En el blog de Eterna Cadencia, el 20 de enero pasado Patricio Zunini publicó la siguiente
entrevista con Claudio López Lamadrid,
director editorial del Grupo Penguin Random House. Es lo que sigue.
“La lectura ya no está de moda”
Un brevísimo resumen de la vida laboral del español
Claudio López Lamadrid comienza a los 18 años, con un primer trabajo en
Tusquets. Diez años estuvo en esa editorial, luego se dedicó un tiempo al
trabajo freelance en Galaxia Gutenberg, y de allí a Grijalbo-Mondadori, empresa
que más tarde se transformaría en Random House Mondadori y un poco más tarde en
Penguin Random House. Hoy es “Director Editorial de Grupo” y como tal participó
en la adquisición de los sellos de Santillana, como Alfaguara, Taurus, Aguilar,
Suma de letras, Punto de lectura. Penguin Random House es hoy el grupo
editorial más grande del mundo.
—Cuando en marzo se entregó el Premio Alfaguara, se
notaban hasta corporalmente las diferencias entre quienes venían de Random y
quienes venían de Alfaguara. ¿Qué tienen que aprender unos de otros?
—Esto no fue una fusión, fue una compra. En ese sentido,
Alfaguara se tiene que acostumbrar a los procesos de Random. Eso no quiere
decir que no aprovechemos las bests practices de
ellos; hay varias cosas que ellos hacían mejor y nosotros las adoptamos. Tenían
un sistema de conferencias entre los distintos países para informarse y estar
más coordinados: lo hacían mejor que nosotros y nos lo hemos apropiado. Pero en
el resto, la mayoría de las cosas de los procesos de SAP, de informática, de
hoja de cálculo, se tuvieron que acostumbrar a nosotros. Los primeros meses
para ellos fue un poco pesado.
—Random tenía un estilo más moderno y Alfaguara...
—Un poco más clásico, sí. Eso
seguirá siendo así.
—¿Cuáles fueron los aprendizajes de la incorporación?
—El primero es que se aprende
sobre la marcha. Es un aprendizaje de prueba y error. Cuando hicimos la compra
pasamos de 24 sellos a tener 32. Todo el trabajo de adecuación que veníamos realizando
hubo que volver a empezarlo. Con una fusión, el trabajo no para sino que
recomienza. Mientras el rol del editor sigue siendo el mismo, la estructura que
te rodea va cambiando, va creciendo, y hay que ajustarla a la realidad actual.
—Santillana había tomado algunas decisiones desacertadas en los últimos de
los tiempos. Cuando suman los sellos al grupo Penguin Random House, ¿cómo fue
la política de saneamiento?
—El grupo no compra editoriales
para abducirlas o disolverlas. No solo no desguazamos Alfaguara sino que
dijimos que siguiera publicando con su línea editorial, que trabajara como una
editorial independiente, con los editores mismos editores que tenía. Es la
forma que tenemos de trabajar en Random: cada sello trabaja como una editorial
independiente, pero bajo un mismo paraguas de servicios editoriales detrás —red
comercial, el marketing, el back office. De momento los editores tienen la
confianza para seguir desarrollando el trabajo. Si no funciona dentro de cuatro
años, bueno, igual que yo, igual que cualquier otro editor...
—¿El plazo es de cuatro años?
—¡No! No hay plazo. Es una época
de reestructuración; estamos muy contentos. Ten en cuenta que el back office de Alfaguara se quedó allá, no hemos
tenido que despedir a nadie. Hemos traspasado a los editores. Santillana se
quedó con el asunto de los libros infantiles. Tomamos la decisión de que en
cada país haya un solo director editorial —en Argentina es Juan Ignacio Boido—
y debajo de él está el mundo Alfaguara con sus editores y el mundo Random House
con sus editores, en principio compitiendo entre ellos. Alfaguara es un sello
que compite con Literatura Random House.
—Los autores iban y venían. Hubo cruces.
—Por Oyola se pagó un pastón en
Alfaguara, algo que evidentemente yo no quise igualar en su momento, y se fue
allá. Eso ya no va a pasar. La competencia será por un nuevo libro de un nuevo
autor. Si antes lo ve Glenda Vieytes o lo ve Julieta Obedman, quedará en un
sello u otro. Lo que no vamos a hacer es quitarnos autores. Bruzzone o Iosi Havilio
no se van a ir a Alfaguara, ni nosotros le vamos a quitar a Sacheri.
—Los autores tienen menos oferta.
—Y los agentes también: no están
muy contentos. Pero también pueden cambiar de editorial.
—¿La pelea ahora pasa entre Penguin y Planeta?
—Están también las
independientes, con muy buenos resultados.
—¿Cuál es la oportunidad de las editoriales
independientes frente a un mercado cada vez más tomado por los grandes grupos?
—Yo creo que tienen muchas más
oportunidades que antes. Primero porque el oficio se ha hecho menos caro y más
sencillo, se puede hacer de manera artesanal con un Mac en tu casa, y segundo
porque las editoriales pequeñas aprovechan los intersticios que dejamos los
grupos. Se puede hacer un trabajo muy fino, un trabajo de seguimiento. Es más:
hoy las editoriales pequeñas pueden hacer cosas que los grandes grupos no por
la exigencia de rendimiento.
—¿Cuál es el criterio para contratar un título?
