A diez años de la muerte del
poeta y traductor argentino Mario
Merlino, su amigo Andrés Ehrenhaus
lo recuerda en estos términos.
in
memoriam marito, que fue/no fue (igual que heráclito) bufón
del tiempo
Chéspir
–lo sabemos todos menos él– es lo que los patafísicos llaman un patacesor, un avanguardista
avanlaletre; él quería ser todo lo contrario, pero no se le dio. Esa suerte que
tenemos. Tal fue su precursionismo en todas las áreas de la prosodia y la
violencia de texto que logró rendir homenaje en dos poemas contrapuestos a una
misma persona que aún no había nacido allá por 1948, cuya madre fuera profesora
de castellano y señora directora de la Escuela Nº 1 de Coronel Pringles,
provincia de Buenos Aires. Esos poemas que digo son los sonetos 116 y 124 y no
importan tanto como el hecho de que Mario era mi amigo y murió cabezonamente en
vacaciones hace justo diez años y que hoy, pero no sólo hoy, me acuerdo de él,
como muchos otros y otras muchas.
No
sé qué pensaría Marito del lenguaje inclusivo que nos interpela últimamente. Es
decir, no sé cómo se reiría/no se reiría de eso, ese, esi, esx. No sé si
lloraría o se iría ad hoc de pura farra nocturna a festejar la tirantez del
eufemismo. Sí sé en cambio que ya entonces no le hurtaba el cuerpo. Mario era
persona de cariño y brazo poético de la traducción. Que escribía con la tripa
política. Que aborrecía el connivio. Imposible no extrañarlo en su pícaro extrañamiento.
Vean
si no este tremendo texto de 2007, de la serie de editoriales de combate que Merlino
escribía para Vasos Comunicantes, la
revista que dirigió hasta su óbito, palabra bufona donde las haya:
tautologías
por una batalla sin muertos
está la
violencia la virulencia el espasmo la humillación contra los seres humanos que
mueren en los barrancos a orillas de los ríos en los arcenes en las zanjas en
los bordillos de las aceras de las veredas de las calzadas
está la furia
confundida con la pasión como en los crímenes ejemplares de max aub (dice: “la maté porque era
mía”/debería decir: “la maté porque no era mía”) que es una forma de la propiedad
privada el robo organizado léase otra vez a engels que es un clásico en el
origen de la familia la propiedad el estado léase y realice la fantasia
contraria es decir destierre a los señores feudales a los dictadores a los
sargentos a los obispos que le atragantan el alma
y también (aunque el masculino genérico lo dice toda) a las damas feudales
a las mamás fálicas a las reverendas sargentas a las abadesas de las neuronas
cruzadas
está el hambre están las ganas de comer la soledad forzosa el aislamiento a
pan y agua donde también la sed se esconde las deformidades los esqueletos los
cuerpos destrozados el humo de las bombas los ojos embobados el desastre el
desastre
el afán de morir en vacaciones
los esputos de la muerte cuando el coche traquetea
la sinrazón de los domingos (yo soy la verdad, bendito tú eres, cómeme y
haz de mí 10 que quieras)
la estulticia de las frases hechas te quiero cielito muñeca no hables
callate la boca cierra el pico
y cuando el ave cierra el pico se desata la violencia virulenta del
lenguaje maltratado el animal nosotros se hace inanimado y absorbe absorbe
traga el beneplácito de las palabras de las palabras mal dichas de las
construcciones erradas de los descuidos ortográficos de los desastres de la
sintaxis
avanza la burocracia con el desafecto
avanzan los trabajadores maquinales que creen que da igual un termino que
otro siempre que rellene los espacios vacíos de los formularios de las
solicitudes para entrar en socidad y ojo con que alguien se aleje de las
fórmulas previsibles de los mensajes redichos (decir no es redecir)
como si hablar hubiese dejado de ser el “arte de hablar”
como si ya fuera fuera de moda “fantasear sobre la palabra y sus secretos,
estudiar su condición esencial y la del pensamiento y la naturaleza de lo bello
y de las bellas artes
como si fuera cosa de soñadores ajenos al paso de los tiempos repetir con
Quintiliano: “Multo labore, asiduo studio, varia exercitatione, plurimis
experimentis, altissima prudentia, prasentissimo consilio, constat art
dicendis”
cuando en el trato con el mundo gracias a las palabras organizamos nuestra
manera de ver a los otros y se construyen los afectos crece el entendimiento
vuelven las babas del diablo de las que habló Julio Cortázar se resquebrajan
los dogmas el texto respira respira respira
y eso (llámalo hombre mujer infante animalito que se esfuerza en hablar)
comienza a entender las razones del silencio
las pausas los latidos las notas suspendidas en el aire
y eso descubre al cuidar arquero zen las modulaciones del lenguaje eso
descubre que las catedrales de la gramática rígida de los administradores se
vienen abajo
que no basta con comunicarse que hay que abrir las compuertas
que hablar mal es el principio de la guerra del maltrato de la confusión
entre pasión y desafuero
que hasta la interjección precisa trasluz
que hay que sumergirse en las palabras sacarles el jugo beberlas
manosearlas deshacerse con ellas (palabra no-cosita palabra vida-mía)
que hay que abrirle las piernas al lenguaje
y que traducir es una de las hermosas formas de que la lengua crezca
es una deliciosa manera de decir como decía Oliverio Girondo “creo que creo
en lo que creo que no creo y creo que no creo en lo que creo que creo”
que traducir es lenta zambullida amorosa del cuerpo en los cuerpos
que traducir es inseminar: que la hostia: que diseminar la voz
la sed la sed la sed que emigra a toda costa
Ah, sí, los sonetos de los que les hablaba son estos:
116
No
admito que se impida el matrimonio
sincero
entre dos almas. No es amor
el
que ante la mudanza muda el modo
o
marcha con aquél que se marchó.
Amor
es como un faro impenitente
que
arrostra las tormentas sin bandearse;
lucero
de las barcas que se pierden,
ignoto
a la razón, no a los compases.
Por
más que hienda labios y mejillas
con
su guadaña, no es bufón del Tiempo,
ni
muda con el paso de los días
ni
cesa hasta las lindes de lo eterno.
Si
no es así y estoy errado, entonces
ni
yo escribí ni amó jamás un hombre.
124
Si
fuera cierto que mi amor es hijo
bastardo
de Fortuna, sin un padre,
sería,
al son Tiempo y sus caprichos,
flor
entre flores, hierba en los hierbales.
Mas,
lejos de surgir por accidente,
no
es víctima de la sonriente pompa
ni
en aras de los tiempos se somete
al
agrio descontento que es la moda.
No
teme a la política, herejía
que
lo reduce todo a corto plazo;
su
envergadura, en cambio, sí es política,
incólume
al calor o los chubascos.
Testigo
de ello es el bufón del tiempo,
que
muere honrado y vive delinquiendo.
¡No
me digan que Mario no era/era así!
Un
abrazo fraterno.
Gracias por tan hermoso recuerdo de Mario. (Tuve la suerte de asistir a un curso suyo en Madrid y tratarlo también fuera del aula. Inolvidable.)
ResponderEliminarfe de erratas: en el tercer verso del soneto 124, donde dice "sería, al son Tiempo y sus caprichos", debería decir: "sería, al son del Tiempo y sus caprichos". sorri.
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