miércoles, 13 de junio de 2018

A un año de haber asumido, una entrevista con Silvia Sesé, directora editorial de Anagrama


Publicada el 4 de junio pasado en el diario chileno La Tercera, la siguiente entrevista del periodista trasandino Gonzalo León con la editora Silvia Sesé (cfr. en este blog, entradas del 19 de mayo de 2010, 19 de abril de 2011 y 1 de mayo de 2018), tuvo lugar durante la reciente visita de la actual directora editorial de Anagrama, de España, a la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

“Siento realmente una tristeza
porque Bolaño no esté en el catálogo”

Silvia Sesé se hizo conocida en el mundo editorial de lengua castellana cuando como editora del sello Destino, del Grupo Editorial Planeta, descubrió al escritor sueco Stieg Larsson y su saga Millennium. Rápidamente la saga se convirtió en el mayor éxito de ventas de los últimos años del Grupo Editorial Planeta, del que Destino forma parte. Desde ahí los ojos del mundo editorial pusieron los ojos sobre ella, por eso no fue extraño que tras la adquisición de casi todas las acciones de Anagrama por parte de editorial Fetrinelli fuera designada como directora editorial, reemplazando a su fundador y mítico editor, Jorge Herralde, quien se quedó con el 1%. Desde comienzos del año pasado ocupa tal cargo y Herralde asesora al sello que, durante su dirección, dio a conocer en América Latina y España a una vasta generación de escritores de otras lenguas, como Charles Bukowski, Amélie Nothomb, John Kennedy Toole, Richard Ford y Jane Bowles, y también autores de lengua castellana, que tuvo en Roberto Bolaño su caso más emblemático. Hoy Anagrama, pronto a conmemorar el medio siglo de existencia, se prepara para el futuro, de ahí que Silvia Sesé esté muy atenta a las innovaciones de la industria editorial, que tiene en los audiolibros un mercado a explorar y en franco crecimiento, pero también no descuida las traducciones ni menos el mercado latinoamericano, del que quiere incorporar autores nuevos. Esta charla ocurrió en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA).

–Llevas casi un año y medio al frente de Anagrama, ¿cómo ha sido el desafío de suceder a Jorge Herralde?
–En realidad Jorge viene todos los días a la editorial. Yo estoy al frente de la dirección editorial, pero con la ventaja enorme y el privilegio de tenerle a él ahí cada día para para charlar, para intercambiar opiniones, para pedirle consejo, para todo. Entonces digamos que es la manera más fácil de asumir una responsabilidad como ésta y la más natural es tenerle allí; por otro lado trabajo con el mismo equipo con el que ya trabajaba Jorge, aunque con algunas pocas incorporaciones.

–¿No hay complicaciones entonces?
–A ver, tiene su complicación, porque estamos en un momento para el mundo editorial que es difícil, de una crisis superada en cierta parte pero con una bajada de ventas y de número de ejemplares por libro, es decir de tirada, que ya no va remontar, que no va a volver a los años anteriores. Es un momento de cambio, donde cualquier pequeña cosa desestabiliza lo que es el catálogo y el resultado.

–Las industrias del libro de España y Argentina han vivido crisis. Según algunos, le pega menos a las editoriales pequeñas y medianas y más a las grandes, porque las grandes apelan más al lector ocasional y ese terreno ahora está en disputa con Netflix, internet y los videojuegos. ¿Estás de acuerdo con eso?
–De alguna forma sí, es cierto que está el gran lector que podemos contar, que es el lector de literatura, pero también ese lector tiene otros intereses y digamos que sus necesidades son cubiertos por muchísima más competencia, y en ese sentido es fantástico el nacimiento de un montón de editoriales independientes muy interesantes, que de verdad cubren un amplio espectro, pero la verdad es que el número de lectores no ha crecido, al contrario, se ha empequeñecido. Entonces sí, la crisis puede pegar más fuerte a las grandes cifras y las cifras pequeñas son más sostenidas y no hay variaciones tan enormes, pero por otro lado yo creo que en general sí ha disminuido la compra de libros de este grupo de lectores, que también está interesado en muchas otras cosas.

–Tradicionalmente Anagrama ha apelado a un lector de literatura…
–Pero Anagrama también ha conseguido durante sus casi cincuenta años grandes hitos, tanto para llegar como para crear lectores, con un tipo de propuestas literarias que han ido desde la literatura más sofisticada hasta la más nueva en algunos momentos, pero también con títulos que se han convertido en clásicos contemporáneos. Entonces yo creo que es un catálogo muy sólido, con clásicos grandes, que de alguna manera ha popularizado la editorial, pero también con éxitos enormes, que no solamente han ido a un lector específicamente literario, sino a un público más amplio.

