Matías
Battistón (Buenos
Aires, 1986) es traductor y docente de
traducción literaria en la Universidad de Belgrano, y ha dado seminarios de
traducción en la Maestría en Traducción Literaria en Trinity College Dublin. Ha
traducido, entre otros, a John Cage, Marcel Proust, Oscar Wilde, James Joyce,
Édouard Levé, Gustave Flaubert y Ed Wood. Actualmente trabaja en una nueva
traducción de la trilogía de Samuel Beckett al castellano, así como en textos
de Jean-Luc Godard y Roland Barthes.
Camarada de armas en Looren y gran consumidor de caldos envasados (de hecho, ha logrado demostrar que es posible sobrevivir a base de aguas calientes saborizadas), se prestó valientemente a la siguiente entrevista.
Camarada de armas en Looren y gran consumidor de caldos envasados (de hecho, ha logrado demostrar que es posible sobrevivir a base de aguas calientes saborizadas), se prestó valientemente a la siguiente entrevista.
“Hacer
lo de siempre donde nunca”
– ¿Qué viniste a hacer a Looren?
–Vine a Looren a traducir una
recopilación de textos de Roland Barthes y trabajar en una novela de Beckett, y
en lo posible a establecer contactos con otros traductores y descubrir autores
suizos de lengua francesa.
–¿Con qué te encontraste?
–Por un lado, una casa en medio de un
paisaje idílico y casi científicamente diseñado para generar postales, donde se
puede trabajar con mucha comodidad y sin interrupciones. Por el otro, un grupo
muy diverso de traductores, en un clima de gran generosidad y buena onda. La
organización, además, es tan buena que aunque fuera de cualquier otra
nacionalidad uno la seguiría considerando suiza. Creo que supera cualquier
expectativa.
–Entiendo
que tenés experiencia con otras becas internacionales. ¿En qué se diferencia ésta de otras experiencias que
hayas tenido?
–A diferencia de otras becas, en las que
uno por lo general se aloja en plena ciudad y tiene un contacto más bien
esporádico o casual con otros traductores, en Looren uno está en un bosque a
diez minutos de un pueblito, que a su vez está aproximadamente a una hora de
Zurich; este entorno monástico no solo ayuda a concentrarse en el trabajo que
uno tenga que hacer, sino que también genera un ambiente más propicio para
charlar con los demás traductores en la casa, compartir comidas y quizá incluso
planificar actividades en común. Todo esto, vale aclarar, con total respeto por
la misantropía propia y ajena, como debe ser: lo social se ofrece pero no se
impone.
–¿En qué medida esta beca te permite un mejor
conocimiento de la literatura suiza respecto de lo que ya sabías?
–Además de las bien provistas bibliotecas
de la casa, de los ejemplares de cortesía de obras suizas y de las
recomendaciones de entendidos, durante nuestra estadía Looren organizó un viaje
a Lausanne y Ginebra para todos los becarios que traducían del francés. Así
pudimos conocer a académicos, editores, escritores, gestores culturales y
representantes de varios sectores de la producción del libro en Suiza, y
volvimos cargados de obras de autores más que interesantes cuya existencia (mea culpa) en algunos casos ni
sospechábamos. Una introducción de lujo a la literatura local.
–¿Recomendarías a otros traductores el programa de
Looren América latina? Si sí, ¿por qué?
–"¿Por qué me conviene viajar gratis
a Suiza?" es una pregunta que se escucha a menudo, es cierto. Difícil
responderla. Yo aventuraría: por el trabajo que uno puede adelantar, por la
gente y los lugares que uno puede descubrir, por la enorme tarea que está
haciendo Looren por la traducción, por el mero placer de hacer lo de siempre
donde nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario