El pasado 23 de abril, el periodista Daniel Gigena publicó en el diario La Nación, de Buenos Aires, una nota
sobre Los 154 haikus de Shakespeare, la extraordinaria transformación de los sonetos del autor de Hamlet
en poemas japoneses, con claro acento porteño, mágicamente perpetuada por el
escritor y traductor Andrés Ehrenhaus,
conjuntamente con el dibujante e ilustrador Elenio Pico.
En el mes de Shakeaspeare, los poemas del Bardo
se trasforman en haikus ilustrados
William Shakespeare escribió haikus? En verdad, el gran poeta
inglés no cultivó esa forma de la poesía japonesa, caracterizada por ser una
breve pieza verbal de cinco, siete y cinco sílabas de tres versos,
respectivamente, y sin rima. Sin embargo, el escritor y traductor argentino
Andrés Ehrenhaus (Buenos Aires, 1955) "destiló" de los sonetos
shakespereanos 154 haikus. Autor de relatos donde el humorismo se conjuga con
la agudeza y la experimentación verbal, como pasa en Monagatari (1997), La seriedad (2001) y Un obús cayendo despedaza (2014), en su
nuevo libro, en el que colaboró el dibujante Elenio Pico (Buenos Aires, 1960),
Ehrenhaus debuta como compositor de haikus. En noviembre pasado, el sello
español La Fuga publicó Los 154 haikus
de Shakespeare, que ya se encuentra en librerías del país (Shylock se
hubiera asombrado al conocer el precio del volumen: $1600).
Son célebres las versiones en
español que Ehrenhaus hizo de cuentos de Oscar Wilde y novelas de Lewis
Caroll, Jack Kerouac y Jamaica Kincaid, entre otros autores en lengua inglesa.
Tradujo, además, la poesía completa de Shakespeare, de quien el martes se
celebrará un nuevo aniversario: en librerías argentinas aún se puede encontrar,
a un precio relativamente accesible, la edición de DeBolsillo. Desde 1976,
reside en Barcelona. "Traduzco mucho y escribo menos de lo que me
gustaría", admite. Traducir los poemas de Shakespeare le llevó cuatro años
y escribir los 154 haikus, una semana. "Se puede decir entonces que
escribirlos me llevó cuatro años y una semana", concluye.
Hay equipo
"Después
de jugar un partido, en el vestuario, le conté a Elenio lo que estaba haciendo
con los sonetos y le sugerí la posibilidad de redondearlos con un dibujo
-cuenta Ehrenhaus sobre el germen de una idea poética que transformó versos
endecasílabos en fórmulas silábicas ilustradas-. Se entusiasmó y me pidió que
le contara cuál era el contexto de los sonetos originales, aunque a mí me
interesaba más que se dejara llevar por los poemas ya destilados. En ambos
casos el secreto fue el vértigo, pero también el cariño, en todas las
direcciones posibles". Fieles a ese arrebato hasta el final, ni él ni Pico
corrigieron una coma o una línea.
"Cuando retomé los sonetos para hacer los haikus, llevaba tiempo sin releerlos y eso lo aproveché en mi favor", dice. El narrador y traductor escribió de la manera más "silvestre" posible, dejándose llevar por la intuición más que por la necesidad de respetar los originales del bardo de Avon. "Traté de conservar el primer perfume. Como traductor de poesía soy un formalista acérrimo, porque creo que las constricciones formales ayudan a la creación; en cambio, pienso que la libertad absoluta la dificulta". Un soneto es una composición de catorce versos (en general de once sílabas) que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el terceto final, como si el poema fuera un silogismo, se suele dar una conclusión al desarrollo anterior.
El autor de
la novela Tratar a Fang Lo considera
su nuevo trabajo una hipertraducción. Y es, si se quiere, dos (o tres) libros
en uno. Cada haiku corresponde a un soneto, que se identifica con un número, y
está acompañado de un dibujo de Pico. Los grandes temas shakespereanos, como
las vicisitudes del amor, las pasiones, la fatalidad y las formas del
desconsuelo, están presentes en los haikus ehrenhausianos.
Los dibujos agregan otra
dimensión a los poco contemplativos haikus del escritor argentino. El
dibujante, que en los años 90 fue curador del Espacio Historieta del Centro
Cultural Recoleta, aporta su típica impronta, cóctel visual de obras de Paul
Klee con imágenes precolombinas, y de bestiario geométrico con las fantasías
espirituales de Xul Solar . "Los dibujos convierten el conjunto en
una especie de cómic interminable", señala Ehrenhaus.
En ciudades de España, algunos
lectores les dijeron a los autores que los poemas ilustrados se leían como si
fueran hexagramas del I-Ching.
Pronto, fans argentinos de los haikus, de Shakespeare, de Ehrenhaus, de Pico o
de los libros ilustrados editados con esmero podrán compartir sus impresiones
en persona con el autor, traductor y poeta. Eherenhaus, que actualmente trabaja
en la traducción de la poesía completa de Edgar Allan Poe, viajará a
Buenos Aires para presentar, el 29 de abril, Los
154 haikus de Shakespeare en la Feria Internacional del Libro de
Buenos Aires y, el 30, en el Instituto Goethe. "Y a comer
asado", se esperanza desde Barcelona.
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