–En una entrevista de hace algún tiempo Jorge Herralde destacaba como éxito de ventas La conjura de los necios, de John Kennedy Toole.
–Lo que sucede con un tipo de éxitos como éste es que cuando trasciende este número de lectores que nosotros pensamos que son los lectores literarios, la editorial crea una necesidad en un público menos sofisticado quizá que no esperaba comprar ese libro, entonces efectivamente se crean lectores al provocar el deseo de tener ese conocimiento. Y conseguir darle forma a ese deseo y de una forma continuada, durante años y con un catálogo sostenido, es una de las mejores cosas que ha hecho Anagrama, y también es lo que querríamos continuar.

–Las traducciones son muy importantes para la editorial, sobre todo de autores contemporáneos, en algunos casos rupturistas, que han abierto una línea de lectura para nuevas generaciones, pero por otro lado, está la literatura en lengua castellana, donde hay autores españoles y latinoamericanos. ¿Cómo se ecualiza estos dos mundos hoy?
–Para Anagrama, para Herralde y para lo que queremos hacer también, es muy importante estar atentos a literaturas que traen nuevas propuestas en todas las lenguas y Panorama de Narrativas es la colección amarilla ha abierto camino, sobre todo en literatura norteamericana, francesa, inglesa, italiana, y además lo ha hecho de forma sólida, sustentable, apostando por autores a largo plazo, que me parece es la forma real de crear ese interés entre los lectores, porque no suceden las cosas con un libro, con dos; con Richard Ford por ejemplo, Anagrama ha publicado todos sus libros y le ha seguido hasta que se consiguió una consolidación del autor en el público en español. Hace un año le dieron el Príncipe de Asturias, lo que demuestra que además de ser un autor muy querido por el público en español y a veces más conocido, puede que sea más apreciado y más vendido en español que quizá en su propia lengua.

–Eso es lo que hace cualquier editorial en un punto, ¿no? ¿Mover a sus autores?
–Sí, pero por otro lado es muy importante para cualquier proyecto editorial con voluntad de incidir es básico publicar en la lengua propia, porque realmente es ahí donde se juega el compromiso con la propia literatura, ahí está esa especie de interconexión entre el creador y la industria. Yo creo que el hecho de empezar con la colección de Narrativas Hispánicas y el estar comprometido con la publicación de autores españoles y latinoamericanos y darlos a conocer en los distintos países es lo que nos caracteriza.

–Kurt Wolff, el gran editor de Kafka, decía que había que publicar primero a los autores de la lengua a la que pertenecía.
–Es que es ahí donde se juega realmente el compromiso con la literatura. Además el editor es el primer lector: la traducción es fantástica y muchísimos lectores en España hemos conocido autores de afuera gracias a colecciones como las de Anagrama, pero realmente donde incides y donde más te la juegas es en la literatura en tu propia idioma, donde decides qué línea seguir, por dónde apostar, a quién apoyar. Ése es el trabajo más de editor.

–Anagrama está muy presente en el mercado latinoamericano, no solamente con las traducciones, sino con autores argentinos, chilenos, de todas las nacionalidades casi.
–Ricardo Piglia, que se publicó en otras editoriales pero creo que para muchísimos lectores, como yo, lo conocimos cuando apareció en la colección Narrativas Hispánicas, lo mismo con otros autores argentinos, chilenos y mexicanos. Y bueno, es lógico: el Premio Herralde de Novela tiene una gran tradición de latinoamericanos que lo ganaron, ahora mismo no recuerdo el número exacto que lo ganaron pero te diría que es fifty/fifty en latinoamericanos/españoles.

–A propósito de latinoamericanos y de autores que descubrió Anagrama y que supo vender muy bien, ¿cuál es la evaluación que haces del fenómeno Roberto Bolaño, que ya no lo publican ustedes, sino Alfaguara, y del que están editando cosas que había escrito en los 80, con lo que su obra póstuma podría alcanzar o superar la cantidad de títulos publicados en vida?
–Bueno, eso la verdad es complicado comentar con argumentos realmente de peso, porque tampoco conozco bien su obra, conozco los dos últimos libros que se publicaron, pero también nosotros apostamos por publicar póstumos. Ahora a mí Bolaño me parece un autor fundamental, importantísimo, siento realmente una tristeza porque no esté en el catálogo de Anagrama, pero esas cosas pasan y la vida sigue. Y por otro lado creo que Anagrama hubiese hecho lo mismo publicando esas dos obras, por lo menos, las que leí, porque me parecen suficientemente importantes para publicarlas. En ese sentido creo que Random House ha hecho lo lógico.

–¿Crees que Bolaño fue un escritor chileno, mexicano o español?
–A mí Bolaño me parece un escritor en lengua española. Yo lo he leído sin tener la exacta percepción de su nacionalidad, pese a que la sabía, pero esas cosas de pronto uno las olvida. Lo he leído como un escritor, repito, importantísimo en nuestra lengua, y no me ha importado si es chileno o mexicano; evidentemente es un escritor que aglutina muchísimas tradiciones y que pertenece a todos estos lugares.

