“Un modo de lectura muy profundo”
—Te hago la última pregunta porque no hablamos de tu
tarea como traductora y sos una de las traductoras últimamente más reconocidas
sobre todo porque te tocó trabajar además con textos que dieron a conocer de
pronto autores, autoras también muy valiosas que no eran tan conocidas y se
conocieron a través de tu trabajo. Cómo influyen autoras como Lydia Davis o
Sharon Olds u otros, cómo influye en tu trabajo como escritora la traducción.
—Es un modo de lectura muy profundo la traducción, entonces yo siempre digo para mí Sharon Olds me cambió mi manera de escribir ciertas cosas. En este libro yo creo que ella está ahí. Cuando yo traduzco es como si le diera la bienvenida a un lenguaje extranjero en el lenguaje propio y quisiera que se sintiera cómodo y tengo que mirar eso y tengo que a la vez ser muy fiel, quiero ser muy fiel a la emoción que me produjo lo que leí, a la temperatura que yo creo que tiene la palabra, que eso es un término que usa Lydia Davis, la temperatura de las palabras. Entonces busco mucho, mucho, mucho cómo decir y primero tengo que entender perfectamente lo que estoy traduciendo. Una vez que lo entiendo lo hago pasar como por una especie de tamiz y ahí empiezo a buscar las palabras. Y es un trabajo tan arduo que inevitablemente se traslada a mi propia escritura, porque me vuelvo mucho más precisa. Hay algo de precisión para mí, de la eficiencia del lenguaje, de la eficacia, de decir "esto dicho así dice lo mismo pero no tiene la misma precisión", por ejemplo. Sharon Olds es un bisturí cómo escribe, es con la espada de mi boca, tiene un filo para escribir, para contar las cosas, para hablar del cuerpo, que yo creo que es inevitable que me haya transformado, porque de algún modo es como tomar su manera de decir y buscarla en mi propia lengua.
—Es un modo de lectura muy profundo la traducción, entonces yo siempre digo para mí Sharon Olds me cambió mi manera de escribir ciertas cosas. En este libro yo creo que ella está ahí. Cuando yo traduzco es como si le diera la bienvenida a un lenguaje extranjero en el lenguaje propio y quisiera que se sintiera cómodo y tengo que mirar eso y tengo que a la vez ser muy fiel, quiero ser muy fiel a la emoción que me produjo lo que leí, a la temperatura que yo creo que tiene la palabra, que eso es un término que usa Lydia Davis, la temperatura de las palabras. Entonces busco mucho, mucho, mucho cómo decir y primero tengo que entender perfectamente lo que estoy traduciendo. Una vez que lo entiendo lo hago pasar como por una especie de tamiz y ahí empiezo a buscar las palabras. Y es un trabajo tan arduo que inevitablemente se traslada a mi propia escritura, porque me vuelvo mucho más precisa. Hay algo de precisión para mí, de la eficiencia del lenguaje, de la eficacia, de decir "esto dicho así dice lo mismo pero no tiene la misma precisión", por ejemplo. Sharon Olds es un bisturí cómo escribe, es con la espada de mi boca, tiene un filo para escribir, para contar las cosas, para hablar del cuerpo, que yo creo que es inevitable que me haya transformado, porque de algún modo es como tomar su manera de decir y buscarla en mi propia lengua.
— Permeó en tu propia lengua.
—Exacto. Es como si hubiera pasado por una forma
de tratar el lenguaje, que por supuesto no es el de ella porque ella es
norteamericana, pero es el equivalente en español, en castellano. No puede no
haberme marcado. Yo siento mucha
gratitud con Sharon Olds. A mí además
me permitió hablar de una manera de cosas que yo quería hablar y ella tiene esa
manera, como si yo hubiera dicho "ah, se puede hacer esto".
— Era esto.
— Era esto. Era esto lo que yo estaba buscando,
sí.
La entrevista completa puede leerse en https://www.infobae.com/america/cultura-america/2019/07/25/historias-de-amor-sexo-soledad-y-miedos-ines-garland-cuenta-como-es-narrar-la-intimidad-en-voz-baja/
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