lunes, 1 de julio de 2019

Por qué no hay que usar el Diccionario de la Real Academia, prejuicioso, racista y mal redactado (5)


Si hacemos un poco de historia, tenemos que en 1789, el químico francés Claude Louis Berthollet (1748-1822) sintetizó un nuevo compuesto con propiedades desinfectantes y blanqueadoras que denominó agua de Javel. Se trataba del hipoclorito de sodio, que se conoce también como lejía, lavandina, agua jane, cloro, blanqueador, etc., según las denominaciones que se le dan en los diversos países de la lengua castellana.

Hoy, todos esos nombres sirven para denominar  a una gran variedad de sustancias que, en disolución  acuosa, son un fuerte oxidante, y que suelen utilizarse como desinfectantes, como decolorantes y en general como solventes de materias orgánicas, sin embargo, puestos a ¿definir? los cosos de la RAE nombran se abocan a “lejía”, reservando para todas las otras variantes el rango de “americanismos”:

Lavandina
De Lavandina®, marca reg.

1.     f. Arg., Bol., Chile, Par. y Ur. lejía.
  
lejía
Del lat. lixivia.

1.     f. Solución de sales alcalinas en agua, que se utiliza en limpieza como desinfectante y blanqueador doméstico.
  
Dejando de lado, de momento, que bien podría decirse que la lavandina al menos es simplemente cloro disuelto, y que “en limpieza” no hace falta en la frase (ya que el DRAE economiza tanto), el problema aquí es que el idioma rector es el español de España, puesto que quien oiga o vea escrita la palabra “lavandina” sabrá que es el modo en que en ciertos países llaman a la lejía… Es decir, el DRAE traduce, no define. Y está bien que lo haga, al final, ¿no? Porque se trata de idioma distintos. Salvo que el DRAE debería aclarar entonces que es un diccionario multilingüe.

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