–¿Qué tanto interés hay ahora en España por los autores latinoamericanos?
–Yo creo que vivimos un poquito de espaldas, quizá ahora no tanto: entonces ni aquí interesan tanto los autores españoles ni en España interesan tanto los autores latinoamericanos, tanto como debería, por importancia, por talento y por número. Pese a ello creo que hay muchos editores en España absolutamente atentos a la obra de muchos escritores de acá, como no puede ser de otra manera, porque hay verdaderos talentos y gente muy interesante. No sé por qué pasa, pero imagino que hay un tema con las diferentes modalidades de la lengua.

–¿Es sólo una impresión o parece que las traducciones que están haciendo las editoriales españolas no están, como se suele decir, tan “gallegas”, tan llenas de españolismos?
–Es verdad que los traductores y las editoriales están buscando maneras más neutras para soluciones posibles, en este sentido sí creo que hay una atención mayor hacia ello, pero también depende mucho de los libros. Porque hay novelas en las que se utiliza mucho slang y en ellas quizá es muy complicado que acabe siendo la mejor opción la más neutra, porque realmente tienes que poner un poco de carácter ahí, y ahí es donde más se juega en terreno resbaladizo, donde más se ve lo local y evidentemente las “gallegadas” o lo que sea, aunque también es verdad a veces se hace demasiado problema cuando nosotros hemos leído, y esto lo comenta Herralde a menudo, libros de Monte Ávila, de Sudamericana, con soluciones que no son las habituales en el español de España y no ha pasado nada: todos comprendemos, así que no lo veo tan problemático.

–¿Pero en esta traducción un poco más neutra de las editoriales españolas hay decisión editorial o un adecuamiento de los mismos traductores?
–No, hay una atención editorial, un trabajo interno para pensar cuál es la mejor opción.

–Hace unos años, cuando España aún no salía de la crisis editorial (hoy parece que lo ha hecho), el director editorial de Planeta Cono Sur, Ignacio Iraola, comentaba en una entrevista que a las sedes de Planeta en Colombia, Argentina y México se les pedía un mayor esfuerzo en las ventas de parte de la casa matriz. Anagrama, si bien no es una trasnacional, ¿qué espera de estos mercados?
–Directrices no hay, pero es cierto que ha crecido la parte que corresponde a la facturación total de países latinoamericanos con respecto a otros momentos de la editorial, por eso seguimos muy atentos a un mercado, porque no es solamente un tema de facturación sino un tema de voluntad, de presencia, de amplitud y de compromiso con las propias literaturas de nuestra lengua. Creo que siempre hemos estado muy cerca. De hecho Herralde ha estado cerquísima de Argentina y de México, especialmente. Lo que sí tenemos es una voluntad de estar más presentes con mejores precios, con una política de llevar autores a los distintos festivales.

–¿Cuáles han sido en tu experiencia los cambios que ha sufrido Anagrama desde que fue comprada por Fetrinelli?
–Fetrinelli es una editorial que sentimental e ideológicamente está muy cercana a Anagrama, pero además hay relaciones de amistad, personal y familiar, muy cercanas al propio Jorge. Por otro lado, Carlo Fetrinelli siente una fascinación por Anagrama, le ha gustado desde siempre, y quiere llevarla al futuro con un carácter que se mantenga y darle también todas las posibilidades tanto tecnológicas como de futuro para que se desarrolle. Y yo también las noto cerca, nada inclusivos en lo que sería catálogos, con mucho diálogo. En cuanto a la metodología de trabajo tenemos más apoyo, un editor con posibilidades de apoyarnos si queremos desarrollar más el mercado latinoamericano, de apoyar más algunas cosas que solos quizá no podríamos, pero en cuanto a decisiones en cuanto al catálogo eso sigue siendo nuestra.

–Por último, ¿qué proyectos están desarrollando?
–El año que viene cumplimos cincuenta años y queremos celebrarlos con proyectos, por un lado, conmemorativos pero también con proyectos de futuro y para eso ya hemos empezado con dos colecciones de alguna manera nuevas, aunque en realidad se trataba de revitalizar una colección que ya estaba: los cuadernos. Y, por otro lado, Anagrama Gráfica. Pero además estamos muy atentos al tema del audiolibro, sobre todo viendo distintas opciones, viendo cómo lo podríamos desarrollar. Estamos atentos a cómo podemos mejorar nuestra presencia en Latinoamérica, con solidez estamos trabajando en este sentido, y bueno, hay proyectos de asentar y de hacer más sólida la editorial, incorporando autores nuevos.

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