencia virulenta del lenguaje maltratado el animal nosotros se hace inanimado y absorbe absorbe traga el beneplácito de las palabras de las palabras mal dichas de las construcciones erradas de los descuidos ortográficos de los desastres de la sintaxis

avanza la burocracia con el desafecto

avanzan los trabajadores maquinales que creen que da igual un termino que otro siempre que rellene los espacios vacíos de los formularios de las solicitudes para entrar en socidad y ojo con que alguien se aleje de las fórmulas previsibles de los mensajes redichos (decir no es redecir)

como si hablar hubiese dejado de ser el “arte de hablar”

como si ya fuera fuera de moda “fantasear sobre la palabra y sus secretos, estudiar su condición esencial y la del pensamiento y la naturaleza de lo bello y de las bellas artes 

como si fuera cosa de soñadores ajenos al paso de los tiempos repetir con Quintiliano: “Multo labore, asiduo studio, varia exercitatione, plurimis experimentis, altissima prudentia, prasentissimo consilio, constat art dicendis”

cuando en el trato con el mundo gracias a las palabras organizamos nuestra manera de ver a los otros y se construyen los afectos crece el entendimiento vuelven las babas del diablo de las que habló Julio Cortázar se resquebrajan los dogmas el texto respira respira respira

y eso (llámalo hombre mujer infante animalito que se esfuerza en hablar) comienza a entender las razones del silencio 

las pausas los latidos las notas suspendidas en el aire 

y eso descubre al cuidar arquero zen las modulaciones del lenguaje eso descubre que las catedrales de la gramática rígida de los administradores se vienen abajo 

que no basta con comunicarse que hay que abrir las compuertas 

que hablar mal es el principio de la guerra del maltrato de la confusión entre pasión y desafuero 

que hasta la interjección precisa trasluz

que hay que sumergirse en las palabras sacarles el jugo beberlas manosearlas deshacerse con ellas (palabra no-cosita palabra vida-mía) 

que hay que abrirle las piernas al lenguaje

y que traducir es una de las hermosas formas de que la lengua crezca 

es una deliciosa manera de decir como decía Oliverio Girondo “creo que creo en lo que creo que no creo y creo que no creo en lo que creo que creo” 

que traducir es lenta zambullida amorosa del cuerpo en los cuerpos

que traducir es inseminar: que la hostia: que diseminar la voz 

la sed la sed la sed que emigra a toda costa


Ah, sí, los sonetos de los que les hablaba son estos:

116

No admito que se impida el matrimonio
sincero entre dos almas. No es amor
el que ante la mudanza muda el modo
o marcha con aquél que se marchó.
Amor es como un faro impenitente
que arrostra las tormentas sin bandearse;
lucero de las barcas que se pierden,
ignoto a la razón, no a los compases.
Por más que hienda labios y mejillas
con su guadaña, no es bufón del Tiempo,
ni muda con el paso de los días
ni cesa hasta las lindes de lo eterno.
Si no es así y estoy errado, entonces
ni yo escribí ni amó jamás un hombre. 

124

Si fuera cierto que mi amor es hijo
bastardo de Fortuna, sin un padre,
sería, al son Tiempo y sus caprichos,
flor entre flores, hierba en los hierbales.
Mas, lejos de surgir por accidente,
no es víctima de la sonriente pompa
ni en aras de los tiempos se somete
al agrio descontento que es la moda.
No teme a la política, herejía
que lo reduce todo a corto plazo;
su envergadura, en cambio, sí es política,
incólume al calor o los chubascos.
Testigo de ello es el bufón del tiempo,
que muere honrado y vive delinquiendo.

¡No me digan que Mario no era/era así!
Un abrazo fraterno.

2 comentarios:

  1. Gracias por tan hermoso recuerdo de Mario. (Tuve la suerte de asistir a un curso suyo en Madrid y tratarlo también fuera del aula. Inolvidable.)

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  2. fe de erratas: en el tercer verso del soneto 124, donde dice "sería, al son Tiempo y sus caprichos", debería decir: "sería, al son del Tiempo y sus caprichos". sorri.

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