viernes, 9 de agosto de 2019

Anagrama y Jesús Zulaika lo vuelven a hacer


El narrador Carlos María Domínguez publicó, el pasado 4 de agosto, la siguiente reseña a propósito de El roce del tiempo, el último libro del narrador inglés Martin Amis, en el suplemento cultural del diario El País, de Montevideo. “Son artículos literarios, políticos, sociales, escritos con la inteligencia a la cual Martin Amis nos tiene acostumbrados. Eso sí: el lector deberá sortear una descuidada traducción”.

Martin Amis con alguna dificultad

Martin Amis ha reunido sus artículos literarios, políticos, sociales, y varias crónicas de investigación, en las mesas de póker de Los Ángeles, en el mundo de la pornografía o en el de los lisiados por la violencia colombiana, publicados en la prensa norteamericana y británica a lo largo de treinta años, entre 1986 y 2016. Recorren un amplio campo temático y en conjunto revelan sus afinidades con la obra de otros escritores, además de algunas de sus preocupaciones más sostenidas, como el conflicto de Occidente con el Islam o la deriva del partido Republicano que habría de desembocar en la presidencia de Trump, a la que le dedicó tres artículos distanciados en el tiempo, pero con parejo espíritu descriptivo y crítico.

De mayor vigencia son sus retratos de las trayectorias de Nabokov y Saul Bellow, dos autores que conoce bien, junto a las reseñas dedicadas a otros escritores como Philip Roth, Don DeLillo, J. G. Ballard, Updike, y Jane Austen. En todos estos trabajos da muestras de su admiración, con valoraciones inteligentes y arbitrarias que no alcanzan a desplegarse en las dimensiones del ensayo. También traza una excelente recuperación de la figura de su amigo, el escritor y polemista Christopher Hitchens, del actor John Travolta, rescatado de la ruina por Tarantino, y de la dimensión trágica de la Princesa Diana. Es menos afortunado en su retrato de Diego Maradona y la condición argentina, tópicos que aborda por los estereotipos más transitados, y en la inclusión de algunas notas de prensa que lo tuvieron por protagonista, en las que su talento no brilla. Pero es hora de avisar que este libro llega con una dificultad.

La traducción de Jesús Zulaika deja la prosa de Amis detrás de un vidrio esmerilado en el que pueden avizorarse algunos destellos, pero opaca y desdibuja muchas de sus afirmaciones. El lector hispano se encontrará frente a la duda de si está delante de torpezas en la traducción o la lógica de Amis es tan estrictamente inglesa que lo deja fuera de sus complicidades y supuestos. En la primera página, por ejemplo, deberá desentrañar el sentido de esta frase: “Para cuando apareció la cuarta (su cuarta novela publicada), casi todas las actividades colaterales estaban tan de moda que los escritores, en efecto, eran objeto de traspasos de las revistas del corazón a Vanity Fair. Desdichadamente, abundan las frases de un tenor similar.


3 comentarios:

  1. ¿No habrán usado el traductor de Google?

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  2. Sin embargo, estoy leyendo “Máquinas como yo” de Ian McEwan y la traducción me parece impecable

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  3. Usted está leyendo un comentario hecho por un escritor a propósito de una traducción en particular. Nada dice del libro que usted está leyendo y que merece su encomio. Nos alegramos de que disfrute la traducción que está leyendo.

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