—El primero es la conveniencia de
ese libro en tu catálogo. El libro te tiene que gustar, pero sobre todo tiene
que entrar en tu catálogo. Hay muchos libros que me gustan y no los contrato
porque considero que no encajan. A veces contratas libros que sabes que no van
a funcionar, pero lo haces porque crees que el autor va a funcionar en el
futuro o porque aportan valor al catálogo que estás trabajando.
—Sería algo así como que los libros literarios no funcionan económicamente
pero dan prestigio.
—Siempre se ha dicho que en la
edición pierdes dinero con ocho libros, empatas con otro y ganas con el décimo.
Para ser más claro: necesito un par de libros al año que funcionen muy bien
para seguir publicando autores que en principio no funcionan.
—¿Por qué publicarías a autores que no funcionan?
—Hay autores que no funcionan a
nivel de rendimiento económico pero sí a nivel de rendimiento de catálogo.
Todas las editoriales, en una medida u otra, hacen lo mismo. Si tuviera que
buscar el rendimiento en cada uno de mis libros, sería difícil que publicara
según qué cosas. Por ejemplo, en los libros traducidos, que son caros, puedo
sacar un rendimiento a medio plazo, pero si persigo el rendimiento directo es
difícil.
—¿Cuál es el criterio de éxito de un libro?
—Con todos los libros haces una
cuenta económica y se procura que esa cuenta no llegue a cero. El objetivo es
ganar pero se intenta que por lo menos llegue al break even. No siempre se
consigue. Y pocas veces se consigue tener bastantes beneficios.
—¿Qué tiene que tener un autor argentino para que el grupo apueste a
llevarlo a otros países?
—Tiene que entusiasmar al editor
de otro país. Hay mucha autonomía editorial en cada país. Yo llevo autores a
España para literatura Random House todo el rato: Fresán, Pron, Aira. Son
autores que contrato yo en España.
—Pron vive allá, Fresán también.
—Aira no. Son autores míos en el
sentido que yo hago el contrato. Este año, publico a Samanta Schweblin de
Argentina, a Diego Zúñiga de Chile, a Rodrigo Hasbún de Bolivia. Llevo los
libros de Aurora Venturini que todavía no he llevado y algunos de Levrero. Llevo
a Bruzzone, el último de Iosi Havilio, también el de Tomás Abraham.
—Hay una retracción muy grande en el mercado de España, en los últimos
cuatro años cayó el 40%. ¿A qué se debe?
—A un montón de factores.
Primero: la crisis ha sido brutal, segundo: el cambio de paradigma de lectura
—la gente piratea mucho—, y tercero y más importante: la lectura ya no está de
moda. Antes la lectura competía con los videojuegos; ahora compite con el Candy
Crush, con el teléfono, con el iPad, el iPod, y ochocientas mil cosas que son
bastante más sexis que la lectura. ¿Cuánto rato pierde la gente en el WhatsApp?
Son horas que le quitan a la lectura. Eso hace que caiga el libro. Aunque ya ha
parado un poco. El temor a que lo digital acabara con esto no fue así, conviven
bien, y el mercado intenta recuperarse. Y en América latina las cosas van bien.
—¿Con América latina te referís a cada uno de los
países o en general?
—A todos. Antes iba muy bien
México, Argentina iba muy bien en función de las crisis que tuviera, Chile es
un país pequeño pero ahora tiene mucho dinero, Colombia va estupendo.
—¿Cómo ves el mercado argentino en general?
—De toda América latina, es el
más parecido al español. La diferencia fundamental con el nuestro está en los
depósitos en las librerías. En España las librerías están muy mal, cierran y
cierran, y en Argentina aparentemente no ha empezado a pasar. Por otro lado, es
un mercado más de no ficción. Me impresiona lo fuerte que es la no ficción.
Claro que tienen libros de ficción que venden mucho: Florencia Bonelli vende
doscientos mil ejemplares. España sería más de ficción que de no ficción. Pero
Argentina, y no sólo Argentina sino todo el continente, es de no ficción.
—Dos últimas preguntas. ¿Qué estrategias van a
desarrollar a partir de la reapertura de las importaciones de libros?, ¿Van a
traer libros impresos directamente en el extranjero? Y en relación a eso, el
gobierno liberó el cepo cambiario y el dólar, que estaba a casi 10 pesos pasó a
rondar los 14: ¿cómo cambia el plan de negocios con el nuevo tipo de cambio?
—La política de Penguin Random
House es imprimir cuantos más títulos se pueda en los países en los que los
libros se van a vender. En ese sentido, seguiremos igual que hasta ahora,
imprimiendo mucho en Argentina para garantizar el mejor precio de venta
posible. Lo que el cierre de fronteras imposibilitaba era la importación de
pequeñas cantidades de otros títulos. Títulos más exquisitos o elitistas o
sencillamente títulos más locales —entendiendo por local lo español, claro— que
no ameritaban una edición argentina de mil o dos mil ejemplares pero que sí
tenían trescientos o quinientos lectores potenciales. La apertura de fronteras
facilitará el que en las librerías argentinas puedan volver a contar con estos
títulos. El problema, y aquí conecto con tu segunda pregunta, es el cambio,
claro. Los libros importados son siempre más caros que los que se producen en
el país, y si además el peso cae, pues ya no te quiero ni contar. El único
consuelo —escaso, ya lo sé— es que el euro también está en horas bajas con
respecto al dólar, lo que puede equilibrar un poco las cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario