Con firma de Gabriela Cañas,
El País, de Madrid, publicó el
siguiente artículo sobre el interés de los franceses por el castellano. Fue el 23 de septiembre pasado. “Se
dispara la demanda tras la reforma educativa, que ha adelantado el aprendizaje
de una segunda lengua extranjera”, dice la bajada y es para pensar.
Francia necesita con
urgencia 1.000 profesores de español
Los colegiales franceses suelen optar por el inglés
como lengua extranjera, pero a la hora de elegir un segundo idioma se decantan
por el español. Esta situación, que viene de lejos, es más patente durante este
curso que acaba de comenzar. La reforma de la secundaria en Francia, que se ha
empezado a aplicar este mes, ha adelantado la enseñanza de una segunda lengua
extranjera viva a primero de secundaria (Cinquième en Francia) y ello ha
disparado la demanda. Los expertos calculan que Francia necesita con cierta
urgencia mil profesores suplementarios, a añadir a los 20.000 existentes, y, de
hecho, ya se están produciendo contrataciones por decenas.
La reforma del
colegio acometida por la ministra de Educación Najat Vallaud-Belkacem, fue muy
contestada por algunos sectores educativos porque tiene por objetivo reducir el
aprendizaje de lenguas muertas para elevar el de las vivas. Menos horas
lectivas de latín y griego en favor del inglés o el español. Desde este año,
los alumnos del equivalente al español primero de secundaria tienen ya 2,5
horas semanales de una segunda lengua extranjera. La reforma pretende aumentar
en 54 horas la enseñanza de una segunda lengua durante los tres años de la
secundaria a partir del Cinquième, es decir, a partir de los once años habitualmente.
En Francia, el
número de alumnos que eligen el español se ha triplicado en la última década
hasta alcanzar los 2,7 millones de estudiantes. Es la segunda lengua más
estudiada después del inglés (5 millones). Muy de lejos le sigue el alemán (800.000),
a pesar de las ayudas de Berlín. “Nosotros no tenemos ese apoyo”, dice Ahmed
Haderbache, presidente de la Asociación Francesa de Profesores de Español.
Dicho apoyo tiene una razón política. La reforma de la ministra generó incluso
un pequeño problema diplomático porque suponía cuestionar los acuerdos de 1963
por los cuales se estableció un mínimo de alumnos franceses que debían aprender
el alemán y viceversa. El conocimiento mutuo del idioma es una forma de
reforzar la amistad franco-alemana. El Gobierno de Berlín llegó incluso el año
pasado a pedir la retirada de dicha reforma.
España, por el
contrario, no fomenta con fondos oficiales la enseñanza del español en Francia,
se queja Haberbache y confirma una fuente oficial. En principio, lograr un puesto
de profesor no parece complicado. Basta con ser licenciado (ahora es haber
acabado un master) y enviar el currículo al rectorado del departamento en el
que el candidato quiera desarrollar su labor. De esa manera, se puede lograr un
puesto interino que solo se consolidará cuando tres años después se supere una
oposición en la que se demuestre conocer los fundamentos de la enseñanza de la
lengua.
Los sueldos no son
altos. Según Haderbache, un profesor gana una media de 1.500 euros netos al
mes, mientras que el salario mínimo en Francia está en los 1.466 euros brutos.
Con varios años de docencia se pueden superar los 2.000 euros. La demanda
actual de profesores ha disparado el número de personas que se dedican a la
enseñanza tras haber tenido que dejar otros empleos y que no están por tanto
suficientemente formados.
Según algunos
análisis realizados en el mundo educativo francés, los alumnos franceses optan
por la lengua de Cervantes porque tienen una buena imagen de los españoles y
porque la consideran la puerta para América Latina.
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