El narrador Carlos María Domínguez publicó, el pasado 4 de agosto, la siguiente
reseña a propósito de El roce del tiempo,
el último libro del narrador inglés Martin
Amis, en el suplemento cultural del diario El País, de Montevideo. “Son artículos literarios, políticos,
sociales, escritos con la inteligencia a la cual Martin Amis nos tiene acostumbrados. Eso sí: el
lector deberá sortear una descuidada traducción”.
Martin
Amis con alguna dificultad
Martin
Amis ha reunido sus artículos
literarios, políticos, sociales, y varias crónicas de investigación, en las
mesas de póker de Los Ángeles, en el mundo de la pornografía o en el de los
lisiados por la violencia colombiana, publicados en la prensa norteamericana y
británica a lo largo de treinta años, entre 1986 y 2016. Recorren un amplio
campo temático y en conjunto revelan sus afinidades con la obra de otros
escritores, además de algunas de sus preocupaciones más sostenidas, como el
conflicto de Occidente con el Islam o la deriva del partido Republicano que
habría de desembocar en la presidencia de Trump, a la que le dedicó tres
artículos distanciados en el tiempo, pero con parejo espíritu descriptivo y
crítico.
De mayor vigencia son
sus retratos de las trayectorias de Nabokov y Saul Bellow, dos autores que
conoce bien, junto a las reseñas dedicadas a otros escritores como Philip Roth,
Don DeLillo, J. G. Ballard, Updike, y Jane Austen. En todos estos trabajos da
muestras de su admiración, con valoraciones inteligentes y arbitrarias que no
alcanzan a desplegarse en las dimensiones del ensayo. También traza una
excelente recuperación de la figura de su amigo, el escritor y polemista
Christopher Hitchens, del actor John Travolta, rescatado de la ruina por
Tarantino, y de la dimensión trágica de la Princesa Diana. Es menos afortunado
en su retrato de Diego Maradona y la condición argentina, tópicos que aborda
por los estereotipos más transitados, y en la inclusión de algunas notas de
prensa que lo tuvieron por protagonista, en las que su talento no brilla. Pero
es hora de avisar que este libro llega con una dificultad.
La traducción de
Jesús Zulaika deja la prosa de Amis detrás de un vidrio esmerilado en el que
pueden avizorarse algunos destellos, pero opaca y desdibuja muchas de sus
afirmaciones. El lector hispano se encontrará frente a la duda de si está
delante de torpezas en la traducción o la lógica de Amis es tan estrictamente
inglesa que lo deja fuera de sus complicidades y supuestos. En la primera
página, por ejemplo, deberá desentrañar el sentido de esta frase: “Para cuando apareció la cuarta
(su cuarta novela publicada), casi todas las actividades colaterales estaban
tan de moda que los escritores, en efecto, eran objeto de traspasos de las
revistas del corazón a Vanity Fair”. Desdichadamente, abundan las frases de un tenor
similar.
¿No habrán usado el traductor de Google?
ResponderEliminarSin embargo, estoy leyendo “Máquinas como yo” de Ian McEwan y la traducción me parece impecable
ResponderEliminarUsted está leyendo un comentario hecho por un escritor a propósito de una traducción en particular. Nada dice del libro que usted está leyendo y que merece su encomio. Nos alegramos de que disfrute la traducción que está leyendo.
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