lunes, 29 de junio de 2009

Traducir, aunque infame, puede ser divertido


A fines del año 2000 se publicó en castellano Puro humo, que es la versión castellana de Holy Smoke, un libro escrito inglés por el cubano Guillermo Cabrera Infante (foto: Lalo Borja, 1979). Algo después, el autor de Tres tristes tigres le concedió una entrevista a Cecilia Diego, donde, además de hablar sobre las dificultades de traducción que supuso pasar del inglés al castellano ese libro, se refiere igualmente a lo que él llama "la posesión de la lengua" por parte de los españoles. El tema, a la hora de las traducciones y su eventual aceptación o rechazo resulta crucial a uno y otro lado del Atlántico. De ahí su pertinencia en este blog.

"Difícil, mover las cosas cuando se fijan en un idioma"

Puro humo es el libro más esperado entre los aficionados a la narrativa de Guillermo Cabrera Infante, quienes aguardaron quince años para tener la versión en español de Holy Smoke que, como dijo Susan Sontag, colocó al autor entre los sorprendentes escritores con una prosa brillante en más de un idioma al lado de Beckett y Nabokov. Puro humo parecía, pero al final se materializó. Un éxito de ventas y con la crítica, tiene esta historia del tabaco desde su descubrimiento por los europeos, que muestra una de las cosas que el escritor cubano mejor sabe hacer: jugar con las palabras, en un mar de referencias cinematográficas.
Para Cabrera Infante la versión al español de Puro humo no fue un dolor de cabeza, como era de esperarse, por las dificultades lingüísticas del texto en inglés, sino en realidad un dolor en el hígado y a éste atribuye el hecho de que se le reventara la vesícula, lo que derivó en una septicemia que por poco no cuenta. Ahora, ya recuperado con la fantástica edición en manos de miles de lectores que agotaron en pocos días los 17 mil ejemplares del primer tiraje, Cabrera Infante no quiere parecer contento aunque en el fondo lo está. Quien ríe para sí mismo, no ríe: razona.
"No me canso de decirlo, este libro me tomó mucho más que Tres tristes tigres... fue una experiencia terrible, peor que volver a escribir el libro. Tuve que trabajar más en Puro humo, porque debí reconstruir una traducción infame. Me enfermé. Se me reventó la vesícula", dijo en la sala de su casa ubicada al oeste de Londres, donde vive inundado de libros.

Malabarista del lenguaje
"Al final yo me pregunto si está bien o está mal", dice de Cabrera Infante el crítico español Juan Antonio Masoliver, quien señala la necesidad del autor de "regresar a su pasado cubano y a lo cubano. Conviene insistir en este aspecto porque sus detractores han querido ver exclusivamente en él simplemente al divertido malabarista del lenguaje. Divertido, sin duda lo es: es el mayor cómico del lenguaje de nuestra lengua... pero el humor nace siempre de la melancolía. El percibe el lado absurdo de la vida y lo expresa con un lenguaje imaginativo, anarquizante y absurdo".
Cabrera Infante, traductor de James Joyce, fue incapaz de traducirse a sí mismo.
"Lo intenté y me encontré que lo hecho no tenía nada que ver con el libro en inglés. Preferí dejarlo. Tú sabes que cuando las cosas se fijan en un idioma es muy difícil moverlas. Tuve que traducir Dublineses, de James Joyce y me costó mucho trabajo, para que luego vinieran los españoles y me dijeran que eso no era español.
"Traducir, aunque infame, puede ser divertido. Por ejemplo, me divertí poniendo muchas cosas en cubano, apoyándome para justificarlo en que Joyce escribió como un irlandés. Y muchas cosas que eran dublinesas, las transformé en habaneras. Ahí fue donde vino el problema. Hay personas muy atrevidas en España."

Lengua en retirada
"El otro día cuando di una charla en Murcia –prosigue Guillermo Cabrera Infante– se me acercó un señor, era un viejo muy bien parecido, muy elegante, muy atildado y me dijo: 'Usted sabe que aquí no decimos lindo, decimos hermoso, bonito, ¿te das cuenta las cosas que uno tiene que oír?'. Bueno, le dije, usted sabe que en veintiún países de América dicen lindo."
El libro que va ahora en la tercera edición ha sido un éxito que no esperaba, siguiendo los pasos del anterior Cine y sardina.
Ello destaca que los españoles "se han recobrado del impacto que sufrieron con el llamado boom latinoamericano, ahora vino la inversión, cuando hay una ola siempre hay una respuesta de la playa.
"España ha tomado posesión de la lengua y ha vuelto a ser el dueño de una manera muy agresiva, ha vuelto a traducir todo por españoles cuando antes se aceptaban versiones de mexicanos o argentinos.
"Por otro lado, parece que el español en ese país agoniza por el empeño que tienen de hablar cada uno en su lengua. Por ejemplo, en el aeropuerto de Barcelona los letreros están primero en catalán, luego en inglés y en tercer lugar aparecen en español.
"El problema grave que tiene España es el aspecto lingüístico. El idioma está en retirada en todas partes, ¿tú has visto a esos vascos declarando ante el juez en vasco?"

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